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Como Interpretar El Mmpi-2

Descripción: Como Interpretar El MMPI-2

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COMO INTERPRETAR EL MMPI-2 Proporcionamos aquí una guía para interpretar el MMPI-2. Se exhorta a quienes comienzan a aprender estos métodos, a que se familiaricen con publicaciones más completas acerca de la interpretación de los perfiles del MMPI original en fuentes como Graham (1987), Greene (1989), Lachar (1974), Duckworth y Anderson (1 986) Webb, McNamara y Rodgers (1986), Good y Branteiner (1974), o Friedman, Webb y Lewak (1989). Están disponibles referencias adicionales útiles en Butcher (1979), Dahlstrom, Welsh y Dahlstrom (1972, 1975), Meyer (1983), Caldwell (1988) y Greene (1988). Se puede disponer de los artículos originales, elaborados por los autores de la prueba, en Dahlstrom y Dahlstrom (1980). Con respecto a la interpretación del MMPI-2 pueden revisarse las publicaciones recientes como las de Butcher y Williams (1992) y Graham (1993). También se debe consultar, para casos especiales, la amplia colección de artículos de investigación sobre el MMPI original y el MMPI-2. La formulación de hipótesis interpretativas provenientes de los datos resumidos en el perfil clínico del MMPI-2 se establece sobre tres diferentes aspectos de estas puntuaciones interrelacionados entre sí: la aceptación de las puntuaciones del perfil determinada por los indicadores de validez; la elevación absoluta de las escalas componentes en comparación con las normas de puntuación T correspondientes y las configuraciones relativas de estas puntuaciones dentro del perfil individual. A su vez, estas conformaciones reflejan la confiabilidad y los patrones de las relaciones entre las diversas escalas del perfil. Se proporcionan posibilidades de interpretación adicionales basadas tanto en las puntuaciones de las diversas escalas e índices suplementarios, como en un examen específico de la dirección en que se contesta cada uno de los reactivos, tal como se resumen en las listas de reactivos significativos, en algunos patrones de las subescalas y en las puntuaciones de las escalas de contenido. Un esquema para interpretar tanto el perfil básico paso por paso como la información adicional que se deriva de un registro del MMPI-2 incluye: 1. Evaluar la validez del registro para la interpretación individual que incluya la determinación de la actitud que tuvo el sujeto al contestar el inventario y el grado en el que las respuestas a la prueba están de acuerdo con la información que se deriva de otros antecedentes que se tienen sobre dicho sujeto. 2. Examinar las puntuaciones de las escalas clínicas del perfil básico para generar una lista de líneas posibles de interpretación con respecto a la personalidad y estado emocional actual del sujeto de la prueba. 3. Consultar varias guías sobre la interpretación del MMPI para encontrar correlaciones comunes con el patrón de la clave, generado por el perfil clínico, que incluyan alternativas psicodiagnósticas posibles. 4. Determinar con respecto a las escalas que presentan por lo menos una elevación moderada, las subescalas que contribuyen a dichas elevaciones tomando en cuenta los temas que preocupan principalmente al sujeto de la prueba. 5. Observar si existen frases significativas que puedan haber sido marcadas por el sujeto y que indiquen que existen problemas especiales o síntomas y preocupaciones que no se sospechaban con anterioridad. 6. Examinar las puntuaciones de las escalas de contenido y suplementarias para ampliar las hipótesis de interpretación ya generadas, y para formular un resumen coherente de la dinámica de la personalidad, así como el tipo de diagnóstico del sujeto de la prueba con las limitaciones pertinentes acerca de la confiabilidad de estas conclusiones con base en las puntuaciones de los diversos indicadores de validez. Como determinar la aceptabilidad del protocolo Los indicadores de validez tradicionales se usan por separado y combinados para evaluar la aceptabilidad de cualquier aplicación de la prueba MMPI-2. Además se han desarrollado algunas escalas suplementarias para verificar la validez del MMPI-2 (véase más adelante). Cada protocolo de la prueba debe examinarse para determinar si es aceptable, como base, para hacer inferencias sobre la personalidad de un sujeto y para establecer hipótesis sobre el diagnóstico. Sólo si se puede asumir que el individuo que contestó la prueba marcó los reactivos consistentemente, de manera que se reflejen sus, percepciones sobre sí mismo con exactitud, será posible que el clínico continúe con el proceso de interpretación. Un sujeto puede invalidar su registro respondiendo en una variedad de maneras: puede dejar un gran número de reactivos sin contestar, también tomar diversas actitudes para distorsionar una descripción auténtica de sí mismo, dejar de acatar las instrucciones de la prueba, o es posible que tenga dificultades de lectura que le impidan comprender el significado de los reactivos por lo que consecuentemente conteste al azar. Los indicadores de validez característicos del MMPI-2 están diseñados para ayudar a detectar dichas fuentes de invalidez y para proporcionar una base para evaluar el impacto de tales distorsiones en el registro de la prueba. Las omisiones de reactivos Se exhorta a cada uno de los sujetos con los que se utiliza la prueba para que conteste definitivamente falso o verdadero tantos reactivos del MMPI-2 como pueda. Por supuesto que hay un número de razones legítimas para dejar algunos de los reactivos sin contestar. Por ejemplo, si un sujeto ha sido huérfano desde 4. Determinar con respecto a las escalas que presentan por lo menos una elevación moderada, las subescalas que contribuyen a dichas elevaciones tomando en cuenta los temas que preocupan principalmente al sujeto de la prueba. 5. Observar si existen frases significativas que puedan haber sido marcadas por el sujeto y que indiquen que existen problemas especiales o síntomas y preocupaciones que no se sospechaban con anterioridad. 6. Examinar las puntuaciones de las escalas de contenido y suplementarias para ampliar las hipótesis de interpretación ya generadas, y para formular un resumen coherente de la dinámica de la personalidad, así como el tipo de diagnóstico del sujeto de la prueba con las limitaciones pertinentes acerca de la confiabilidad de estas conclusiones con base en las puntuaciones de los diversos indicadores de validez. Como determinar la aceptabilidad del protocolo Los indicadores de validez tradicionales se usan por separado y combinados para evaluar la aceptabilidad de cualquier aplicación de la prueba MMPI-2. Además se han desarrollado algunas escalas suplementarias para verificar la validez del MMPI-2 (véase más adelante). Cada protocolo de la prueba debe examinarse para determinar si es aceptable, como base, para hacer inferencias sobre la personalidad de un sujeto y para establecer hipótesis sobre el diagnóstico. Sólo si se puede asumir que el individuo que contestó la prueba marcó los reactivos consistentemente, de manera que se reflejen sus, percepciones sobre sí mismo con exactitud, será posible que el clínico continúe con el proceso de interpretación. Un sujeto puede invalidar su registro respondiendo en una variedad de maneras: puede dejar un gran número de reactivos sin contestar, también tomar diversas actitudes para distorsionar una descripción auténtica de sí mismo, dejar de acatar las instrucciones de la prueba, o es posible que tenga dificultades de lectura que le impidan comprender el significado de los reactivos por lo que consecuentemente conteste al azar. Los indicadores de validez característicos del MMPI-2 están diseñados para ayudar a detectar dichas fuentes de invalidez y para proporcionar una base para evaluar el impacto de tales distorsiones en el registro de la prueba. Las omisiones de reactivos Se exhorta a cada uno de los sujetos con los que se utiliza la prueba para que conteste definitivamente falso o verdadero tantos reactivos del MMPI-2 como pueda. Por supuesto que hay un número de razones legítimas para dejar algunos de los reactivos sin contestar. Por ejemplo, si un sujeto ha sido huérfano desde temprana edad, puede no sentirse capaz de responder a reactivos que traten de sentimientos con respecto a los padres (sin embargo, muchos sujetos interpretan tales reactivos como si se tratara de sus padres adoptivos o de otros parientes que fueron como padres para ellos y, por tanto, se sienten en libertad para contestarlos, mientras que otros toman el contenido literalmente y no responderán).  