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  «EIKASMOS» XX (2009) Antonio López Eire (1943-2008) Precisamente en un período en el que hacía gala de su óptima capacidad tantodocente como investigadora, un trágico accidente nos ha arrebatado a la personade Antonio López Eire, helenista de profesión, pero que hizo del humanismo unejemplo de praxis, de escuela y de ética. Crudele, acerba, inessorabil morte , queresulta más injusta si cabe al hacerse presente al alba de un nuevo curso, en lashoras previas al inicio de las clases, cuyos estímulos y esperanzas se han marchitadosin remedio. Cuánto dolor y nostalgia atraviesan las salas y pasillos de la antiguauniversidad salmanticense, y cuántos gratos recuerdos, sazonados de una inmensaamargura, invaden las calles de la sede académica en que desde hace siglos se haconvertido la ciudad entera.La pérdida del maestro López Eire no puede reducirse al ámbito estricto de lafilología griega. Hemos de insertarla también en los marcos de la creación litera-ria española en lo que respecta a la traducción de los clásicos; del conocimientode la retórica y la poética antiguas; y de la reforma de los estudios clásicos, enespecial de la concepción global de sus métodos didácticos. Esta triste ocasiónexige tratar con arreglo a sus merecimientos una vida dedicada a la difusión de lacultura antigua.Como es sabido, Antonio López Eire ha regalado a la cultura de lengua españolaversiones renovadoras de Homero (Madrid 1989) y de Demóstenes (obra completa,Madrid 1980-1985; traducción parcial en 1998), sin olvidar tampoco las traduccionesde los estoicos (Barcelona 1990), de las comedias aristofánicas  Las asambleístas  (Barcelona 1977) y  Lisístrata (Salamanca 1994), de la Poética de Aristóteles (Ma-drid 2002) y del Sobre los remedios medicinales de Dioscórides (Salamanca 2006,en colaboración con Francisco Cortés). Su  Ilíada en versión rítmica no es tan sólouna obra maestra de la traducción, sino también un modelo hermenéutico de lacreación homérica. Los tres volúmenes de los discursos de Demóstenes resaltantambién como una sólida contribución al estudio de la retórica ática, un campo muyquerido de López Eire. Pero son tal vez sus traducciones de Aristófanes las que levaldrán la admiración de las generaciones futuras por la suma de talento, destreza,precisión y sentido del humor. Por tanto, se reconoce en la figura de López Eire aun helenista extraordinariamente dotado para la traducción, y simultáneamente aun maestro en el uso de la lengua española. Su profundo conocimiento tanto de lalengua griega en su conjunto como del estilo específico de los autores concretoshacía de toda traducción una guía insubstituible para la aproximación a las obras   2 REDONDO I SÁNCHEZ clásicas. Para quienes aprecian la calidad artística de la traducción más allá de labelleza del srcinal, López Eire ha ofrecido una rica y múltiple colección de joyas,magnífico legado y fortuna imperecedera para la cultura de lengua española.Docente de absoluta competencia a pesar de su natural timidez, admirado poralumnos, colegas y toda clase de oyentes por la exactitud de la exposición y por lamagia de una brillantísima arte oratoria, López Eire merece un lugar de privilegioentre los expertos modernos de la poética y la retórica antiguas. En su excepcio-nal currículum se cuentan las siguientes contribuciones mayores: Orígenes de la poética (Salamanca 1980),  Los orígenes de la oratoria y la historiografía en laGrecia clásica (en colaboración con Carlos Schrader, Zaragoza 1994), Semblanzade Libanio (México 1996),  Retórica clásica y teoría literaria moderna (Madrid1997, reimpreso en 2002),  La retórica en la publicidad  (Madrid 1998),  Retórica y comunicación política (con Javier de Santiago, Madrid 2000), Esencia y objetode la retórica (Salamanca 2000),  Los fundamentos de la retórica (Bahía Blanca2001), y Poéticas y retóricas griegas (Madrid 2002). Añádanse los diversos trabajossobre Andócides, Demóstenes y Libanio, los orígenes de la retórica, la relación dela retórica con el mito, con la historiografía y con la política, la retórica postclá-sica, el prólogo a la traducción española de la Prosa artistica griega de Norden,así como sus colaboraciones para obras de referencia en lengua española y lenguainglesa.Tras el orador se hallaba el maestro, abierto siempre a preguntarse cómoinstruir mejor. El interés de López Eire por la didáctica puede sin duda recibirel calificativo de innato. No en vano era hijo de padre y madre docentes, reco-nocidos ambos tanto por la claridad de sus clases como por la exigencia de unalabor sostenida, consciente, basada en el esfuerzo y favorecida con el recurso alos medios más eficaces. La relación con su maestro, Martín Ruipérez, hizo queesta espontánea predisposición hacia los problemas de la didáctica se convirtieraen una característica en el ejercicio de la docencia y de la investigación.   