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Bruno Chenu. Los Discípulos De Emaús.

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  RECENSIONES111 RECENSIONES   Teología y Vida, Vol. XLVIII (2007), 111 - 121 ARTURO BRAVO,   Palabra de Dios en palabrashumanas. Introducción didáctica al contexto his-tórico-cultural y literario de la Biblia , EditorialTiberíades, Santiago, 2005, 194 pp.Este libro pretende surtir de “conocimientosprevios, elementos claves” para leer e interpretarla Biblia, sobre todo a principiantes en su estudio.Dada la naturaleza religiosa, antigüedad y com-plejidad de la Escritura, siempre serán muy positi-vos los esfuerzos por poner a disposición de suslectores, con mayor razón del amplio público, deherramientas didácticas para su mejor compren-sión. En este sentido esta obra es digna de aprecioy reconocimiento.El autor divide el libro en tres partes. En laprimera, “Introducción”, hace una caracterizaciónde la Biblia para abordar algunos temas prelimi-nares. Entre ellos, el último se refiere a la histori-cidad de la Escritura. A mi juicio, es el perno detoda la obra, ya que sus dos acápites se correspon-den con las dos restantes partes de la obra. Enconcreto, el primero, “La Biblia tiene una histo-ria”, con la tercera parte, “Mediación literaria”. Yel segundo, “La Biblia contiene una historia”, conla segunda parte, “Mediación histórico-cultural”.Cada una de estas secciones intenta desarrollaruna parte del subtítulo del libro, “Introducción di-dáctica al contexto histórico-cultural y literario dela Biblia”. Si bien la historicidad es uno de lostópicos más recurrentes para quien recién se aven-tura por los senderos del mundo bíblico –y nodeja de serlo incluso para caminantes experimen-tados–, en el acápite en cuestión apenas hay tiem-po para esbozar los problemas históricos de la Es-critura; se responde rápidamente: “La Biblia eshistoria interpretada desde la perspectiva de la fe”(p. 32).La “Mediación sociocultural” correlativa a laafirmación recién enunciada (pp. 37-126) com-prende un capítulo de geografía de Palestina, otrosobre historia de Israel y dos acerca del horizontesociocultural del Antiguo y Nuevo Testamento,respectivamente. Estos últimos tratan de algunasinstituciones, grupos sociales y religiosos y situa-ciones sociopolíticas reflejadas en uno y/u otroTestamento. El contenido de todos estos capítulosresulta de interés, pero –a mi modo de ver lascosas– su carácter explicativo es débil, en espe-cial si se considera que están dirigidos a personasinexpertas en materias bíblicas, principalmenteporque estas indicaciones socioculturales no dis-tinguen con suficiente claridad entre el mundo delos relatos bíblicos y el mundo de los aconteci-mientos. Así, p. ej., en la breve historia de Israelno se indica cuándo habrían sido escritos los li-bros o documentos que dan cuenta de los hechosdescritos en ella; el lector queda con la impresiónde que, v. gr., la salida de Abraham de Ur habríasido escrita en el siglo XVIII a. C. En el mismosentido, es particularmente tenue la conexión en-tre las instituciones, grupos sociales y fiestas ve-tero y/o neotestamentarias aludidas y la composi-ción de los documentos bíblicos que dan cuentade ellas; p. ej., se dedica relativamente amplio es-pacio al sacerdocio en Israel antiguo (pp. 61-67),mientras que a los profetas no se los trata sinomuy indirectamente: ¿cómo no se va a extrañar ellector primerizo de la Biblia ante este hecho, todavez que al menos 15 de los 46 libros del AT seatribuyen a profetas?Un segundo aspecto delicado de los capítulosreferidos a la “Mediación sociocultural”, en miopinión, se refiere a su compromiso con hipótesishistóricas y sociológicas, sobre todo acerca delantiguo Israel, ya hace tiempo superadas por