Algunos usuarios usuarios del MMPI insisten, con los sujetos de la prueba, para que “adivinen” las contestaciones de los reactivos que se les dificultan. Tales instrucciones deben evitarse cuando se aplica la prueba, aunque sí es aceptable pedirles a los sujetos que regresen al principio y reconsideren los reactivos que dejaron sin contestación. Algunas personas encuentran más fácil responder los reactivos que dejaron en blanco, después de haber resuelto la prueba completa. Las puntuaciones de ? (No puedo decir) no representan una escala común, son simplemente el número total de reactivos que se dejaron en blanco o se marcaron de las dos maneras: falso y verdadero. Como estos reactivos no representan una puntuación, en efecto se omiten de la prueba. Resulta evidente que mientras más alta es la puntuación de ? (No puedo decir), más débil resulta cualquiera de las escalas componentes para proporcionar las discriminaciones deseadas. Como se indica en el cuadro 13, un individuo puede omitir un gran número de reactivos por razones diversas. Los sujetos deprimidos pueden sentir que la tarea es pesada y difícil; los sujetos con dificultades de lectura pueden encontrar obstáculos para comprender los reactivos que se presentan en enunciados más complejos; otros sujetos evitan contestar los reactivos porque sienten que son muy reveladores acerca de sus problemas particulares. Todas estas circunstancias pueden conducir a la omisión de un número excesivo de reactivos que, por tanto, no pueden calificarse. Los reactivos omitidos tienden a disminuir las puntuaciones en el perfil clínico (con excepción de los valores de la puntuación T de la escala 5 [Masculinidad-femineidad] para las mujeres que se elevan artificialmente por las puntuaciones crudas bajas que resultan de los reactivos no contestados). Si, después de insistir a los sujetos, el número de reactivos no contestados excede de 30, el registro de la prueba debe considerarse muy dudoso si no es que completamente inválido (véase el cuadro 13). Es importante recordar que las fuentes de elevación de los perfiles y posibilidades de interpretación constituyen indicadores que hay que evaluar en cada caso particular, pues algunos de ellos se aplican en un caso, pero no en otro, ya que resultarían contradictorios. Sujetos que asumen una personalidad idealizada  Algunos individuos individuos al responder responder el MMPI-2 no acatan las instrucciones instrucciones sobre cómo marcar los reactivos al aplicarlos a sí mismos. En lugar de esto, sistemáticamente describen a alguien que, sienten, tiene una personalidad perfecta o una adaptación ideal. Los resultados que se registran proporcionan pocas bases para realizar inferencias acerca de estos sujetos. Es importante que haya algún medio disponible para detectar esta manera de abordar la prueba y estimar sus efectos sobre los patrones que arroja el inventario. Hathaway y McKinley introdujeron la escala L (Mentira), para evaluar la posibilidad de que el sujeto de la prueba haya abordado el inventario con esta actitud. En relación con este indicador, como sugirieron las investigaciones llevadas a cabo en la Encuesta educativa del carácter de Harvard (Hardvard Character Education Inquiry) por Hartshorne, May y Shuttleworth (1930); Hathaway y McKinley redactaron algunos reactivos que proporcionan al sujeto la oportunidad para negar varias faltas menores y defectos de su carácter, que la mayor parte de personas están dispuestas a admitir como verdaderas. Aunque la escala L puede reflejar engaño en la situación de prueba, no se puede considerar como medida de la tendencia de estas mismas personas de mentir o engañar a otros en sus actividades diarias. Más bien sirve como un índice de la posibilidad de que un protocolo de prueba dado haya sido distorsionado por un estilo particular de responder al inventario. Como se indica en el cuadro 14, puntuaciones bajas o promedio indican en el sujeto que respondió a la prueba la ausencia de la tendencia a presentar una imagen demasiado favorable de sí mismo. (También deben examinarse las elevaciones en la escala K para detectar la posibilidad de que el individuo emplee una manera más sutil de presentar una descripción favorable de sí mismo.) Por otro lado, las puntuaciones muy bajas en la escala L pueden presentarse junto con puntuaciones muy bajas en la escala K. reflejando ambos un esfuerzo para exagerar problemas emocionales y dificultades de adaptación. Las puntuaciones moderadamente elevadas de la escala L pueden no indicar un enfoque defensivo de manera notoria hacia la prueba, sino una visión fuertemente moralista y rígida con represiones marcadas. Al hacer esta evaluación, así como muchos otros puntos sobre la validez del protocolo, es importante tener información acerca de la historia y los antecedentes del sujeto. Es muy probable que las puntuaciones marcadamente elevadas en esta escala reflejen una actitud de oposición hacia la prueba, que afecta el significado de las puntuaciones de las escalas clínicas. Esta situación conduce comúnmente a un conjunto de puntuaciones que se acercan mucho a la media o que están por abajo de ella en el perfil clínico. Respuesta al azar y puntuaciones F altas Las personas que no quieren cooperar con respecto a las instrucciones de la prueba pueden simular que están resolviendo el MMPI-2, pero responder los reactivos al azar. Otras personas que tengan una capacidad de lectura extremadamente restringida o cuyo contacto con la realidad sea precario pueden estar haciendo exactamente lo mismo. Otras más pueden exagerar sus dificultades y preocupaciones para asegurarse de que se les prestará atención o consideración especial. Cualquiera de estas actitudes hacia la prueba generará puntuaciones elevadas en la escala F (Infrecuencia). En el MMPI-2 la escala F se compone de 60 de los 64 reactivos originales (véase el cuadro 8); se desecharon cuatro reactivos cuyo contenido era inconveniente. Como cada reactivo de esta escala se contestó en la dirección significativa, por no más de 10% de los sujetos del grupo normativo estadounidense, no es fácil que una persona que conteste la prueba con el cuidado y la comprensión debidos, obtenga una puntuación cruda de más de 5 o 6, o un valor de puntuación T mayor o alrededor de 55 (véase también Schretlen, 1988). En poblaciones de otros países, como en la mexicana, este porcentaje puede variar pues las conductas poco frecuentes tienen relación con aspectos culturales.  Algunos sujetos pueden obtener una puntuación un poco más alta en la prueba porque describen sentimientos poco habituales debidos a situaciones especiales con las que se enfrentan (por ejemplo, problemas en su matrimonio, pérdidas recientes de seres queridos o falta de empleo), o aunque la elevación de la puntuación también puede ser por psicopatología significativa; tales individuos no producirán fácilmente un registro de prueba distorsionado. Como se indica en el cuadro 15, las puntuaciones de F sobre una puntuación T de más de 70, pero menor a 90, pueden reflejar problemas emocionales de importancia pero no necesariamente dan lugar a que la prueba no pueda interpretarse. Un examen cuidadoso del patrón del perfil clínico y de las elevaciones en las escalas puede ayudar a aclarar o confirmar esta conclusión. El protocolo de un sujeto que contesta al azar presentará en términos generales, una puntuación cruda de 30 (menos de cinco reactivos) en la escala F. Por tanto, una puntuación T de 90 o más arroja serias dudas sobre la utilidad del registro para poder elaborar inferencias psicodiagnósticas; también es útil comparar la puntuación cruda de la primera mitad de la escala F con la puntuación obtenida en la segunda mitad. Si la contribución más importante para la elevación de la escala F resulta de la segunda mitad de la prueba, puede concluirse que el sujeto al contestar el inventario comenzó con un espíritu de cooperación pero al avanzar empezó a responder descuidadamente. Como los reactivos que comprenden el perfil básico aparecen en los primeros dos tercios del cuadernillo, las puntuaciones de la escala F reflejan principalmente la confiabilidad de las puntuaciones de estas escalas. Como muchas escalas adicionales se califican de acuerdo con los reactivos que aparecen después del 370, la Fp (escala F posterior, llamada así por la colocación de los reactivos en el cuadernillo experimental AX), también debe examinarse para determinar si un sujeto mantuvo su atención y cooperación durante la sesión de prueba completa. Las puntuaciones de la Fp deberán usarse para verificar la aceptabilidad de los valores de las escalas suplementarias. Es importante tratar de identificar la razón o razones por las cuales las escalas F o Fp presentan una elevación moderada. Si el sujeto al contestar la prueba hizo lo posible para cooperar con la tarea, pero no pudo realizarla debido a limitaciones sensoriales o motoras, puede existir la posibilidad de cambiar a una forma alterna del MMPI-2 para obtener un registro de prueba más válido con respecto a dicho sujeto. El no poder obtener un protocolo aceptable porque el sujeto tenía alguna motivación especial para fingir las respuestas o distorsionar de otra manera su registro, tal vez no se pueda remediar; pero identificar la razón por la que no acató las instrucciones ayuda a entender el diagnóstico o los problemas de evaluación con los que se enfrenta el clínico. Disposiciones especiales al contestar la prueba Hay varias disposiciones especiales y actitudes para Contestar la prueba por medio de las cuales el sujeto puede enfrentarse a un instrumento de evaluación como es el MMPI (véase Grabam, 1987; Greene, 