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Resumen Del Gladiator

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RESUMEN DEL GLADIATOR 1) Máximo(Russell Crowe), General de las Legiones Romanas, es querido por todos, incluso por el César, Marco Aurelio(Richard Harris), que antes de morir le elige a él como sucesor dejando de lado a su propio hijo, Cómodo(Joaquin Phoenix). Cómodo movido por el odio prepara una conspiración contra Máximo, le condena a él y su familia a muerte. Máximo intentará salvar a su mujer y su hijo pero cuando llega es demasiado tarde, Cómodo se le ha adelantado. Máximo volverá a Roma como gladiador en busca de venganza. 2) Año 180 d.C. El gran general g eneral romano Máximo, leal servidor del emperador Marco Aurelio, tras un duro combate contra una tribu germánica, que amenaza con sus incursiones, con franquear la frontera norte del Imperio; regresa v ictorioso al fuerte donde están provisionalmente instalados él, sus huestes y el mismo emperador. em perador. Allí, Marco Aurelio, que considera que Máximo es el candidato idóneo para heredar el Imperio, le expone su deseo de legárselo, pero el general, haciendo gala de honradez, renuncia al cargo, y manifiesta su respeto hacia el orden sucesorio, de acuerdo al cual, es al hijo del emperador, Cómodo, a quien le corresponde heredarlo. Sin embargo, el emperador desconfía de su hijo dada su absoluta falta de integridad. No en vano, cuando Cómodo se entera de las intenciones de su padre, aprovechándose de un momento de intimidad en el que padre e hijo departen sobre sí mismos, le asesta una puñalada a traición, para fingir la muerte natural del emperador, y autoproclamarse su sucesor. Máximo, se muestra tan cauto como intuitivo. Cuando Cómodo le propone sea su general, éste declina la oferta, y el ilegítimo emperador, consciente del peligro que e ntraña un nuevo enemigo que conoce todos los entresijos del poder, no duda en ejecutarle a él y a los suyos. Manda a sus mercenarios al hogar de Máximo, en Emerita Augusta, Hispania (la actual Mérida, en Extremadura) para matar a toda su familia. Máximo, tras forcejear contra los soldados que han recibido la orden de matarlo, consigue huir, y precipitadamente, monta a caballo, y emprende un viaje a su tierra (¡en un dudoso intervalo de tres días!). Sin embargo, no llega a tiempo, y se encuentra con un panorama desolador, su esposa y su hijo, han sido cruelmente asesinados, y colgados de un árbol. Mientras contempla los cadáveres de su familia, le asaltan las tropas imperiales, lucha contra ellos, es herido, pierde la conciencia y cae en redondo. Acto seguido, un nuevo plano nos muestr a a Máximo atendido por Juba (miembro de una caravana de traficantes de esclavos), mientras es trasladado a Zucchabar (probablemente, en la actual Argelia). Poco después, es entrenado como gladiador, y no tarda en alcanzar una gran fama en la arena. Aprovechándose del favor del público, se prepara a conciencia para regresar a Roma, decidido a vengar la muerte de su familia y de su protector, el emperador Marco Aurelio. Su adiestramiento evoca, ni que sea por su condición de gladiador, el deseo de victoria y popularidad de un deportista de elite, que se prepara para un gran acontecimiento deportivo para alcanzar la categoría de mito. Respecto a esto, no deja de sorprender el sentido lúdico que adopta la lucha última cuerpo a cuerpo que libran en la arena él y el emperador, y que se salda con la muerte del segundo de ellos, desatando la euforia del aforo. El realizador del filme decía con relación a esto último: “No me pregunto…si renacerá un impulso cinematográfico que tuvo ejemplos ilustres. Antes bien, me pregunto si el público establecerá un paralelismo entre mi gladiador y los mitos que las masas encuentran hoy en los campos a veces violentos, del deporte, de la política y de la vida diaria”. Finalmente, el poder de Roma, muertos en combate el emperador y el general, recaerá en manos del Senado, al que se le restituye la confianza que Cómodo le había usurpado, al ocupar el poder ilícitamente. A pesar del sentimiento de consternación que se adueña de todo el coliseo, de nuevo el “Happy End” hollywoodiense sellará el destino de Roma, aun contraviniendo a la Historia. Contexto histórico: La acción del filme se sitúa entre la v ictoria del emperador Marco Aurelio sobre los marcomanos, en Vindobona (la actual Viena, capital de Austria), y la sucesión al trono de éste , por parte de su hijo Cómodo, el que será el último de scendiente de la dinastía de los antoninos. Marcus Annius Aurelius Verus (Marco Aurelio) llegaba al poder en el año 161 d.C, tras suceder a Antonino Pío. Contaba con 40 años de edad, y con una sólida formación humanística, de lo que se infiere fácilmente, que fuera conocido por todos como “ el filósofo”. Hallándose el emperador en Vindobona, murió aquejado de peste, el 17 de marzo del año 180, y no en manos de su hijo Cómodo, como