lasinvestigaciones especializadas al respecto. Se ha-cen no pocas afirmaciones históricas que no to-man en cuenta la “normalización” de la historia ysociología de Israel, en especial la criba de losdatos bíblicos a través de los procedimientos“normales” de investigación que aplican las cien-cias humanas a documentos antiguos y de su con-frontación con los datos de literatura comparada yde la arqueología (cf., p. ej., las obras publicadasdesde finales del milenio por Albertz, Finkelstein,Silberman, Liverani, entre otros).La “mediación literaria” para la lectura o es-tudio del texto bíblico se desarrolla en varios ca-pítulos (pp. 129-182). El primero de ellos abordala Biblia en cuanto obra literaria; los sucesivos lainspiración, el canon y la transmisión del textobíblico, respectivamente; el último, la exégesis yla hermenéutica bíblica. Esta parte del libro esbastante variada no solo por la índole diversa delas herramientas para la comprensión de la Escri-tura abordada, sino también por el tratamiento he-terogéneo dado a cada una de ellas; p. ej., el capí-tulo acerca de la inspiración comenta lasenseñanzas magisteriales al respecto, mientrasque el consagrado al canon plantea la cuestióndesde una perspectiva genético-histórica.Me parece muy útil el capítulo referido a latransmisión del texto bíblico, pues de un modo  112RECENSIONES ágil pone al lector frente a la materialidad de laliteratura antigua y las dificultades técnicas quecomportaba. También aportan elementos de mu-cho provecho para el estudio inicial de la Bibliacomo obra literaria, las explicaciones acerca delos géneros literarios usados en ella y el capítulofinal dedicado a la interpretación bíblica.Con todo, el capítulo inicial de esta parte, “LaBiblia, una gran obra literaria”, me parece menosconvincente, pues si bien pretende explicar que laEscritura es una especie de “biblioteca de biblio-tecas”, no trata derechamente la composición deeste complejo literario, salvo en lo referido a losgéneros literarios. Aborda, en cambio, temas rela-cionados con la naturaleza divino-humana de laliteratura bíblica: su cariz religioso y la condes-cendencia de Dios que hace suyas las palabras li-mitadas de los hombres. Este último punto, puestobajo el título de todo el libro, “Palabra de Dios enpalabras humanas”, como es evidente, correspon-de a una faceta de la inspiración bíblica: su conse-cuencia. Por eso, parecería más conveniente quese abordara junto a ella. Además, no obstante quela naturaleza divino-humana de la Biblia se ilustrabastante bien con los capítulos dedicados a la ins-piración y al canon bíblico, estos temas constitu-yen una verdadera “mediación teológica” –y nopropiamente “literaria”– para el estudio de la sa-grada página.Pese a todas las limitaciones antes señaladas,me parece que el lector atento encontrará en ellibro valiosas herramientas para realizar en su es-tudio bíblico las mediaciones propuestas por elautor. En este sentido su lectura resulta muy pro-vechosa. También porque en la obra se encuen-tran resumidos de modo simple –y en un solo vo-lumen– datos y temas acerca de cuestionesbíblicas que se hallan generalmente diseminadosen varias obras afines o desarrollados con muchamayor extensión.  