1989). Las personas pueden avalar todos los reactivos, ya sea como verdaderos o falsos. Un patrón tan extremo como éste se detecta con facilidad examinando la hoja de respuestas, pero una inclinación menos extrema, en una dirección u otra, puede no ser tan fácilmente identificada. El uso de las dos escalas de inconsistencia de respuestas INVER (Inconsistencia en las respuestas verdaderas) e INVAR (Inconsistencia en las respuestas variables), puede resultar muy útil para esta evaluación. La escala INVER tiene sensibilidad con respecto a la tendencia a dar sólo un tipo de respuesta (la repetición de respuestas verdadero o falso), a los reactivos del MMPI-2, sin tener en cuenta el contenido de las frases. Las puntuaciones INVAR reflejan una tendencia general a no tomar en cuenta el contenido de los reactivos al marcar las respuestas en el inventario (véanse adelante las consideraciones sobre INVAR e INVER). Puede ser también que los sujetos al contestar el MMPI-2 intenten dar respuestas de adaptación convencionales a cada reactivo o, por el contrario, respuestas desviadas (o de una imagen poco favorable). Los efectos de cada una de estas actitudes sobre los indicadores de validez aparecen en los cuadros 13 a 16. Hay maneras menos evidentes en las que un sujeto puede afectar las puntuaciones resultantes de un inventario de personalidad. Dichos sujetos pueden hacer un esfuerzo para destacar la impresión de que gozan de salud mental, sin elaborar una imagen increíble de buena adaptación al medio o por el contrario, enfatizar la impresión de que se tienen dificultades emocionales serias; pueden alterar los niveles y configuraciones de las puntuaciones del perfil clínico. La detección de estas actitudes más sutiles al contestar la prueba es más difícil. La puntuación de la escala K puede ser muy útil para determinar si éste fue el caso. La escala K (de corrección) es el más complejo de los indicadores de validez. El contenido de sus reactivos cubre una amplitud de características que muchos individuos prefieren negar acerca de ellos mismos o de sus familias. Sin embargo, muchas otras personas piensan que estos mismos atributos son inofensivos y hasta los consideran positivos cuando se aplican a ellos mismos y a sus familias. De tal manera que las puntuaciones por arriba de la media en la escala K pueden reflejar la tendencia a que, de una manera sutil, las respuestas se inclinen en el sentido de minimizar la existencia de un control emocional pobre e ineficiencia personal. Sin embargo, es importante observar que las personas que funcionan bien, son estables emocionalmente y en realidad conducen sus vidas de manera adecuada, como informan en esta escala. se describen a sí mismos esencialmente de la misma manera. Por tanto, es de vital importancia que una elevación específica de la escala K se evalúe dentro del contexto de la demás información acerca del sujeto de la prueba. Es decir, se necesitan los datos sobre la historia de un individuo y sus circunstancias actuales , para poder distinguir entre el sujeto que funciona bien y es psicológicamente sano, y el que tiene una actitud marcadamente defensiva y evasiva hacia el inventario. En este contexto, puede ser especialmente útil la comparación en el perfil de las puntuaciones de la persona en las escalas clínicas con K corregida y sin corregir por K (véase Graham 1987; Greene, 1989). Algunos clínicos también recomiendan que se tracen los dos perfiles para los individuos que obtienen puntuaciones muy bajas en la escala K. Las investigaciones sobre la escala K han indicado que las puntuaciones más altas en esta medida, se asocian con los niveles socioeconómicos más altos (más educación, mejores empleos, mayores ingresos) (Dahlstrom, WeIsh y Dahlstrom, 1975; Dahlstrom, Lachar y Dahlstrom, 1986). Los sujetos con una posición destacada o una situación social elevada pueden eludir el descubrir sus preocupaciones emocionales, dudas, inseguridades o, tal vez, problemas en su matrimonio o en sus familias, por considerar que estas revelaciones podrían constituir una amenaza de perder su posición o reputación. Cuando dichos individuos se enfrentan con el contenido de muchos de los reactivos del MMPI-2, fácilmente procuran sesgar sus respuestas de tal manera que queden protegidos de revelaciones personales amenazadoras. En el caso de que las puntuaciones se eleven arriba de la media en la escala K, se reflejará más esta forma sutil de aparentar estar bien y de resistencia a aparecer incompetente, mal adaptado, o sin control sobre su propia vida. Contrariamente, algunos individuos con una posición menos destacada, procedentes de ambientes socioeconómicos menos privilegiados, pueden tener menos motivación para promover una apariencia de equilibrio extremo, eficiencia interpersonal excepcional o ausencia de ansiedades o inseguridades. Por tanto, en una prueba como el MMPI-2 estos últimos individuos serán más abiertos y francos para reconocer los problemas o dificultades que haya en sus vidas, o en las de los miembros de su familia y parientes. Esta actitud hacia el MMPI-2 puede conducir a elevaciones en las escalas clínicas que pueden resultar equívocas en cuanto a la magnitud y severidad de las dificultades actuales de dichos individuos. El uso de las puntuaciones de la escala K para enmendar varias de las escalas clínicas del perfil, está diseñado para que se pueda tomar en cuenta el impacto de estas actitudes al contestar la prueba, sobre las puntuaciones de las escalas componentes. Las escalas que no requieren de estas correcciones, incluyen reactivos que sirven para el mismo propósito que las modificaciones K. Configuraciones de las escalas de validez  A menudo es una ayuda examinar la configuración que se forma cuando se toman en cuenta los indicadores de validez en conjunto (véanse cuadros 13 a 16).  Así, ambos códigos de validez (véanse los procedimientos de codificación que se describieron anteriormente) y los índices cuantitativos particulares (como la puntuación cruda, la diferencia entre F y K) pueden servir para aclarar las razones por las que las elevaciones de las escalas son válidas y pueden ayudar al psicólogo clínico a evaluar la confiabilidad de un protocolo de prueba en particular, con el propósito de interpretarlo. Graham (1987) y Greene (1989), como los demás autores que se citan anteriormente en este capítulo, nos proporcionan información adicional acerca de los patrones que forman las escalas de validez. Indicadores adicionales de validez La escala Fp se desarrolló de la misma manera en que los autores de la prueba construyeron la escala F original. Se localizaron los reactivos que habían sido endosados con una frecuencia muy baja (menos de 10% de los adultos nopacientes contestaron el reactivo en una dirección particular) y se agruparon para formar una escala que ayudara a identificar a los individuos que era probable que estuvieran contestando el inventario de una manera poco admisible. Como se indicó anteriormente, esta escala se utilizó para coadyuvar a detectar a los individuos que proporcionaban protocolos de pruebas no aceptables y desecharlos de la muestra normativa. La mayoría de los 40 reactivos que conforman la escala Fp aparecen en el cuadernillo de prueba, después de los reactivos de la escala F estándar. Por tanto, la puntuación de la escala Fp puede identificar un registro en el que un individuo ha dejado de poner atención a los reactivos de la prueba y ha caído en un patrón de respuesta esencialmente al azar. Así, la escala Fp puede proporcionar una verificación adicional sobre la aceptación de un registro de prueba dado, especialmente en cuanto a las escalas suplementarias y de contenido. Las escalas INVAR (escala de Inconsistencia en las respuestas variables) e INVER (escala de Inconsistencia en las respuestas verdaderas) son nuevos tipos de escalas de validez (Tellegen, 1982, 1988a) diseñadas para complementar los indicadores tradicionales de validez. Dado que ninguna de estas escalas refleja el contenido particular de algún reactivo, como sucede con las medidas de las tendencias para fingir buen o mal funcionamiento psicológico; son bastante distintas a las escalas L, F y K. Las puntuaciones INVAR e INVER proporcionan un índice de la tendencia de un sujeto a responder los reactivos de manera inconsistente o contradictoria. Así, las escalas INVAR e INVER se asemejan a la escala “Descuido” (Greene, 1978) que también se desarrolló para identificar la inconsistencia al contestar el MMPI. Ambas escalas son medidas muy amplias constituidas con el mismo propósito. Tanto la escala INVAR como la INVER consisten de parejas de reactivos especialmente seleccionadas. Los reactivos integrantes de las parejas del INVAR tienen contenidos similares u opuestos: cada pareja se califica anotando la existencia de una inconsistencia en la respuesta a cada uno de los dos reactivos. (En cada pareja uno o los dos patrones de respuestas se califica como inconsistente. Por ejemplo, para la pareja de reactivos 3/39 sólo la respuesta “verdadero” a los dos reactivos se califica como inconsistente: para la pareja de reactivos 6/90 una respuesta