Frutoseditoriales de esta trayectoria, siempre vinculada al diagnóstico correcto de lasnecesidades de los estudiantes y de todo amante de la cultura clásica son los libros  Arte y cultura en la antigua Grecia (Madrid 1981),  Antología griega (Salaman-ca 1983) y  La cultura helénica (Madrid 2001). No obstante, la valoración de laherencia clásica y de los métodos empleados por los docentes no podía limitarsea la exhibición de una satisfacción, un falso juicio en una persona de profundasconvicciones morales. Por eso el tema de la reforma de los estudios clásicos estuvoentre las preocupaciones de López Eire, que en 1985 presentó por primera vez sucandidatura a la presidencia de la Sociedad Española de Estudios Clásicos. Haceahora un año tuvo lugar una segunda ocasión, también infructuosa si pensamos enel resultado electoral; pero acaso la crítica amable de López Eire, y más aún suspropuestas, han puesto de relieve de manera inaplazable la necesidad de diseñarel aprendizaje de las lenguas y las culturas clásicas por medio de criterios nuevos,métodos modernos y estímulos auténticamente atractivos. Parte de esta orientación  3 Antonio López Eire (1943-2008) se aprecia en la fundación de «LOGO. Asociación española para el estudios sobrelengua, pensamiento y cultura clásica», que desde 1997 ha alumbrado múltiplesactividades bajo la presidencia de López Eire.   En los años más recientes, habíadesarrollado una ingente actividad en torno al proyecto salmanticense de enseñanzaa distancia. El fulcro de este proyecto lo constituye el «Grupo de Investigación enInteracción y eLearning, GRIAL» – reconocido por su acción en diversos países–presidido también por López Eire. Así pues, la pérdida del maestro se cierne sobrediferentes campos, mucho más vastos y profundos que el limitado número de losestudiantes de la licenciatura en filología clásica.Su indiscutible competencia filológica descansaba en el rigor de un exactísimoconocimiento de los fundamentos gramaticales. No por casualidad su primer de-sempeño docente consistió en la enseñanza de la lingüística indoeuropea, siempreen contínuo diálogo con los textos de los que podemos obtener información sobrelos estadios cronológicos antecesores de las lenguas habladas hoy en día. Su tesisdoctoral,  Innovaciones del jónico-ático (Vocalismo) (Salamanca 1970), dirigida porMartín Ruipérez, presenta a López Eire como un maestro de la lingüística, atentoa la realidad de todas las formas reales de comunicación, literarias y no literarias,escritas pero también orales, ya que la reconstrucción interna exige cambios sinapoyo textual, pero presentes en la génesis de fenómenos inequívocamente docu-mentados. Para la dialectología y la historia de la lengua griegas López Eire esautor de trabajos fundamentales sobre el jonio, el ático, el dorio, el panfilio, elsrcen de la koiné, la lengua de Aristófanes, la de Tucídides, la de Hiperides, lade Menandro, la del drama satírico y la de la medicina. En 1986 apareció unacolección de sus publicaciones, Estudios de lingüistica, dialectología e historiade la lengua griegas (Salamanca). Obras maestras en la historia de la lengua sonsus volúmenes  Ático, koiné y aticismo. Estudios sobre Aristófanes y Libanio y  Lalengua coloquial de la comedia aristofánica (Murcia 1991 y 1996). Su aportación ala investigación lingüística ha sido en general poco dada a la especulación teórica,y sí en cambio próxima a la autenticidad de toda manifestación. La exposiciónde los datos se revela como un eficaz motor de aprendizaje, superior a cualquiermodelo teórico. Por tanto, López Eire no sintió nunca la necesidad de construir uncomplejo discurso teórico previo o paralelo a la investigación. No obstante, a losfundamentos de raíz estructural de su magisterio