Andrés Ferrada Moreira BENTUÉ, A.,  Las tentaciones de Job,  EditorialTiberíades, Santiago, 2006, 122 pp.El libro de Job es uno de los libros más inte-resantes que tiene la Biblia. A partir de una anti-gua leyenda, el autor, anónimo, ha compuesto unaobra cuyo tema central es el del sufrimiento delinocente. Desde antiguo, los sabios de Israel ha-bían propuesto como doctrina que al hombre fiel ala Alianza, el hombre “justo”, Dios lo recompen-saba en esta vida (no se creía en otra) con descen-dencia, larga vida, buena salud y prosperidad eco-nómica. Según el libro, Job es un modelo alrespecto, fiel hasta el más mínimo detalle y ro-deado de hijos y bienes. Sin embargo, un día Sa-tán pide a Dios ponerlo a prueba. Dios acepta estapetición y toda clase de maldiciones caen sobreJob. Este vive en carne propia la tentación de per-der la fe (maldecir a Dios), dada la crudeza de larealidad o hacerle caso a tres amigos suyos querepresentan la doctrina tradicional y terminar“confesando” un pecado que no ha cometido. Enmedio del dolor, el protagonista prefiere la hones-tidad en la forma de encarar los hechos: la doctri-na tradicional no sirve y en el dolor del inocentepone a prueba la justicia de Dios. El libro terminacon una lindísima intervención de Yahveh que re-crimina a Job por su osadía, pero le da la razónfrente a sus amigos. Prefiere la honestidad de Job,aunque hable de cosas que no entiende, a los ar-gumentos de sus defensores que cierran sus ojosante la crudeza de la realidad.El ensayo del profesor Bentué, como él mis-mo afirma, no pretende introducir a la lectura deeste libro ni menos hacer un estudio sobre él. Elpoema bíblico de Job le ha servido de marco, in-cluso en su estructura formal, para elaborar untexto propio. El lugar de Job lo ocupa aquí unteólogo que vive plácidamente su fe en un mundoen donde Dios ha muerto y ha sido reemplazadopor los valores de la utilidad práctica. Al igualque en el poema, Satanás pide poner a prueba alprotagonista y esta ahora consiste en abrir losojos y constatar que en nuestro mundo Dios pare-ce estar completamente ausente, hasta el punto deque es posible dudar de su existencia. Como en ellibro bíblico, la “pasividad” de Dios ante el sufri-miento del inocente pone a prueba duramente lafe en su justicia y en su carácter de Padre compa-sivo.Así, nuestro teólogo se ve atrapado entre dosfuegos: por un lado está la tentación de no creeren absoluto en Dios, dada su ausencia, por otro, lade hacer caso a cierto discurso eclesiástico que locoloca como causa de todo lo que ocurre en elmundo y que, enfrentado al dolor del inocente,apela al misterio de Dios invitando a dejar de ladoel ejercicio de una razón que pretende ser honestacon los hechos que presenta la realidad. A lo lar-go de la discusión, el protagonista va descubrien-do a Dios como el que, compartiendo el dolor delinocente (en la cruz de Jesús), respeta la autono-mía de los procesos mundanos ofreciéndoles unfundamento y sentido que por su propia cuentaestán lejos de tener. El discurso final de Dios esuna hermosa síntesis de ese descubrimiento.El ensayo del profesor Bentué es un escritopoético que por su fluidez se lee con facilidad.Las distintas posiciones están presentadas conagudeza y honestidad, sin hacer caricatura de lastesis contrarias. Por lo mismo uno ve reflejadasen ellas las preguntas, dudas y tomas de posiciónde creyentes y no creyentes en medio de esta cul-tura moderna o postmoderna. Hay momentos enque la presentación alcanza altos niveles de pro-fundidad y belleza, como en el discurso final deDios. Termino esta presentación citando uno de  RECENSIONES113 ellos: “El mundo es la distancia que separa / delúnico Absoluto trascendente. / No es perfecto ensí mismo, como yo; / por eso hay mal, / que trai-ciona mi Ser, oscureciéndolo; / pero que, al mis-mo tiempo, con su nada, revela la locura de miamor desmesurado / y extravertido siempre en laimpotencia. El mal es una espina que atraviesa /el corazón del cielo, hiriendo el alma / de mi ter-nura. / Si, por su esencia, el mundo incluye elduelo, yo debí decidir eternamente / que mi Hijose encarnara, solidario, en el dolor”. Sergio Armstrong Cox ANTONIO BENTUÉ,  En qué creen los que creen, Editorial Claretiana, Buenos Aires, 2004, 262 pp.En este nuevo libro, Bentué asume el tema deDios