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Lukács Como Comissário Del Pueblo

Lukács, ministro.

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  E L INTELECTUAL COMO FUNCIONARIO . G EORG L UKÁCS COMO COMISARIO DEL PUEBLO   Paola Menéndez Alonso (FFyL, UBA) 1.   Un momento de rupturas La Budapest de fin del siglo XIX se erigía, en vísperas de la Gran Guerra como una civitas dei en declive hacia la decadencia. Esta decadencia adquiría un matiz particular en Hungría: no era el te-dioso letargo europeo sino que, más bien, se trataba de una interminable espera (mientras las poten-cias extranjeras ultimaban detalles. Cientos de pensadores, desde Inglaterra a Rusia, avalaron la guerra, en tanto, veían en ella una posibilidad de terminar con la alienación de la vida burguesa. En relación con esto, la catástrofe de la posguerra lograría unir a los hombres de manera fraternal, en términos de comunidad    [ Gemeinschaft ] . La intelligentsia  alemana tenía la opción de aceptar la ideología de sangre y fuego (lema de la política de Bismarck) o afrontar la sensación de malestar de la época, caracterizada por el “individualismo estéril producto de la insoportable soledad del Yo” y luego, “por la completa desorientación de los valores” (Kadarkay, 1998: 301). Para el círculo de Weber, la llegada de la guerra era definida como una hora de despersonalización y también de inte-gración a una comunidad. En Hungría, muchos intelectuales también celebraron la venida de la guerra por diferentes motivos. El sector antirruso pensaba que la guerra los favorecía, ya que la potencia alemana le ofre-cería al pueblo magiar una política proteccionista que permitiría ampliar los horizontes económicos de la nación. Desde otra perspectiva, el escritor Bela Balász (uno de los compañeros de viaje de Lukács) señalaba que la naturaleza de la guerra constituía la más temeraria búsqueda por la hege-monía cultural europea entre Francia y Alemania. La guerra ayudaría a la expansión de la estancada cultura europea. En ese sentido, de la guerra sólo puede quedar un sentimiento de internacionalismo que se oponga y destruya al nacionalismo, producto del Siglo XIX. Balász creía en una monarquía multinacional que gobernaría a Austria y Hungría en los años venideros, esta certeza es la que lo impulsa a enrolarse como voluntario. Sin embargo, otras figuras magiares como Endre Ady y Oskar Jászi denominaron la venida de la guerra sencillamente como un “desastre”. El joven Lukács se adhería a esta posición y retomó a Fichte cuando señaló: “la guerra no es más que la expresión de la quitaesencia de una era absolu-tamente pecadora” (Lukács, 1959: 39). En ese sentido, la única posibilidad de superación se hallaba en la recreación de valores espirituales y colectivos: éste es el contexto en que la obra de Fiodor 2  Dostoyevski ingresa a la vida de Lukács. Teoría de la Novela  (publicada en 1916) resume la des-cripción de las formas de la literatura épica en las distintas civilizaciones. Entonces, la problemática consiste en apreciar cómo un mundo regido por la Totalidad, como lo era la Grecia Antigua, se sir-ve de la épica para dar cuenta de esa comunidad . En la sociedad burguesa, el mundo se ha vuelto  problemático, el individuo vive alienado, con lo cual la Totalidad se ha visto fragmentada. Esto ex- plica el proceso por el cual la épica fue transformándose en novela [ Roman ] . El mundo de la nove-la, cuyas normas y convenciones sociales aprisionan el alma del individuo, ha deshecho la totalidad. Lukács reconoce a Dostoyevski como un nuevo Homero: es el creador épico de un mundo utópico más allá de las formas sociales. La ética de los tipos humanos que convergen en una Comunidad, como plantean sus obras, permite a Lukács construir un lugar de resistencia moral ante el cataclis-mo de la guerra. Pese a que él mismo reconoce no haber tenido más que encuentros ocasionales con el marxismo, sí admite haber leído con simpatía los trabajos preespartaquistas de Rosa Luxemburg. La actitud ética (y aún no política),consistente en adoptar el dilema de Luxemburg –Socialismo o Bar- barie– para apreciar la guerra y, por otro lado, el hallazgo de Dostoyevski, permiten a Lukács ver en Rusia los baluartes de humanidad, capaz de nutrir de valores a toda la Europa bárbara. Cabe agregar que también el “Círculo Weber” ejerció una importante influencia sobre el filósofo, al elevar a la condición de mito –no exento de rasgos mesiánicos– la llamada “idea rusa”. La clave reposa sobre