verdadero al reactivo 6 y una respuesta falsa al reactivo 90, o viceversa, se califica como inconsistente.) La puntuación de la escala INVAR es el número total de parejas de reactivos que se han contestado inconsistentemente. Puntuaciones altas en la escala INVAR son una advertencia de que el sujeto puede haber contestado los reactivos del inventario de manera indiscriminada y sugerir, por tanto, que el protocolo no es válido, por lo que el perfil no debe interpretarse. La escala INVER, a diferencia de la INVAR, se compone exclusivamente de parejas de contenido opuesto. En este caso la inconsistencia se califica de la siguiente manera: si un sujeto contesta inconsistentemente "verdadero" a los dos reactivos de ciertas parejas se agrega un punto a la puntuación INVER, si el sujeto responde inconsistentemente "falso" a los dos reactivos de otras parejas, se quita un punto. Consecuentemente, una puntuación INVER muy alta indica la tendencia del sujeto para responder a los reactivos indiscriminadamente como "verdadero" (asentimiento) y una puntuación INVER muy baja indica la tendencia para contestar los reactivos con "falso" (no asentimiento). (Las puntuaciones INVER negativas se evitan agregando una constante a la puntuación cruda.) En otras palabras, puntuaciones INVER muy altas o muy bajas son una advertencia de que el sujeto puede haber contestado el inventado indiscriminadamente, por lo que el perfil puede resultar sin validez y sin posibilidad de interpretación. Se espera que las escalas INVER e INVAR complementen las escalas L, F y K, de manera singular y útil. Por ejemplo, es más probable que una puntuación F alta, conjuntamente con una puntuación INVAR alta, indique que un perfil no puede interpretarse debido a descuido, confusión, etc..; que si la puntuación INVAR no fuera elevada. Por otro lado, en el caso de que la puntuación F fuera superior e INVAR no, se puede desechar que haya habido descuido, confusión, etc., y entonces la puntuación alta de la escala F podría interpretarse de acuerdo con su verdadero contenido, lo que podría reflejar psicopatología real o el esfuerzo deliberado de fingirse enfermo. En otro ejemplo, una puntuación alta en la escala K (que consiste en reactivos enfocados, casi todos, a respuesta falso) combinado con una escala INVER de puntuaciones bajas, probablemente refleje respuestas falso indiscriminadas (no asentimiento) más fácilmente que si INVER tuviera por lo menos una puntuación promedio, en cuyo caso, una interpretación de la escala K de acuerdo con su contenido estaría más justificada. El uso de las escalas INVAR e INVER aún es a nivel experimental y debe hacerse con precaución hasta que se haya acumulado más experiencia empírica. Mientras tanto, las puntuaciones crudas de INVER e INVAR que representan valores extremos de la muestra estadounidense, pueden utilizarse como guías imprecisas para identificar perfiles que se caractericen por inconsistencia significativa: puntuaciones crudas de INVER de 13 o más puntos y puntuaciones crudas de INVAR de cinco o menos puntos, o de 13 o más puntos. Las Escalas Clínicas Escala 1 (Hs: Hipocondriasis).   Esta medida se desarrolló con un grupo de pacientes neuróticos que mostraban preocupación excesiva acerca de su salud, así como una variedad de quejas somáticas sin ninguna base orgánica y que no aceptaban encontrarse bien físicamente. Muchos de los reactivos que conforman esta escala reflejan síntomas particulares o quejas específicas, pero muchos otros muestran una preocupación corporal general o una tendencia de estos individuos a estar centrados en sí mismos. Originalmente, la escala era considerablemente más larga e incluía una escala especial de corrección para distinguir al paciente hipocondríaco de otros pacientes psiquiátricos. Subsecuentemente se acortó la escala, y una fracción (.5) de la puntuación cruda de la escala K se agregó a la puntuación cruda de la escala 1 (Hs), para sustituir a la escala original de corrección. En el MMPI-2 se quitó un reactivo de la escala 1 debido a su contenido poco conveniente, quedando un total de 32 reactivos. Escala 2 (D: Depresión).  Esta escala se desarrolló en el trabajo con pacientes psiquiátricos que mostraban varias formas de depresión sintomática, principalmente los que tenían reacciones depresivas o que pasaban por un episodio maniaco-depresivo. Los reactivos que conforman esta escala reflejan no sólo los sentimientos de desesperanza, pesimismo y desesperación que caracterizan el estado clínico de los individuos deprimidos, sino también características básicas de personalidad de responsabilidad excesiva, normas personales estrictas y tendencia a sentirse frecuentemente culpable. La escala original desarrollada por Hathaway y McKinley contenía 60 reactivos; en el MMPI2 se eliminaron tres reactivos por contenido cuestionable, dejando un total de 57 reactivos. En el Apéndice C se listan dos conjuntos de subescalas para estas medidas; una división en subescalas obvias y sutiles desarrolladas por Wiener y Harmon (1946), y un conjunto de cinco áreas de contenido identificadas por Harris y Lingoes (1955): depresión subjetiva, retardo psicomotor, mal funcionamiento físico, torpeza mental y aprensión. La división en términos obvios y sutiles de las primeras escalas, fue planteada por algunos investigadores por ser particularmente útil en la evaluación del impacto de las diferentes actitudes al contestar la prueba en las puntuaciones de la escala 2. El contenido de los grupos de reactivos provee una base para evaluar las diversas razones específicas para que se presenten elevaciones moderadas en esta escala (véase McCall, 1958). Escala 3 (Hi: Histeria).   Esta escala fue construida con pacientes que exhibían algún tipo de trastorno sensorial o motor, para el cual no se podía establecer ninguna base orgánica. Algunos de los 60 reactivos componentes de la prueba reflejan dichas quejas físicas o desórdenes específicos, pero muchos otros involucran la negación de problemas en la vida personal o la falta de ansiedad social frecuentemente observada en individuos con estas defensas. Los reactivos de la escala 3 también están divididos en los componentes sutiles y obvios de Wiener-Harmon y en las cinco áreas de contenido de HarrisLingoes: negación de ansiedad social, necesidad de afecto, abandono-malestar, dolencia somática e inhibición de la agresión (véase Apéndice C). Así como con la escala 2, estas subescalas son útiles en la interpretación de las elevaciones en la escala 3 y en la determinación del efecto de actitudes especiales para contestar la prueba, sobre estas puntuaciones. Escala 4 (Dp: Desviación psicopática).   Esta medida fue desarrollada con individuos que fueron referidos a un servicio psiquiátrico para aclarar por qué tenían constantes dificultades con la ley, a pesar de no haber sufrido privación cultural, de poseer inteligencia normal y estar relativamente libres de desórdenes neuróticos o psicóticos serios. Algunos reactivos en esta escala involucran la propensión de estas personas a reconocer este tipo de problemas; otros reactivos reflejan su falta de interés por la mayoría de las normas sociales y morales de conducta. Hay 50 reactivos en la escala 4; en el perfil estándar, una fracción (.4) de la puntuación cruda de la escala K se agrega a la puntuación cruda de la escala 4. El Apéndice C proporciona tanto las subescalas obvio y sutil de WienerHarmon para la escala 4, como las 5 subescalas de contenido de Harris-Lingoes: discordias familiares, problemas de autoridad, imperturbabilidad social, alienación social, y alienación personal. (Debe notarse que la lista original de reactivos en las subescalas Harris-Lingoes se basó en una versión preliminar de la escala 4 y contenía reactivos que no aparecían de hecho en la forma final de la escala. Las listas en este Manual excluyen dichos reactivos.) Escala 5 (Mf: Masculinidad-femineidad).  Esta escala fue construida con varones que buscaron ayuda psiquiátrica para controlar sus sentimientos homoeróticos y poder lidiar con confusiones dolorosas sobre su rol de género. Los esfuerzos similares para desarrollar una medida de las divergencias de género en mujeres no fueron exitosos (Hathaway, 1956). Los reactivos en esta escala cubren un rango de reacciones emocionales, intereses, actitudes y sentimientos sobre el trabajo, relaciones sociales y pasatiempos en los que hombres y mujeres en general, difieren. Como las puntuaciones T en esta escala para mujeres corren de manera opuesta a aquéllas de los varones, la escala 5 es esencialmente inversa para los dos sexos (con excepción de 4 reactivos que trabajan igual para ambos géneros). También es importante notar que cuatro de los reactivos originales en la escala 5 han sido eliminados en MMPI-2 por contenido inconveniente. Esta escala debe interpretarse, tal como se indica en el cuadro 21, con muchas reservas en la población mexicana femenina, pues la escala 5 parece ser la más influenciada por la cultura: las mujeres mexicanas muestran un rol de género que se ajusta poco al rol femenino estadounidense (Lucio y Reyes, 1994). Escala 6 (Pa: Paranoia).   