reconociendo su real problematicidad para elhombre creyente. En función de ello puede enten-derse el texto como una breve pero importantecatequesis, cuya lectura es recomendable a todocristiano y a toda persona de buena voluntad queesté dispuesta a reflexionar y asumir la ineludibleexigencia intelectual de la opción creyente cristia-na. Se trata de un verdadero esfuerzo por pensarrazonablemente como hombre del siglo XXI, elsentido y alcance de la fe en Jesucristo en un con-texto transcultural como es el que nos toca vivir yen el que estamos llamados a seguirlo, colaboran-do estrechamente con nuestros contemporáneoscon los cuales somos corresponsables.En la historia general del cristianismo y de lateología en particular, encontramos innumerablestestimonios que sugieren la necesidad de un dis-cernimiento permanente de la orientación funda-mental de nuestra fe. En este sentido resultan im-portantes las advertencias formuladas porteólogos de la talla de Karl Rahner, en cuanto espreciso reconocer y asumir el desafío que implicala existencia efectiva de credos personales, gene-ralmente empobrecedores de la verdad cristiana,que conviven y condicionan la comprensión delCredo, que es el que contiene todas las verdadesnecesarias para la salvación en un orden adecua-do. En este contexto, propio de la viva tradicióncristiana, es conveniente entender el llamado delautor a asumir con madurez “humano-religiosa”la tarea de pensar y repensar continuamente la ex-periencia fundamental del Dios hecho hombre ysu significación en y para nuestra propia expe-riencia humana, purificándola de aquello que lacomplica y empobrece innecesariamente.Nos encontramos, por lo tanto, con un libroque nos invita a reflexionar permanentemente lafe cristiana si pretendemos responder fielmente ala invitación salvífica del Dios de Jesucristo. Almismo tiempo, nos advierte de la permanente ten-tación de erigirnos a nosotros mismos y nuestravisión de la realidad como único criterio de com-prensión de la salvación, cosificando con ello aDios y reemplazándolo por ídolos hechos a la me-dida e interés de cada uno.En concreto me parece importante indicar tresaportes específicos del texto: –En primer lugar, el hecho de articular explíci-tamente el contenido fundamental de la fecristiana desde una perspectiva eminentemen-te salvífica, jerarquizando los contenidos es-pecíficos del Credo de la Iglesia Católica enorden a su estricta relación y proximidad conla persona de Jesucristo. Este esfuerzo ad-quiere un valor adicional si consideramos lacreciente tendencia de nuestra sociedad al in-dividualismo, al conservadurismo religioso nonecesariamente cristiano, al influjo de distin-tas filosofías orientales y a la gran tentaciónde construirse una religión a partir de la mix-tura de distintas experiencias. En este contex-to el libro surge como una gran invitación avolver a las raíces siempre novedosas y desa-fiantes del cristianismo primitivo.Esta opción fundamental explica en parte lassimplificaciones pedagógicas y hermenéuticasen que se ha debido incurrir durante la expo-sición del contenido. –Un aporte distinto lo constituye la enseñanzade un método de discernimiento cristiano que,en diálogo real y honesto, reconoce al “otro”,semejante o distinto a nosotros, como un au-téntico prójimo e interlocutor válido, necesa-rio y positivo con quien debemos realizar labúsqueda de la verdad y del bienestar humanoque los cristianos reconocemos como volun-tad de Dios para todos y todo el hombre.Lo interesante de esta propuesta metodológicaes que se encuentra implícita en el desarrollomismo del contenido trabajado. Lo que obligaal lector a realizar una lectura inteligente delmaterial para reconocer una reflexión contex-tualizada temporal e históricamente que asu-me el