su propuesta esbozada en la  Estética de Heidelberg : “la esencia de la ética es encontrar lo normati-vo en el caos contingente” (Kadarkay,1998: 299) 2. El Círculo de los domingos y la Escuela Libre de Humanidades Durante la guerra, Lukács pasó el tiempo viajando desde Heidelberg a Budapest para la culmina-ción de sus trabajos. En 1915, Balász concibe la idea de organizar, en Budapest, una pequeña reu-nión de intelectuales cada domingo de la semana, a imitación del “Círculo Weber” de Heidelberg. Esta ocurrencia fue recibida con entusiasmo, no sólo por el mismo Lukács, sino también por toda una generación de jóvenes húngaros que se sentían, en palabras de Hauser “inadecuados para la vida moderna” (Kadarkay, 1998:306). La composición del círculo era ecléctica, pero se apreciaba un gran número de nombres judíos. Este hecho no resulta una cuestión menor, ya que el intelecto  judío llenaba el vacío ante la ausencia de una clase media tradicional, como en el resto de Europa. En Hungría, no eran la alta burguesía o la aristocracia las que dominaban la cultura nacional, sino la clase media judía. En materia política, las reuniones del “Círculo de los domingos”, constituían el caldo de cultivo para el fermento de componentes revolucionarios, que irían radicalizándose progre-sivamente hasta formar parte activa de los sucesos de 1918. 3  Lukács era reconocido como el líder indiscutido del grupo, ya que con frecuencia, era quien seleccionaba los temas, que incluían la pintura, el folclore y la historia; luego, la política y la litera-tura. Dostoyevski era el tema central y el fundamento para discutir la problemática de la alienación en la sociedad moderna. Otro lugar común del Círculo, era la filosofía del amor, enmarcada por cierto reflujo neoplatónico procedente de la escuela de Heidelberg. Los encuentros del “Círculo”, continuaron realizándose aun cuando Lukács tuvo que regresar a Alemania. Sin embargo, el nivel de las discusiones fue decayendo durante su ausencia. Otra cuestión que se iba precipitando aceleradamente era su relación con Max Weber. Las diferentes posiciones ante la guerra no hicieron más que agudizar ciertas diferencias anteriores. Lu-kács y Weber coincidían a la hora de caracterizar la vida burguesa como antitética a la vida. La úl-tima parte de  La ética protestante y el espíritu del capitalismo  encuentra relación con aquella afir-mación de  El alma y las formas  según la cual la obra ética podía vencer a la soledad egotista. Sin embargo, cuando Lukács regresa a Heidelberg en 1916, Weber reconoce que no ve positivamente esas reuniones en Budapest, por eso “le aconseja que ponga las cartas sobre la mesa y que se olvi-dase de la Estética y en particular de Dostoyevski, y del alma rusa” (Kadarkay, 1998: 324 ). Max Weber confiaba en que Lukács seguiría su carrera académica en Alemania y, para el contexto de la época, sus acciones no alentaban este deseo. Años más tarde, esa posibilidad se vería abortada defi-nitivamente y la relación maestro-discípulo se rompería definitivamente con la revolución húngara de 1918. De vuelta en Budapest, Mannheim, Hauser, Balász y Szabó organizan la “Escuela Libre de Humanidades”. Esta propuesta surgió durante las reuniones del “Círculo de los domingos” y como forma de incidir más directamente sobre la vida cultural húngara. Es que justamente, de acuerdo con los contenidos planteados por la Escuela, existía la intención de generar una nueva cultura idea-lista en Hungría, que permitiría generar una oposición más fuerte al tradicionalismo magiar. El papel desempeñado por Szabó durante este período, reviste singular importancia. Lukács reconoce que la influencia de Szabó reside en que éste, lo obligó “a retomar el contacto con Marx” (Lukács, 1959: 78), esta vez mediante la lectura de la Crítica del Programa de Gotha. La influencia del anarcosindicalismo (que constituía la ideología de izquierda más trascendente en Hungría) in-trodujo una resignificación en el plano de su propia ética, la idea de Sorel del “impetuoso acto heroico” fue la que determinó, para el joven Lukács, su futura consideración de Lenin. En otro sentido, las conferencias de Béla Fogarasi también penetraron la fibra más íntima del pensamiento del filósofo, ya que Fogarasi introdujo el “dilema del socialismo” en pleno auge de la revolución soviética. Fogarasi sostenía que desde una perspectiva sociológica, el socialismo constituía el poder político de los oprimidos contra los opresores. Pero, en un plano ético, el socia- 4