induce a creer el filme. Marco Aurelio, no sin dificultades, alivió el peso fiscal del Imperio sobre los más desfavorecidos, al tiempo que hacía considerables esfuerzos por proteger las fronteras de Roma, y aún ampliar el territorio, cuyos confines eran sobradamente vastos, ya por aquél entonces. La afinidad que le unía al emperador precedente, Trajano, contribuyó a situarle en la línea sucesoria. Ambos eran de origen hispano, como el ge neral Máximo en el filme. El cosmopolitismo que destila la película da a entender la vastedad de un Imperio que sólo una conducta recta podía preservar. Por ello, son muchos quienes defienden el restablecimiento de la República, como la solución más efectiva para combatir el despotismo de muchos emperadores, cuya política se basaba en una mezcla de exceso y represión, necesaria para contener a una población ávida de justicia social, y contraria al abuso de los poderosos. Para Cómodo, la única solución al descontento popular parecía ser una fórmula aparentemente infalible: panem et circenses, o lo que es lo mismo, alimento y diversión. La base del alimento, que se materializaba a través de la annona (reparto de tr igo y otros alimentos de primera necesidad), la constituía, como no podía ser menos, el producto final del ingrediente principal: el pan. La diversión, por otro lado, estaba garantizada sobre la base de los espectáculos que se celebraban en el coliseo y en el circo. Asegurado el orden en el interior por el nuevo emperador, Cómodo debía granjearse la confianza de sus enemigos, para lo cual, firmó un tratado con los m arcomanos, a fin de apaciguar el territorio, también en el exter ior. Sin embargo, como sostiene el historiador Indro Montanelli en su obra Historia de Roma: “Por dos veces se producía un milagro para que aquellos turbulentos germanos pudieran salvarse, un milagro del que más adelante Roma habría de pagar las consecuencias”. El emperador “gladiador”, como era conocido popularmente, gustaba de combatir como tal en la arena, y cualquier asunto de estado que perturbara su tiempo libre, que acostumbraba, por otra parte, a ser dilatado, debía solventarse a la mayor brevedad, fueran cuales fueran las consecuencias. Por un lado, había que subyugar a la población sobre la base de un doble chantaje: comida y juegos, sin coste alguno. Pero, aún así, esa maniobra no ocultaba los verdaderos problemas, caracterizados por una m isérrima situación agudizada por la presión fiscal de un Imperio que ya no se bastaba a sí mismo. Por otra parte, si bien es verdad que Cómodo era dado a luchar en la arena, como ya hemos dicho (participó como gladiador en 735 combates), es aventurado afirmar que muriera en manos del general Máximo, ya que éste fue una de tantas víctimas del emperador. Lo que sí es cierto es que Máximo recuerda a Lucio Quincio Cincinato (519-430 a.C.), un antiguo cónsul, que, según la leyenda, fue convocado al Senado en 458 a.C. para contener a los acuos, mientras estaba arando su terruño. Cuando consumó el encargo que se le había encomendado (para el cual había sido previamente designado como dictador), volvió a su casa de campo, de donde ya nunca más salió. Así pues, la recurrente elección del estereotipo del general venido a menos que regresa a Roma renovado, evoca al libertador de quien se espera derribe un régimen arbitrario, para restituir e l anterior. De hecho, parece ser cierta la aspiración de algunos senadores, que defendían el restablecimiento de la República (entre ellos, el senador Graco, en el filme). El filme, desde un punto de vista histórico, se remonta a un episodio muy concreto de la Roma clásica, y se diría que, a modo de antífrasis, Scott expresa su deseo de glorificar la historia de la civilización romana cuando, en boca del presentador de un combate entre gladiadores, evoca la batalla de Zama, o cuando, durante la secuencia en que Cómodo habla en la intimidad con su sobrino Lucio, cuenta una anécdota sobre el emperador Claudio, al tiempo que revelaba sutilmente a Lucilla, su hermana, la traición que a ella le t enía preparada. De hecho, muchos quisieron conjurar contra el emperador para darle muerte, pero la mayoría caía en sus manos, antes de consumar el acto. Poco menos se podía esperar de un emperador que cada mañana sacrificaba a un tigre, promovía caprichosamente los combates entre gladiadores, y aniquilaba a sus enemigos sin escrúpulo alguno. Una de sus primeras víctimas, fue alguien tan cercano a él, como su tía Lucilla, que también había intentado asesinarle. El jefe de los pretorianos de t urno, Cleandro, la mató por orden de Cómodo. Poco después, cayó el mismo Cleandro. Fue substituido por Leto, quien, ayudado por su cómplice, Marcia (una cristiana por la que Cómodo sentía un gran afecto, que, probablemente ella consentía para proteger a sus correligionarios), administró al emperador un brebaje con veneno. Mientras agonizaba, le remataron, según parece, asfixiá