mundo como don y tarea de Dios. Ellosugiere obviamente una valoración de la reali-dad, del mundo actual, de nuestros contempo-ráneos y del plan salvífico del Dios cristiano. –Un tercer aporte, no por ello menos significa-tivo, está relacionado con la simpleza del len-guaje teológico del que es capaz AntonioBentué en la transmisión del contenido funda-mental de la fe. Ello permite una mejor com-prensión y transmisión de la experiencia cris-tiana y evita la tentación de realizar unareflexión de alcance solamente teórico.Para finalizar solo quisiera indicar que la es-tructura de la obra, además de la introducción yde la conclusión, se divide en tres grandes seccio-nes, en las que el autor reflexiona y explicita elsignificado de la afirmación cristiana de la fe en  114RECENSIONES “un solo Dios y en Jesucristo”, en el “EspírituSanto y en su Iglesia” y de las “definiciones dog-máticas posteriores al Credo”. Francisco Correa Schnake CHENU, BRUNO.  Los discípulos de Emaús . Nar-cea, S.A. de Ediciones, 2006, 154 pp.Para el P. Bruno Chenu, el relato de  Los dis-cípulos de Emaús  es una gran obra que intentaexpresar lo esencial de la fe con una insólita pe-dagogía. Según sus propias palabras el objetivo deeste nuevo libro … es ir lo más lejos posible en la presentación e interpretación, tanto desde el pun-to de vista exegético como catequético, iniciático y teológico. Por ello la ha elaborado  partiendodesde la actualidad para desembocar en la actua-lidad. En el primer capítulo,  Emaús en la actuali-dad, el autor presenta tres formas de presencia deEmaús en lo social, literario y eclesial. Con ellodesea expresar un nombre que evoca en los cre-yentes la convicción de que el amor puede unir yhacernos avanzar. Es así como se forja el itinera-rio de el movimiento de Emaús, remitiéndonos ensus orígenes a la obra del Abbé Pierre que dionombre a un lugar que fuese evocador de la resu-rrección y de la esperanza tras la desilusión. En loliterario se menciona que Emaús aún permanecevivo en escritores creyentes, como François Mau-riac, Henri Guillemin, el poeta Pierre Emmanuel,entre otros.La presencia eclesial destaca el sentido poéti-co de esta lectura en tiempos de Pascua, colocan-do el acento en la búsqueda de sentido, de luz yde Jesús que guía.El segundo capítulo,  El texto de Emaús, seabre a esta obra maestra comprendiendo el estiloliterario de Lucas, marcado por una doble estruc-tura concéntrica y narrativa. Sobre la base de unmodesto testimonio realiza una composición teo-lógica y litúrgica que coloca en imágenes la reve-lación eclesial de la resurrección. Presenta la la-bor del exégeta, que ha reconocido similitudesentre la historia de los discípulos de Emaús y ladel eunuco etíope. Paralelismo que aborda el tex-to en una dinámica detallada colocando el acentoen el centro del mensaje: la resurrección. Dios haresucitado al que los hombres injustamente habíancondenado.Seguidamente estudia el texto paso a paso,deteniéndose en el estilo y contenido de cada ver-sículo. Destaca la transformación extraordinaria ala que se han enfrentado los discípulos desde elsentimiento de fracaso a la certidumbre de la re-surrección.El tercer capítulo,  Emaús en la historia, nosaproxima a un estudio del tema a partir de laslecturas patrísticas, lecturas litúrgicas en la EdadMedia y la lectura psicoanalítica contemporánea.Algunos textos patrísticos han comentado elepisodio de Emaús donde se coloca de relieve lapreeminencia de la Palabra, la apertura de losojos por la fe y la práctica de la hospitalidad.Para los Padres, el gesto de la palabra precede,abre el camino y la Eucaristía completa este mo-vimiento.Lecturas litúrgicas en la Edad Media: en elmarco de la liturgia monástica reaparecen en elsiglo IX y XII representaciones sobre