Esta escala fue desarrollada en pacientes que presentaban principalmente alguna forma de condición paranoide o estado paranoide. Pocos individuos con paranoia completamente desarrollada estuvieron disponibles para esta tarea (Hathaway, 1956). El contenido de los reactivos en la escala 6 refleja susceptibilidad interpersonal marcada y tendencia a malinterpretar los motivos e intenciones de otros. En algunos de estos reactivos se incluye también el estar centrado en sí mismo y la inseguridad. Wiener y Harmon dividieron los reactivos de la escala 6 en componentes sutiles y obvios; Harris-Lingoes identificaron tres contenidos en sus subescalas: ideas persecutorias, sentimentalismo e ingenuidad. (Véase el Apéndice C.) De acuerdo con algunos investigadores, esta agrupación puede ser útil en la evaluación de las fuentes y el significado de las elevaciones en la escala 6. Los 40 reactivos originales de esta escala fueron conservados en el MMPI-2. Escala 7 (Pt: Psicastenia). Esta escala se construyó principalmente en pacientes que presentaban preocupaciones obsesivas, rituales compulsivos o temores exagerados del grupo neurótico, descrito entonces como que se sufría de psicastenia (un debilitamiento del control mental sobre los pensamientos y acciones), pero que corresponde a la designación actual de desorden obsesivocompulsivo. Aunque el contenido de los reactivos se refiere en parte a síntomas diversos, la escala en general refleja más bien ansiedad y angustia (o emotividad negativa), así como normas morales estrictas, tendencia a culparse porque las cosas no salen bien y esfuerzos para controlar rígidamente los impulsos. Permanecen 48 reactivos en la escala 7, y en el perfil estándar se agrega el valor total de la puntuación de la escala K a la puntuación cruda de la escala 7. No se ha desarrollado ninguna subescala para la escala 7. Escala 8 (Es: Esquizofrenia).   Esta medida se construyó en pacientes psiquiátricos, quienes manifestaban diversas formas de desórdenes esquizofrénicos. La meta inicial de crear una medida separada para las distintas formas de esquizofrenia fue un fracaso (Hathaway, 1956). El contenido de los reactivos cubría un amplio rango de conductas excéntricas, experiencias raras y susceptibilidad marcada en estos sujetos. Quedó un total de 78 reactivos en la escala 8 y el valor íntegro de las puntuaciones de la escala K se le suma a la puntuación cruda de esta escala en los perfiles estándar. El Apéndice C lista las subescalas sutiles y obvias de Wiener-Harmon de la escala 8, junto con la agrupación de contenido de Harris-Lingoes: alienación social, alienación emocional y tres medidas de carencia de conocimiento (cognoscitiva, conativa e inhibición defectuosa), y experiencias sensoriales irreales. Escala 9 (Ma: Hipomanía).   Esta escala se construyó con pacientes que presentaban las primeras etapas de episodios maniacos o trastornos maniacodepresivos. Las personas que manifestaban fuertes índices de psicosis, resultaban típicamente inestables al ser evaluadas con este inventario. El contenido de los reactivos de la escala 9 cubría algunas conductas de esta condición y de las características asociadas a ella (ambición exagerada, extraversión y aspiraciones elevadas). Quedaron 46 reactivos en esta escala, y en los perfiles estándar a la puntuación cruda se le suma una fracción de (.2) de la puntuación cruda de la escala K. Wiener y Harmon diseñaron unas subescalas sutiles y obvias para la escala 9, y Harris-Lingoes agruparon los componentes de los reactivos en cuatro áreas: falta de moralidad, aceleración psicomotora, imperturbabilidad y sobrevaloración del yo (véase Apéndice C). Escala 0 (Is: Introversión social).   Esta escala fue desarrollada por L.E. Drake (1946) en una muestra de estudiantes universitarios quienes puntuaron en los extremos de las escalas del Thinking-Social-Emotional-Introversion Inventory (Inventario de Introversión y Extraversión Social) T-S-E (introversión del pensamiento, social y emocional) de Evans y McConnell. (1941). Las puntuaciones por encima de la media en la escala 0 reflejan un incremento de los niveles de timidez social, preferencia por permanecer solo y carencia de autoafirmación social. Las puntuaciones por debajo de la media reflejan las tendencias contrarias hacia la participación y ascendencia social. En el MMPI-2 hay 69 reactivos para la escala 0; un reactivo fue eliminado por su contenido inconveniente. Hostetler, Ben-Porath, Butcher y Graham (1989) construyeron un grupo de subescalas para la escala Is, a través de diversas etapas y métodos múltiples que involucraban un análisis factorial a nivel de los reactivos y procedimientos racionales en el desarrollo de dichas escalas. Las tres subescalas, timidez/autoconcepto (Isl), evitación social (Is2); enajenación de sí mismo y otros (Is3), tienen una consistencia interna desde .75 hasta .82 y una confiabilidad de test-retest de .77 a .91 (véase Apéndice C). Confiabilidad de las Escalas Básicas Los datos sobre la confiabilidad de test-retest y la consistencia interna de las escalas clínicas básicas para la población estadounidense se presentan en los  Apéndices E y G. Estos mismos datos, correspondientes a la población mexicana se muestran en los Apéndices F (Pérez y Farias, J. 1994) y H (Durán, C., 1995). En la muestra estadounidense estos valores oscilan entre .67 y .92 para una muestra de 82 varones y entre .58 y .91 para un modelo de 111 mujeres. Como se indicó en el cuadro 8, cinco de las escalas básicas fueron reducidas, eliminando reactivos anticuados y de contenido inconveniente. El impacto de la supresión de estos reactivos fue mínimo. La confiabilidad de las escalas afectadas (F, 1, 2, 5 y 0) se compara con las de las otras escalas. Basados en la confiabilidad de los datos en el Apéndice E, el error estándar de medición característico de las escalas clínicas básicas es de 2 o 3 puntuaciones crudas. Esto es, si el sujeto fuera a contestar el MMPI-2 otra vez (dentro de un breve periodo en el cual su actual estado emocional probablemente no cambiaría apreciablemente), las puntuaciones en las escalas básicas caerán alrededor de la mitad de las veces dentro de un rango más o menos de una medida EE de la puntuación original. Se exhorta a los usuarios a que adopten la práctica de marcar en el rango de una medida EE arriba o debajo de la puntuación cruda, del obtenido por el sujeto en cada una de las escalas clínicas, para indicar los rangos de los valores en los perfiles dentro de los cuales probablemente caigan las verdaderas puntuaciones de dicho sujeto. La sensibilidad, en cuanto a los límites de confiabilidad de cualquier puntuación particular del inventario, es también importante en la interpretación de patrones del perfil. Por ejemplo, a menudo dentro de pares de puntuaciones elevadas en puntuaciones de las escalas como 2 7, el orden de 7 2 puede ser igualmente razonable en el código asignado, basado en la confiabilidad de estos dos componentes de medidas. Estos rangos de puntuaciones se fundamentaron en el error estándar de medida, pero también proporcionan ayuda en la evaluación de cualquier cambio obtenido en la segunda aplicación del MMPI-2 a un individuo. Estructura Factorial de las Escalas Básicas El cuadro G-1 (Apéndice G) presenta dos matrices de intercorrelación de las escalas básicas del MMPI, una para varones y otra para mujeres en la muestra normativa estadounidense. Además, los resultados de los análisis factoriales de componentes principales llevados a cabo sobre estas dos matrices se muestran en los cuadros G-2 y G-3. Estos hallazgos son bastante consistentes con los de estudios previos informados (véanse los resúmenes proporcionados por Dahlstrom, Welsh y Dahlstrom, 1975) en los que se muestran los factores de MMPI por separado, ideación psicótica y preocupaciones neuróticas, al mismo tiempo que factores menores en relación con la identificación de rol de género y desórdenes de personalidad. Sin embargo, hay algunas diferencias considerables entre el factor de solución para hombres y mujeres, sugiriendo que algunos de los patrones del MMPI deben tener diferentes significados interpretativos para cada género. Resultados un poco diferentes en el análisis de factores se encuentran típicamente, cuando se llevan a cabo estudios sobre intercorrelaciones entre los reactivos componentes. En el análisis factorial realizado en México con la muestra de estudiantes universitarios (cuadros H-3, H-4, H-5 y H-6) puede observarse que aunque la estructura factorial de las escalas es semejante a la encontrada en la muestra estadounidense, existen algunas diferencias. En el caso de los varones los factores que se identificaron fueron tres: ideación psicótica, preocupaciones neuróticas y desórdenes de la personalidad; mientras que en el caso de los estadounidenses se identificó, además de estos tres: el factor de identificación de rol de género. Para las mujeres mexicanas se mantuvieron los cuatro factores, en forma similar a la configuración encontrada en las mujeres estadounidenses. Sin embargo, hubo diferencias entre ambos grupos en relación con la forma en que se agruparon las escalas dentro de los factores. Estas diferencias parecen estar dadas más en función de influencias culturales que de rasgos psicopatológicos de la personalidad. Correlación de las Escalas Básicas Un largo e intenso cuerpo de investigaciones se ha dedicado para establecer el significado o importancia de diferentes niveles de elevación en cada una de las escalas clínicas. En los cuadros 17 a 26 se han resumido algunas de las correlaciones más comunes con los niveles de puntuaciones, utilizando diversas fuentes de información. Si uno emplea estas listas como guía, es posible hacer un bosquejo de un conjunto preliminar de hipótesis interpretativas para cualquier grupo particular de elevaciones en las escalas clínicas. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que estos cuadros constituyen sólo una guía y las hipótesis que se formulen a partir de ellas, deben evaluarse en función de la historia y otros antecedentes del sujeto. De ninguna manera deben tomarse como algo inflexible ni absolutamente confiable. Antes de examinar los patrones de perfiles generados por la combinación de puntuaciones en la clave del perfil, muchos clínicos examinan cada escala para formar una imagen inicial del individuo examinado. Un ejemplo servirá para ilustrar el uso de estos datos como primer paso en el proceso de interpretación. Se trata de un caso clínico de un varón mexicano al que se le aplicó el MMPI-2 para evaluar la posibilidad de un tratamiento psicológico. Ejemplo Sexo: Masculino Edad: 20 Años Escolaridad: 3er. Año Preparatoria El sujeto A fue visto como paciente de servicio externo. Asiste a consulta por angustia, depresión, problemas escolares y disartria. Se trata de un joven de 20 años, soltero, estudiante del tercer año de bachillerato. Se realiza una evaluación psicológica con pruebas de inteligencia, en donde obtiene un cociente intelectual normal, pruebas proyectivas y el MMPI-2. El perfil que obtuvo en el inventario se muestra en la figura 2; el código es ** * 287"640'13-5/9: F'K/L:.  Algunos de los indicadores tradicionales de validez están por debajo-de la media, excepto la escala F, lo que sugiere que esta persona cooperó bien con la prueba. No hay evidencia de actitud defensiva o de deseo de distorsionar su autopresentación en el inventario. Sus puntuaciones en L y K caen en rangos que sugieren la posibilidad de una adaptación inadecuada, lo que se corrobora en la elevación de la escala F por encima de la puntuación T 70. La elevación de la escala F puede ser interpretada además como una petición de ayuda. La correlación de estos indicadores de validez sugiere que este  joven es poco convencional, tendiente a expresar sus problemas, pero probablemente los exagera porque desea ayuda inmediata para resolverlos. El siguiente paso para interpretar el perfil es considerar las escalas clínicas en orden de la elevación de las puntuaciones T, desde la más alta a la más baja. En la escala 2, la más alta de las clínicas, obtuvo una puntuación T de 87. La puntuación elevada en esta escala sugiere que la persona es pesimista, apática e insegura, desesperanzada acerca de su futuro y con un pobre estado de ánimo. El individuo está insatisfecho consigo mismo y con el mundo, y su baja tolerancia a la frustración lo lleva a experimentar sentimientos de culpa y depresión. La segunda escala alta es la 8, con una puntuación T de 86. La elevación de esta puntuación sugiere aislamiento, retraimiento, dificultades en las relaciones interpersonales. La persona utiliza la fantasía para compensar lo que en la realidad no puede obtener. Sería conveniente investigar qué tan alterado puede estar el contacto con la realidad. La persona se propone metas tan elevadas, que no alcanza; esto lo hace sentirse insatisfecho. El sujeto A siente que la existencia es una tensión constante y tiene problemas en el manejo de la vida diaria. Vivir no resulta interesante o compensatorio para él. Una tercera puntuación alta está en la escala 7, con un valor de T de 83. Esta puntuación también sugiere que el individuo A es apático y está desesperanzado acerca de su futuro, lo cual corrobora la elevación de la escala 2. El paciente experimenta culpa severa, poca energía, estado de ánimo depresivo, además de muchos temores. Es nervioso e inquieto además de carente de confianza en sí mismo. Las personas que obtienen calificaciones altas en Pt, tienden a ser ansiosas, tensas e intranquilas; manifiestan también incomodidad, preocupación y sentimientos de aprensión, son además temerosos y con problemas de concentración e inadaptación general. Las personas con puntuaciones en este nivel son introspectivas, meditativas y se les dificulta tomar decisiones. Se sienten inseguras e inferiores, carentes de autoconfianza, llenas de dudas de sí mismas. Son también autocríticas, autoconscientes y se devalúan a sí mismas. Se suele considerar a estas personas como rígidas y moralistas debido a que poseen normas estrictas para sí mismas y para los demás. Estos individuos carecen además de ingenio y originalidad en la solución de problemas, son torpes y vacilantes. Los sujetos con este nivel de elevación en la escala 7 tienden a distorsionar la importancia de las dificultades y a reaccionar exageradamente ante problemas situacionales menores. Usualmente son tímidos y no tienen buena interacción social. Otras tres puntuaciones de nuestro sujeto caen dentro de un rango elevado: las escalas 6, 4 y 0. Estas puntuaciones también caracterizan al sujeto A como suspicaz, desconfiado y con excesiva sensibilidad interpersonal. Se puede pensar además que su pensamiento es rígido y manifiesta culpa exagerada. Estas puntuaciones indican por otra parte dificultades con las figuras de autoridad, relaciones familiares hostiles, además de una tendencia a culpar a otros de sus problemas. Los individuos con puntuaciones altas en la escala 4 tienen historias de bajo rendimiento escolar y problemas laborales, como de hecho sucede en este caso. Por lo que respecta a las combinaciones, la más marcada es la 2 8 7. Los sujetos con perfiles 2 8 7/7 8 2, como en el caso que nos ocupa, muestran reacciones depresivas, dudas constantes acerca de sí mismos y de los demás, son también perfeccionistas y propensos a la culpa. Esta combinación indica también que se trata de individuos aislados, retraídos, y con dificultades en sus relaciones interpersonales. Los sujetos que presentan esta combinación tienden además a distorsionar la importancia de las dificultades y a reaccionar exageradamente ante problemas situacionales menores. En general son tímidos y no tienen buena interacción social. Como puede observarse, las características de personalidad que se deducen de la presencia de esta combinación se pueden obtener también de la interpretación de cada una de las escalas por separado. En resumen, el análisis escala por escala del perfil de esta persona, hace resaltar características depresivas, sentimientos de culpa, mala adaptación y problemas escolares. Estas características son claramente confirmadas en la información de los antecedentes acerca del sujeto A. El paciente ha tenido dificultades escolares, problemas de concentración, depresión por la pérdida de una novia, que lo ha llevado a alejarse de las personas; baja actividad, desánimo y dificultades de adaptación en general. La impresión diagnóstica actual es que el sujeto A está sufriendo de distimia (depresión moderada) con rasgos obsesivocompulsivos. Una de las novedades principales del MMPI-2 es la introducción de los perfiles de las escalas de contenido y de las escalas suplementarias, de las que se hablará más adelante. Con la finalidad de mostrar cómo se puede enriquecer el empleo del MMPI-2 con estos perfiles, adjuntamos al perfil de las escalas básicas, el de las escalas de contenido y de las escalas suplementarias del caso del sujeto  A (figura 2). Combinaciones de códigos  Aunque cada escala tenga significado en cuanto a inferencias particulares acerca de un sujeto o cliente dado, las combinaciones de puntuaciones elevadas son aun de mayor importancia en la interpretación del MMPI. Muchas de estas combinaciones se resumen en términos de pares o tríadas de puntuaciones. Los que investigan sobre el significado de las claves derivadas de la combinación de las escalas del MMPI han observado, en el pasado, que las tablas de puntuaciones de las escalas clínicas proporcionadas para el MMPI original no presentaban uniformemente la distribución de puntuaciones en un amplio rango de ellas en todas las escalas. Ha sido difícil detectar las razones de lo anterior, pero puede deberse a la falta de uniformidad en los procedimientos de normativización, o a bases diferentes en las puntuaciones de diversos procesos psicológicos y características de personalidad de los varones y mujeres de Minnesota, a quienes se incluyó en la muestra con la cual se desarrollaron las normas originales del inventario. En las tablas de puntuaciones T que se proporcionan para el MMPI-2, las transformaciones descritas anteriormente (T uniformes) dan por resultado una distribución más fácilmente comparable en las puntuaciones T para cada una de las ocho escalas clínicas (omitiendo las escalas 5 Y 0). El Apéndice 1, muestra el efecto de estas transformaciones psicométricas sobre las frecuencias de diversas claves de combinaciones de códigos en una muestra contemporánea de pacientes psiquiátricos, en los estados de Ohio y Minnesota. El impacto de un procedimiento normativizador en la distribución de 8 de las escalas clínicas también se puede observar en las mismas muestras psiquiátricas aplicando las normas Mayo (Colligan y coautores, 1983).  