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Marcos G. Calles Lombao Exposición El Siglo Xix En El Prado

Crítica de la exposición El siglo XIX en el Prado .

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  CRÍTICA DE LA EXPOSICIÓN:  EL SIGLO XIX EN EL PRADO    MUSEO NACIONAL DEL PRADO DATOS DEL AUTOR: NOMBRE: Marcos Gerardo Calles Lombao MAIL: [email protected]  Ocupación: Estudiantes de Doctorado en Historia del Arte en U.S.C. Fecha: Mayo 2016  EXPOSICIÓN “EL SIGLO XIX EN EL PRADO”  - (31 de octubre de 2007 al 20 de abril de 2008) Pocas veces una exposición se convierte en un “evento” que consiga eclipsar, aunque sea temporalmente, la colección permanente de un museo, pero, “  El siglo XIX en el Prado ”, abierta desde el 31 de octubre de 2007 a l 20 de abril de 2008, lo consiguió. La exposición tiene el privilegio de inaugurar la expansión del Museo del Prado situada al lado de la Iglesia San Jerónimo el Real, obra realizada por Rafael Moneo y situada justo detrás del propio Museo Nacional del Prado. La muestra cuenta con una cuidada selección de 107 obras (95 pinturas y 12 esculturas) representativas de la colección del siglo XIX en el Museo Nacional del Prado, entre las que destacan obras de Goya, Eduardo Rosales, Federico de Madrazo, Antonio Gisbert o Joaquín Sorolla. En palabras del comisario Javier Barón :” se han elegido las obras de mayor calidad dentro de las enormes colecciones del Siglo XIX en el Museo del Prado ” además de considerar que la exposición atesora numerosas “ sorpresas ” por la adquisición y restauración de varias obras de la colección. Estas obras vuelven a ver la luz tras su etapa de diez años de “ oscuridad  ” en la que fueron preparadas para su vuelta por la puerta grande. El cuidado recorrido de esta exposición se hace a través de un discurso cronológico clasificado en nueve partes y que comienza con el neoclasicismo de Vicente López o con Goya, lo que siempre es una garantía de éxito y más si se selecciona “  La marquesa de Santa Cruz ”  (1805), uno de los retratos más importantes de la extensa carrera de Goya; otra obra de este artista “  Juan Bautista de Muguiro ” (1827) nos llama a detenernos y analizarlo atentamente: estamos ante la clara visión subjetiva de un genio (el retratado era amigo suyo) y ante una pintura realizada en el exilio poco antes de su muerte. La exposición nos permite ver la representación de obras de una de las sagas más importantes del arte en España: los Madrazo, comenzada por José de Madrazo, y que cuenta en esta exposición con obras como “  La muerte de Viriato, jefe de los lusitanos ”  (1807), óleo de vida azarosa (fue rescatada de un naufragio) que se presenta como una de las sorpresas de la exposición tras ver su profunda y complicada restauración; esta saga tiene una importancia crucial en las colecciones del siglo XIX en el Prado, no sólo por la calidad y cantidad de sus pinturas (más de 140 en total) sino por su aportación como directores del museo; comenzando José de Madrazo (director del Prado entre 1838 y 1857) la etapa de directores-pintores que tuvo entre sus integrantes a Antonio Gisbert (también perfectamente representado en la muestra con su “ Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga ” (1888), Pablo Picasso o Federico de Madrazo (director en dos ocasiones); pintor clave en el movimiento del romanticismo en España, cuya espectacular obra “  Amalia de Llano y  Dotres, condesa de Vilches ” (1853)  fue la obra seleccionada para ser la portada del catálogo completo de pintura del siglo XIX en el Prado (2015).   Raimundo de Madrazo, hijo de Federico nos  presenta su mejor retrato “  Ramón de Errazu ” (1879), obra vital para las colecciones del siglo XIX en el Prado ya que este personaje seguirá la línea comenzada en el siglo de donaciones y legados, dando su gran colección, con obras de Martín Rico, Mariano Fortuny o el propio Raimundo de Madrazo al museo. Un gran amigo de Raimundo de Madrazo fue Mariano Fortuny Marsal, uno de los mejores pintores del siglo XIX y que se casó con Cecilia de Madrazo, convirtiéndose en un Madrazo más. Los cuadros de Mariano Fortuny Marsal presentes en la exposición son muy representativos de su colección, sobresaliendo su “ desnudo en la playa de Portici ” (1871) o su “ Viejo desnudo al Sol ” (1871), ambos provenientes del legado de Ramón de Errazu. La saga de los Madrazo no puede eclipsar la selección de las principales corrientes artísticas que surcaron el XIX; el romanticismo, plasmado por el genio de Eduardo Rosales queda reflejado en una sala en exclusiva, donde podemos ver obras maestras como “  Doña Isabel la Católica, dictando su testamento ” (1864) que nos adentra en uno de los géneros que más importancia tuvieron durante ese siglo: la pintura de historia y que tiene en la exposición “  El siglo XIX en el Prado ” icónicas muestras en obras como “  La demencia de Doña Juana de Castilla ” (1866) de Lorenzo Vallés o una de las obras centrales del Casón del Buen Retiro: “  Doña Juana la Loca ” (1877) de Francisco Padilla y que aún hoy en día sigue sobrecogiendo por la mirada perdida de la reina Juana I de Castilla. Uno de los géneros que domina dentro del siglo XIX es el retrato, que tiene en los Madrazo a sus máximos exponentes pero que tuvo a Goya como iniciador en este siglo; el ejemplo de la poderosa saga (directores del Museo del Prado o de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando) hizo que podamos ver representaciones de numerosos artistas; pudiendo contemplar en la exposición obras de Ignacio Pinazo, Antonio María Esquivel o Vicente López, que presenta una obra trascendental : “  El pintor Francisco de Goya ” (1826), q uizás la obra más reconocida como representación del pintor de Fuendetodos. No podemos dejar de admirar la cuidada selección de esculturas, que en un total de doce completan esta visión del complejo mundo artístico del siglo XIX; los ejemplos de escultura romántica o escultura de inspiración historicista y ecléctica aparecen dispersas por las salas concibiendo curiosos discursos con las obras pictóricas; las sensaciones que desprenden obras como “  Isabel de Braganza ” (1826) de José Álvarez Cubero transforman por completo la percepción del resto de las obras, destacando el diálogo entre “  Amalia de Llano y Dotres, condesa de Vilches ” (1853)  que brilla con luz propia y compitiendo en belleza con toda una ninfa como la representada por Sabino de Medina en “  La ninfa Eurídice mordida por una víbora ” (1865), obra situada junto en frente. “  El siglo XIX en el Prado ” es la mejor bienvenida posible a estos “viejos conocidos” que esperamos que se mantengan en su nueva casa por mucho tiempo, ocupando un puesto de honor en el Museo Nacional del Prado.