algunas es-cenas evangélicas. El primer drama litúrgico co-nocido es “La visita del sepulcro”. Las aparicio-nes pascuales rigen una serie de juegos litúrgicosconocidos como “juegos del peregrino”. El relatode Emaús es puesto en escena con gran fidelidadal srcinal. Se introduce un poco de poesía y elespectador no tiene dificultad en identificarse conesos discípulos.Literatura psicoanalítica: se comenta el traba- jo de Xavier Thévenot en perspectiva psicoanalí-tica, en el que intenta hacer un paralelo entre Gn2-3 y Lc 24, 13-35, considerando a Emaús comoun relato de recreación.Tradición artística: Destacan los músicosSchütz, Haendel, Bach… el tema es la llegada dela noche en el momento en que los discípulos en-tran a Emaús.En la iconografía cristiana las obras de arteofrecen una verdadera exégesis pictórica de estepasaje. Se seleccionan tres testimonios de impor-tancia: Pontormo, Caravaggio y Rembrandt.El cuarto capítulo,  Emaús en la vida del cre- yente y de la Iglesia actual , apela al ser humanoque se embarca en la existencia con el proyectode llegar a ser. Emaús se presenta como una expe-riencia personal y eclesial, donde la prueba de lamuerte de Cristo parece interceptar el camino delporvenir permitiendo el acceso de la fe pascual.Se destacan y comentan ocho experiencias fundamentales  para la toma de conciencia y mejo-ramiento de ser personas.Luego se da paso a describir  Diez “lugares”de encuentro con Cristo resucitado . Emaús es elaprendizaje de la ausencia de Cristo, sin embargoes ausencia fértil donde la fe descubre “lugares”de su presencia.En síntesis, estamos frente a un texto que si-túa el acontecimiento de Emaús como eje trans-versal de diversas miradas. El objetivo propuestopor el autor se cumple a cabalidad. Magistralmen-te realza y profundiza lo central de la experienciacristiana, bajo una formulación dinámica e inte-gradora que nos vuelve a “poner en marcha”.  Eva Reyes Gacitúa  RECENSIONES115 BRENNER, F. R.,  Resistencia ante el Holocaus-to , de Ediciones Narcea, S.A de. Madrid, 2005,230 pp.El libro trata sobre cuatro mujeres (EdithStein, Simone Weil, Ana Frank, Etty Hillesum),las cuales registran literariamente sus vivenciascomo víctimas del Holocausto debido a su condi-ción de judías, por la cual paradójicamente no tie-nen especial interés, siendo, sin embargo, vícti-mas por ella.La autora, Rachel Feldhay Brenner, una pola-ca profesora de literatura hebrea en la Universi-dad de Wisconsin, aborda el tema literario de es-tas mujeres desde una perspectiva que va más alládel análisis de la escritura de género. RachelBrenner más bien trata el tema de la escritura entanto resistencia para sobrellevar una situación deinjusticia, odio y finalmente muerte.¿Es posible hablar de un arte [literario] delHolocausto, de una representación artística dentrode este flagelo humano? Esta es una pregunta quesubyace en toda la exposición que hace esta pro-fesora de literatura en este libro que a continua-ción reseñaremos.En el primer capítulo del libro, ¿Qué significaresistir?,  Brenner hace hincapié que al contrariode lo que podría pensarse, en la escritura de estascuatro autoras, junto a esta situación límite de in- justicia, violencia y muerte, en ellas persiste elvalor ético del ideal humanista. “ Cosmopolitas in-mersas en un medio cultural ilustrado, creyeronen un futuro humano y humanista, (…) [centran-do] su trabajo en la reafirmación del ideal de fraternidad humana ” (20).En el capítulo siguiente,  La progresiva cons-trucción del yo , para Brenner es importante desta-car la íntima relación que estas autoras tenían conel concepto de  Bildung  (autoeducación moral per-sonal). Destacamos aquí la referencia que se haceal significado que tiene para Hillesum este princi-pio ilustrado. Ella afirma