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Geodinámica Interna

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GEODINÁMICA  INTERNA  ORIGEN Es originada por fuerzas que actúan desde el interior de la Tierra (fuerzas endógenas o tectónicas). Se inicia en la astenosfera (región superior del manto) y se desplaza en contra la gravedad. Esta geodinámica está relacionada con la formación de montañas, mesetas, cordilleras, etc, por lo tanto, es constructora del relieve de nuestro planeta. El accionar de la geodinámica interna se manifiesta a través de dos procesos: el diastrofismo y el  vulcanismo Es el conjunto de muchos procesos y fenómenos geofísicos de deformación, alteración y dislocación de la corteza terrestre por efecto de las fuerzas internas. Es una palabra derivada del griego y que significa "torsión". Por oposición al catastrofismo, el diastrofismo explica las deformaciones terrestres por fenómenos de curvatura y de plegamiento extremadamente lentos. PROCESOS La causa principal por la que se produce el diastrofismo es la existencia de corrientes convectivas de magma en la astenosfera, las que determinan el desplazamiento de las placas tectónicas. El diastrofismo comprende tanto los procesos responsables de la fusión de las rocas y la formación de los magmas como los que participan en la consolidación y cristalización de los minerales en dichos magmas, para constituir las rocas magmáticas. Se desprenden grandes cantidades de gases de un magma poco fluido, que se consolida con rapidez; por ello las explosiones son muy fuertes y  pulverizan la lava, produciendo mucha ceniza, lanzada al aire acompañadas de otros materiales fragmentarios. Cuando la lava sale al exterior se solidifica rápidamente, pero los gases que se desprenden rompen y resquebrajan su superficie, que por ello resulta áspera y muy  irregular, formándose lavas de tipo  Aa. Los conos de estos volcanes son de pendiente muy inclinada. OTROS RIESGOS La fricción entre las placas, cuyo efecto inmediato es la intensibilidad tectónica, produce un incremento de la temperatura, que se traduce en la fusión de los materiales en un proceso llamado anatexia, y en la formación de cámaras magmáticas que darán lugar a erupciones   volcánicas de tipo andesítico. Las estructuras volcánicas están constituidas por rocas de origen interno, cuyos cráteres petrográficos y forma de yacimiento pueden considerarse anómalos y cuya génesis se efectúa en unas condiciones y con un ritmo muy diferente al resto. Los sismos, son una manifestación de movimientos rápidos de las fallas que separan bloques rocosos de comportamiento elástico, condición necesaria para poder dar lugar a trenes de ondas. El estudio de la distribución de los focos sísmicos, permite localizar las fallas actualmente en actividad, así como las zonas en que el comportamiento de las rocas es elástico. Los caracteres petrográficos y la forma de yacimiento de las rocas sobre las que se modela el relieve terrestre constituyen un factor básico de la forma que éste presente. Pero hay un segundo factor relacionado con la litosfera que también influye en la determinación de la forma del relieve: se trata del conjunto de movimientos de la corteza terrestre como consecuencia de los que la disposición original de las rocas aflorantes resulta más o menos intensamente alterada. Desde el punto de vista de la Geomorfología, el diastrofismo comprende los procesos más superficiales de la dinámica de la litosfera, es decir, las manifestaciones de la geodinámica interna que llegan a afectar a los niveles externos de la corteza, desplazando, deformando y  dislocando los materiales que los constituyen e interfiriendo con los procesos que desde el exterior actúan sobre ellos. Es propia de las áreas de las placas continentales, de lo que en la moderna Geología se denominan plataformas y  consiste en movimientos de ascenso o descenso lentos de los que se derivan ondulaciones de enorme radio. La epirogénesis influye decisivamente en la configuración del relieve de los continentes al determinar a gran escala el tipo de roquedo sobre el que se desarrolla el modelado. También influye introduciendo variaciones de posición en el roquedo, leves a escala local pero muy significativos a escala regional y  apreciables sobre las formaciones sedimentarias estratificadas de las sineclesis. Se define por su intensidad y  concentración afectando a las áreas marginales de las placas continentales o las áreas situadas entre dos placas próximas. Estas áreas, alargadas relativamente estrechas, denominadas orógenos se   ven sometidas a esfuerzos tangenciales comprensivos como consecuencia de los que sus materiales sufren grandes y  numerosos cambios en su disposición. Estos cambios consisten en deformaciones y desplazamientos y se traducen, en la aparición de pliegues, fracturas y unidades desplazadas. Con todos estos conocimientos sobre la expansión del fondo marino y sobre las zonas de subducción, lo que quedaba era combinarlos en un sistema integrado de geodinámica. En la década de 1950, el geofísico canadiense J. Tuzo Wilson demostró la continuidad global de las zonas de subducción, bastante parecida a los pespuntes de una pelota de fútbol. El geólogo estadounidense Harry  Hammond Hess señaló que, si el fondo oceánico se separaba en un lado del globo, debía producirse subducción en el otro; si no, el tamaño de la Tierra aumentaría sin parar.