Aunque los números de las puntuaciones elevadas de cada sujeto en las ocho escalas clínicas se podían comparar fácilmente en las normas originales y en las tablas de las normas Mayo, el uso de las distribuciones normativizadas dio como resultado un número menor de valores elevados de la puntuación Ten cuanto a estos pacientes, especialmente para los valores que llegan a 80 o más. Sin embargo, si se utiliza ya sea la escala de puntuación T lineal tradicional o el método actual de puntuación T uniforme con el MMPI-2, resulta mayor la discriminación en los niveles más altos de la puntuación. Las comparaciones entre los métodos lineal tradicional y de escalas uniformes muestran que el predominio de los códigos de puntuaciones altas (y claves de combinaciones de pares de puntuaciones elevadas), que involucran a las escalas 1, 3, 6 y 7; se aumenta significativamente por medio de los valores de las puntuaciones T uniformes. Este resultado se obtuvo sin perder cantidades considerables de combinaciones de elevaciones importantes que ocurrieron cuando los procedimientos de las normas Mayo se aplicaron a dichas Puntuaciones. Una observación adicional debe hacerse sobre el uso de las puntuaciones de las escalas (o sea claves de combinaciones) en relación con la interpretación del MMPI: una implicación obvia de la confiabilidad de los datos que se resumen en los Apéndices E y F, es que en algunos de los perfiles MMPI las claves pueden resultar indeterminadas cuando las puntuaciones más altas son casi iguales en elevación una con otra. Por tanto, es práctica común considerar estas combinaciones de pares de escalas como intercambiables. Así, una clave 1 3 suele considerarse con el mismo significado que una 3 1. En los escritos sobre interpretación de claves y sus correlatos, muchos manuales y atlas los presentan en términos de: 1 3/ 3 1/7 2, etcétera. Las Escalas Suplementarias En el MMPI-2 se presenta un grupo de escalas adicionales para enriquecer la interpretación de las escalas básicas y para ampliar el conocimiento de problemas y desórdenes clínicos. En la interpretación de las escalas suplementarias, no hay un límite absoluto para las puntuaciones altas y bajas. En general. las puntuaciones T mayores a 65 deben considerarse como puntuaciones altas, y las puntuaciones T abajo de 40 como puntuaciones bajas. Para algunas escalas, como la escala de Alcoholismo de MacAndrew revisada, se hacen recomendaciones más específicas, en cuanto a los límites. Las puntuaciones T para esta escala se incluyen en las tablas A-3 y B-3. Los reactivos comprendidos en esta escala y la dirección de sus puntuaciones se proporcionan en el cuadro C5. La confiabilidad del test-retest, y los índices de consistencia interna se presentan en los Apéndices E y F. Escalas Suplementarias Tradicionales El material interpretativo para estas cuatro escalas es, en general, más completo que para otras medidas mas novedosas que se ofrecen actualmente en el MMPI-2. Escala de Ansiedad (A). Fue desarrollada por WeIsh en 1956 para evaluar la primera dimensión, que emerge cuando las escalas de validez y las clínicas se analizan factorialmente. Ambas, la escala original A (Ansiedad) y la versión del MMPI-2 tienen 39 reactivos. Las puntuaciones altas reflejan angustia, ansiedad, inconformidad y problemas emocionales amplios. Las puntuaciones elevadas se dan en sujetos que tienden a ser inhibidos, con un control exagerado de sus impulsos. Estas personas son además incapaces de tomar decisiones, inseguras y sumisas. Por otra parte son perturbadas fácilmente en situaciones sociales. Por el contrario, las puntuaciones bajas reflejan ausencia de angustia emocional. Las personas con puntuaciones bajas tienden a ser, además, enérgicas, competitivas y socialmente extravertidas. Estas personas también pueden mostrarse incapaces de tolerar la frustración y generalmente prefieren la acción a la reflexión. Escala de Represión (R).   Fue desarrollada por Welsh (1956) para evaluar la segunda dimensión, que emerge cuando las escalas de validez y clínicas básicas del MMPI se analizan factorialmente. La escala R original incluyó 40 reactivos, la versión de esta escala en el MMPI-2 condene 37 reactivos. Las personas que tienen puntuación alta en esta escala, tienden a ser personas convencionales y sumisas. Además se esfuerzan por evitar disgustos o situaciones desagradables. Las personas con puntuaciones bajas en la escala R se muestran desinhibidas, enérgicas y expresivas. Pueden ser también poco formales e inquietas; además de astutas, agresivas y dominantes en sus relaciones con otros. Escala Fuerza del yo (Fyo).  Fue desarrollada por Barron (1953), para evaluar específicamente, la capacidad de un individuo para beneficiarse de una psicoterapia individual o de grupo. (La escala [Fyo] original tiene 68 reactivos; la versión del MMPI-2 tiene 52 reactivos.) Es una medida tanto de adaptación y entereza como de recursos personales y del funcionamiento eficiente de un sujeto. Es también un buen indicador general de salud psicológica. Las puntuaciones altas en Fyo se asocian con espontaneidad, buen contacto con la realidad, sentimientos de suficiencia personal y buen funcionamiento físico. Las personas con puntuaciones altas son capaces de solucionar y manejar el estrés, así como recuperarse de los problemas. Se hace notar que las puntuaciones Fyo son, a menudo, elevadas en perfiles que muestran evidencia de una actitud defensiva sistemática. En tales circunstancias, las puntuaciones Fyo altas no tienen, generalmente, las mismas implicaciones positivas que las puntuaciones elevadas en perfiles no defensivos. Las personas con puntuaciones bajas en la escala Fyo tienden a manifestar inhibición, malestares físicos y sentimientos de incapacidad para manejar la presión de su ambiente. Los sujetos con puntuaciones bajas pueden tener además un pobre concepto de sí mismos y dificultades para adaptarse ante situaciones problemáticas. Escala de alcoholismo de MacAndrew revisada (A-MAC).   Esta escala fue desarrollada por MacAndrew en 1965, a partir de dos diferentes grupos de pacientes. Las respuestas a los reactivos de hombres quienes se sabía que eran alcohólicos, fueron contrastadas con las de pacientes psiquiátricos varones.  Aunque MacAndrew identificaba 51 reactivos que diferenciaban a estos dos grupos, el formato de 149 reactivos de esta escala se ha utilizado más ampliamente en escenarios clínicos debido a que dos reactivos que hacían referencia obvia al uso de alcohol fueron omitidos. La versión A-MAC, del MMPI-2 también tiene 49 reactivos, pero cuatro reactivos de contenido religioso se reemplazaron con otros que se sabe están relacionados con el abuso de drogas y alcohol. Las investigaciones con esta escala sugieren que las puntuaciones elevadas pueden estar asociados con la propensión a la adicción en general, más que con la tendencia al alcoholismo solamente. Las puntuaciones crudas de 28 o más sugieren que se abusa marcadamente de las sustancias. Las puntuaciones entre 24 y 27, sugieren que se abusa, en cierto modo, de sustancias, pero habrá muchos positivos falsos en este nivel (ejemplo: algunas personas que se identifican como bebedores de alcohol en exceso, a causa de su puntuación, realmente no son adictos). Las puntuaciones abajo de 24 indican ausencia de problema de abuso de sustancias. (Como la investigación no ha demostrado la utilidad de esta medida con sujetos pertenecientes a grupos minoritarios, su uso con este tipo de personas no es recomendable.) Para que esta escala pueda utilizarse como una medida de alcoholismo en nuestro país, es indispensable realizar investigaciones en cuanto a su validez y poder de discriminación. En suma, las puntuaciones altas en esta escala, además de sugerir la posibilidad de un problema de abuso de sustancias, son característicos de personas socialmente extravertidas, exhibicionistas y que están dispuestas a correr riesgos. Las personas con bajas puntuaciones tienden a mostrarse introvertidas, tímidas y con poca confianza en sí mismas. Escalas Suplementarias Adicionales Escala de Hostilidad reprimida (HR).   Megargee, Cook y Mendelsohn (1967) desarrollaron esta escala contrastando las respuestas sobre algunos reactivos de los prisioneros violentos y los no violentos. (La versión original de la escala tenía 31 reactivos; la versión de la escala en el MMPI-2 tiene 28 reactivos.) Esta escala proporciona una medida de la capacidad individual para tolerar la frustración sin desquitarse. Las puntuaciones elevadas en esta escala son características de personas que tienden generalmente a responder apropiadamente a la provocación pero que ocasionalmente muestran respuestas de agresión exagerada sin irritación aparente. Se dispone de poca información en cuanto a puntuaciones bajas. Se puede tratar, inclusive, de personas crónicamente agresivas o individuos que expresan agresión bastante apropiadamente. Escala de Dominancia (Do).   