que “ la configuración fi-nal del carácter de una persona está en sus pro- pias manos ” (34), contemplándose a través de ellola convicción de que el futuro de la sociedad, entérminos de progreso hacia la hermandad de todoslos seres humanos, es responsabilidad de esta. Ha-cemos lo mismo con la perspectiva que resalta enEdith Stein. Para esta filósofa judía, esta responsa-bilidad humana es lo que conforma la esencia hu-mana, la cual “ es algo dado, no variable. (…)[pero que] sin embargo puede verse favorecido odificultado por circunstancias externas (…) que pueden impedir por completo su realización ” (38).En el capítulo tres,  La trascendente toma deconciencia del otro , se hace referencia al modo enque estas cuatro judías se implicaron en la desgra-ciada situación del Holocausto. A todas ellas lasimpulsó una actitud ética en común: tomar con-tacto responsable y profundamente con el afligido(cf. 53, 54). Brenner destaca la perspectiva de Si-mone Weil, ya que ella con suma lucidez explicitaque es el miedo a la aflicción la causa que nossepara de los afligidos (cf. 53). Weil describe latoma de conciencia del otro como un “  proceso de‘vaciarse’ a sí mismo a favor del otro [pasandode] una ética de la igualdad [a la] de la recipro-cidad  ” (62).Este es un camino que, según Brenner, “  [bus-ca] (…) entender la conexión de Dios con la huma-nidad afligida ” (68). El comprender la relación en-tre divinidad y aflicción es el objetivo de esteproceso de búsqueda que persiste en cada una deestas judías (cf. 69).En el cuarto capítulo,  Entre ecumenismo y an-tijudaísmo , el problema de la identidad religiosaes un punto importante ya que afecta en común aestas cuatro judías. Según nuestra autora polaca,este problema de identidad “ trajo consigo elasunto de la fe judía (…) [desde el cual] fomentóla búsqueda [de un Dios] universalista, caracte-rístico de los judíos liberales (…) [quienes] sehicieron preguntas embuidos [más bien] del espí-ritu del humanismo cristiano ” (74, 75) Ningunade las cuatro mujeres echó la culpa al cristianismopor lo que estaba ocurriendo, no acudió a la tradi-ción religiosa judía en busca de consuelo (cf. 75).Brenner explica esta postura al considerar a estasmujeres: “ cristianas por elección, judías por de-creto ” (79).En el siguiente capítulo,  Respuestas divergen-tes a las tradiciones judías y cristianas , RachelBrenner nos va mostrando los diferentes modosen que cada una de estas autoras fueron estable-ciendo su relación con el cristianismo. Destaca-mos las alusiones que hace de Edith Stein y Simo-ne Weil. De la primera destaca que “ su sentido de pertenencia al pueblo judío y su filosofía de lavida no indicaba la conversión desde una identi-dad a otra, sino más bien la convergencia de lasidentidades judía y cristiana ” (86). Este aspectoen Simone Weil está totalmente ausente. Nuestraautora polaca lo explicita: “ Como [podemos ver]en su Autobiografía espiritual, su deseo de sercristiana de nacimiento pesa. Ni siquiera en elmomento traumático del exilio fue capaz deafrontar su identidad judía; [pero] sin embargo,a pesar de su inequívoca adopción al cristianismonunca se convirtió al catolicismo ” (86). EdithStein, luego de haber sido bautizada y haber he-cho su primera comunión, hace sus votos comocarmelita en 1933. En cambio Simone Weil recha-za pertenecer a “ un cuerpo colectivo, [ya que] leimpediría utilizar las tres facultades estrictamen-te personales: amor, fe e inteligencia ” (89).En el capítulo sexto,  Autoafirmación y renun-cia , Brenner analiza el tema sobre el dilema queconstituye, especialmente para Edith Stein y Si-mone Weil, la relación de la identidad judía conla cristiana.De Edith Stein destaca el fuerte talante filosó-fico (fenomelógico) racional (cf. 103), como pris-