debe añadirse un gran dominiode aquellas innovaciones teóricas que tienen como finalidad la explicación de lamultiplicidad del acto lingüístico. Este interés de López Eire por la diversidad seobserva tanto en sus trabajos sobre la poética como en los dedicados a la lenguade las comedias aristofánicas, cuyos textos son reexaminados a la luz de la teoríacontemporánea sobre el habla coloquial.La proyección de su investigación nos lleva más allá de sus propias publica-ciones. Se ha de adscribir a la generosidad intelectual y profesional de AntonioLópez Eire, así como a su ingente oficio didáctico, el elenco de los discípulosque bajo su guía se iniciaron a la investigación en los diversos campos dominados   4 REDONDO I SÁNCHEZ por el maestro: lingüística indoeuropea (Jiménez Zamudio), dialectología griega(Lillo, Méndez Dosuna, Hernández Vázquez), historia de la lengua griega (el abajofirmante, Caballero, Piedrafita), literatura griega antigua y moderna (Ruiz-Monte-ro, Nieto, Kanaris, Hernández Morán, Labiano), retórica (Cortés), sin olvidar losestudios de género (Torres) y la recepción de las literaturas clásicas (Guillén dela Nava). Todos sus alumnos somos testigos de la cordialidad del maestro, de labenevolencia de su crítica, de su ejemplo de tenaz y al mismo tiempo estimulantededicación al trabajo, entendido como una actividad intelectual cuya principalsatisfacción consiste en beneficiar a la sociedad. Junto al alma mater  salmanticen-se, son otras muchas en las que se prolonga el magisterio de López Eire a travésde sus discípulos, profesores a su vez en las universidades de Brown, Cantabria,Coimbra, La Rioja, Madrid, México, Murcia y Valencia.La misma atención a un sentido lato del oficio universitario llevó a López Eirea trabajar intensamente en la creación de una red de relaciones internacionales. Supresencia en el extranjero se convirtió en regular después de una primera estanciaen México, preludio de una relación duradera y fértil, en el verano de 1985. Estambién de señalar su intervención en la universidad de Zürich en 1991, tras laque los estudiosos del teatro tuvieron muy presente el papel principal de LópezEire en los dominios de la hermenéutica, la crítica y la renovación de los textosdramáticos. Más aún, en esta hora europea de una ciega irrupción de los poderespolíticos en la articulación de una ecúmene universitaria, el profesor López Eire seavanzó a su tiempo: él, que había acabado sus estudios medios en Alemania, erafrecuente huésped y colaborador de los grandes centros académicos del continente.Oyentes de Nottingham a Salerno, de Coimbra a Berlín han oído a este maestro ensus lenguas respectivas, en francés, inglés, italiano, portugués y alemán. Para laescuela de Bolonia López Eire mostró una especial atención, personificada en lafigura del profesor Enzo Degani, huésped de Salamanca en el coloquio aristofánicode 1996.La personalidad de Antonio López Eire exige una larga exposición, para laque la ocasión presente se manifiesta parca. Nadie podría resumir en breves líneasla etopeya de un maestro incomparable. Su elegancia congénita se unía a un sen-tido democrático de la sociabilidad, de modo que su espíritu afable y grato solíaconvertirse en el centro de las reuniones. Hombre de gran discreción, que sabíaoir a todos y hallar en cada ocasión las palabras justas, muy a menudo conseguíasuperar situaciones incómodas gracias a su perspicuidad de las psicologías huma-nas. Un ejemplo final hablará con elocuencia eficaz. La dificultad de la culturaclásica para hacerse oir en la sociedad moderna llevó a López Eire a prescribirantes que nada, más aún que una mera provisión material, la atención a los recursosde orden moral: la exigencia de contribuir al sostenimiento de las organizacioneshumanitarias; el fin de toda distinción entre docentes de la enseñanza secundaria yla superior – «universitarios somos todos», en sus propias palabras –; y la paridadentre mujeres y hombres en los órganos colegiados. Estos son otros tantos retos  5 Antonio López Eire (1943-2008) que hemos de afrontar, privados de la presencia animosa y lúcida del maestro, conel vivo ricuerdo de Antonio López Eire.Dep. de Filologia Clàssica, Fac. de Filologia J ORDI R EDONDO   I S ÁNCHEZ Avinguda Blasco Ibàñez 32 [email protected] – 46010 València  Abstract Obituary of Antonio López Eire.