Fue desarrollada por Gough, McClosky y Meehl (195 1) contrastando las respuestas de estudiantes de preparatoria y profesional que fueron identificados, por compañeros y maestros, como individuos muy dominantes o poco dominantes en sus relaciones interpersonales. (La escala Do original incluía 28 reactivos; la versión del MMPI-2 comprende 25 reactivos.) Es una medida de la tendencia de un individuo a tener ascendiente y control sobre los demás en sus relaciones interpersonales. Las puntuaciones altas en Do, se asocian con equilibrio, confianza, seguridad en sí mismo e iniciativa social; asimismo perseverancia, resolución y liderazgo de grupo, son características de personas que presentan puntuaciones altas en esta escala. Las personas con puntuaciones bajas tienden a ser sumisas, poco enérgicas y fácilmente se dejan sugestionar por otros individuos. Además, carecen de confianza en sí mismas y sienten que manejan sus problemas inadecuadamente. Escala de Responsabilidad social (Rs).   Gough, McClosky y Meehl (1952) desarrollaron esta medida contrastando las respuestas a algunos reactivos, de estudiantes identificados por sus compañeros o maestros, como más o menos responsables. (La escala Rs original incluía 32 reactivos, en el MMPI-2 tiene 30 reactivos.) Los sujetos con puntuaciones altas en la escala Rs tienden a conceptuarse a sí mismos y a ser percibidos por otras personas, como decididos a aceptar las consecuencias de su propia conducta. De igual manera, se les considera dignos de confianza y personas íntegras, con sentido de responsabilidad para con el grupo. Por el contrario, las personas con puntuaciones bajas en esta escala no pueden verse a sí mismas, ni ser percibidas por otras, como dispuestas a aceptar las consecuencias de su propio comportamiento. Estas últimas son personas carentes de responsabilidad, poco dignas de confianza, además, faltas de integridad y con un pobre sentido de responsabilidad para con el grupo. Escala de Desajuste profesional (Dpr).  Kleinmuntz (1961) desarrolló esta escala para discriminar entre los estudiantes universitarios, de nivel profesional, bien o mal adaptados emocionalmente. (La escala Dpr original tiene 43 reactivos, en el MMPI-2 tiene 41 reactivos). Investigaciones subsecuentes han demostrado que las puntuaciones de esta escala son útiles en la identificación de problemas emocionales entre estudiantes universitarios de nivel profesional, pero no muy eficaces para predecir futuras dificultades de adaptación. Las personas con puntuaciones altas en la escala Dpr parecen estar poco adaptadas, además de ser generalmente ineficientes, pesimistas y angustiadas Los sujetos con puntuaciones bajas en Dpr tienden a ser bien adaptados, optimistas y conscientes. Escalas de Géneros masculino y femenino: GM y GF. Bajo la dirección de Dahlstrom se desarrollaron dos escalas por separado para géneros masculino y femenino del MMPI-2 (Dahlstrom, comunicación personal, 1988; Peterson, 1989). Ambas escalas fueron diseñadas para utilizarse con sujetos masculinos y femeninos. En la construcción de estas escalas se utilizó el mismo tipo de razonamiento y método empírico de derivación que se emplearon en las investigaciones anteriores del MMPI, éstos son los mismos métodos que usó también, Baucom (1976, 1980) en el desarrollo de la escala de género masculino (MSC) y de la escala de género femenino (FMN) para el California Psychological Inventory (Configuración Psicológica Individual) CPI (Gough, 1957, 1987), (Estas escalas se diseñaron como B-MSC y B-FMN en el CPI revisado.) Estos métodos contrastan con otros, basados en criterios clínicos que se centran sólo en los atributos positivos deseables socialmente, utilizados para desarrollar escalas. Las escalas de Peterson se componen de descripciones de sí mismo, características tanto de un género como de otro, disponibles en un mismo reactivo. Estas nuevas escalas de género se desarrollaron a partir de datos proporcionados por la muestra estadounidense del grupo normativo del MMPI-2. Los reactivos incluidos en la escala GM fueron aquéllos en que la mayor parte del grupo masculino, y menos de 10% de las mujeres, marcaban en el mismo sentido. De la misma manera la inclusión de los reactivos para la escala GF se basó en la puntuación avalada en el mismo sentido por una mayoría de mujeres y menos de 10% de los varones. Se encontraron 47 reactivos que cumplieron los criterios de inclusión mencionados anteriormente para la escala GM; siguiendo estos mismos criterios se incluyeron 46 en GF (véase en el Apéndice C la dirección de las respuestas a los reactivos de estas dos escalas nuevas). Nueve de estos 47 reactivos en GM aparecen también en la escala 5; 16 de los 46 reactivos en GF, son reactivos de la escala 5 también. En una muestra de varones, estudiantes de licenciatura (N= 200) hubo una correlación de .58 con el MSC y de -.05, con el femenino FMN de las escalas de Baucom. De manera similar en mujeres estudiantes de licenciatura (N= 200), la escala GM correlacionó .70 y .06 con respecto a estas escalas de Baucom (Peterson 1989). Correspondientemente en la escala GF hubo una correlación de 25 y .57 con las escalas MSC y FMN respectivamente, para los sujetos femeninos. Por tanto, se puede esperar que GM y GF funcionen en el MMPI-2 de manera semejante a como lo hacen el MSC y FMN con respecto al CPI. Las correlaciones de estas nuevas escalas de género con puntuaciones crudas de la escala 5 (Mf) en la muestra del grupo normativo son las siguientes: para los 1138 varones, .24 con GM y .36 con GF; para las 1462 mujeres, .24 con GM y .43 GF. Para cada género GM y GF mostraron una correlación de -.10. Las investigaciones preliminares de estas dos medidas del rol de género (Peterson 1989), indican que para sujetos masculinos la escala GM se relaciona con una aran confianza en sí mismo, perseverancia marcada y amplitud de intereses, además de la carencia de temores o sentimientos de autorreferencia. Para las mujeres GM también se relaciona con una gran confianza en sí mismas, así como al mismo tiempo con honestidad y disposición para probar nuevas cosas, también indica ausencia de preocupaciones y sentimientos de autorreferencia. Para sujetos masculinos la escala GF se relaciona con religiosidad, la tendencia a no hacer juramentos o maldecir, además de ser francos en señalar a otros sus faltas personales. Esta escala también se correlaciona con el ser impositivo, tener poco control sobre el propio temperamento y propensión al abuso del alcohol y de las drogas. Para las mujeres la GF también se relaciona con religiosidad y problemas con el alcohol y las drogas (no prescritas). Serán necesarias investigaciones más numerosas para determinar el potencial total de estas nuevas escalas de género. Las investigaciones futuras se dedicarán al uso conjunto de estas dos escalas y podrán proporcionar importantes distinciones con respecto a la formación de pautas de comportamiento de los roles de género en un individuo, lo que podría ser oscurecido si se usara solamente una medida bipolar cómo la escala 5. 0 sea que, mientras una persona que obtiene puntuaciones altas puede identificarse por una puntuación excesiva en un extremo u otro de la escala 5, una persona con puntuación alta en GM y GF (o baja en ambos) podría caer dentro de los rangos medios. Escalas de desorden de estrés postraumático (EPK y EPS).  La escala original de estrés postraumático (aquí designada EPK) fue desarrollada por Keane, Malloy y Fairbank (1984). Se construyó con base en dos grupos de pacientes psiquiátricos del Veterans Administration (Ministerio de Veteranos), con varios grupos diagnósticos del Eje 1 del DSM-III, contrastando entre quienes manifestaban desorden de estrés postraumático o estaban libres de esta complicación adicional. (El fundamento fue muy similar al usado por McAndrew al desarrollar la escala MAC.) La escala EPK se ha utilizado con otros grupos de hospitales de veteranos y ha mostrado índices considerables de validez cruzada. Sin embargo, aún existe la necesidad de medidas adicionales para profundizar en la identificación de varios subgrupos de varones y mujeres que sufren de este desorden emocional. Una segunda escala (que aquí se denomina EPS) es la trabajada por Schlenger y Kulka (1987) en el Research Triangle Institute (Instituto de Investigación Triángulo) en Carolina del Norte. Esta escala, a diferencia de la escala EPK, se desarrolló contrastando veteranos de Vietnam sanos emocionalmente con otros que se identificaban principalmente por desórdenes postraumáticos, sin otros problemas psiquiátricos. Estas dos escalas tienden, en gran parte, a ser independientes una de la otra: ambas pueden usarse conjuntamente para mejorar la clasificación diagnóstica. Los autores de una y otra escalas continúan trabajando para afinar estas medidas. Cuadros