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Exaltación De La Santa Cruz 14 Sept 2014

liturgia

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  La liturgia celebra el domingo la Exaltación de la Santa Cruz.¿No parece una contradicción? ¿Exaltación, cuando en realidad, la Cruz es el mayor rebajarse de ios?Es la !isión ue #uan tiene de la Cruz. $ara %l, la cruz es subir.$ara %l, la cruz es mani&estación. $ara %l, la cruz es re!elación. $ara %l, la cruz es exaltación.'uc(os no uieren ni o)r (ablar de la Cruz. 'uc(os !en la cruzcomo expresión del dolor. 'uc(os !en la cruz como expresión de muerte.#uan no niega ue la Cruz tenga muc(o de dolor y muc(o de muerte. $ero #uan es de los ue saben !er la Cruz desde el otro lado de la cruz. Es de los ue !en la cruz con los ojos de ios. Es de los ue !en la cruz con el corazón de ios. $or ue detr*s de la cruz !en y reconocen algo m*s ue el dolor. +econocen la capacidad de amar de ios. +econocen ue la cruz es signo y expresión del amor de ios.No es la cruz como signo del su&rimiento. Sino el su&rimiento como signo de la capacidad de amar -anto amó ios al mundo ue entregó a su /ijo 0nico1.El su&rimiento como signo de la !ida -para ue no perezca ninguno de los ue creen en %l1. ¡Qué difícil es mirar al otro lado de la tapia!  ¿+ecord*is a uella leproser)a en el ue uno de los leprosos sal)a cada ma2ana, se sub)a ayudado de una escalerita, al muro. 'iraba al otro lado, y luego, regresaba sonriendo? Era su esposa ue, cada ma2ana pasaba por all), y %l sal)a a mirarla. 3 los dos se miraban. 3 los dos sesonre)an. 3 a uella sonrisa lo manten)a !i!o durante todo el d)a.$ara ios, la cruz es como el muro de la leproser)a. Cada ma2ana pasa y sonr)e a los leprosos del mundo. Cada ma2ana pasa y expresa su amor a los leprosos del mundo. ios es capaz de dejar subir a su /ijo 0nico (asta la cruz. $ero ios no se ueda mirando a la Cruz. $or ue ios expresa y mani&iesta su amor al (ombre desde la cruz. $or ue ios !e la cruz no como el lugar del dolor sino comola expresión de su amor. $or ue cuando ios uiere decirnos cu*nto nos ama y cu*nto nos uiere, se sube a la cruz.Cuando ios contempla la Cruz de su 0nico /ijo, lo ue (acees contemplar al (ombre. Cuando ios contempla la Cruz de su 0nico /ijo, lo ue (ace es decirnos -cu*nto nos uiere y cu*nto nos ama1.$ara ios, la Cruz es el lugar donde los (ombres cruci&ican ydan muerte a su /ijo. $ara ios, la Cruz es el lugar donde, cada ma2ana, nos canta su canción de amor. $ara ios, la Cruz es el lugar donde, cada d)a, entona el (imno a la !ida. $ara ios, la Cruz es el lugar donde, cada d)a, nos asegura de ue no uiere nuestra muerte, sino ue !i!amos. $ara ios, la Cruz no es el sillón del juez ue nos condena, sino el sillón donde nos anuncia a todos ue uiere nuestra sal!ación.No miremos a la Cruz de &rente, donde solo !eremos a un cruci&icado. 'iremos a la Cruz desde el otro lado, donde descubriremos -as) nos ama ios1. 'iremos a la Cruz desde el otro lado, donde nos encontraremos con el ios de la !ida. 'iremos a laCruz desde el otro lado, donde encontraremos no al ue nos juzga y condena sino al ue nos ama y nos perdona.  E45L5C67N E L5 S5N5 C+89 :; Sept <=:; -51 Exaltación de la Santa Cruz La liturgia celebra el domingo la Exaltación de la Santa Cruz.¿No parece una contradicción? ¿Exaltación, cuando en realidad, la Cruz es el mayor rebajarse de ios?Es la !isión ue #uan tiene de la Cruz. $ara %l, la cruz es subir. $ara %l, la cruz es mani&estación. $ara %l, la cruz es re!elación. $ara %l, la cruz es exaltación.'uc(os no uieren ni o)r (ablar de la Cruz. 'uc(os !en la cruz como expresión del dolor. 'uc(os !en la cruz como expresión de muerte.#uan no niega ue la Cruz tenga muc(o de dolor y muc(o de muerte. $ero #uan es de los ue saben !er la Cruz desde el otro lado de la cruz. Es de los ue !en la cruz con los ojos de ios. Esde los ue !en la cruz con el corazón de ios. $or ue detr*s de la cruz !en y reconocen algo m*s ue el dolor. +econocen la capacidad de amar de ios. +econocen ue la cruz es signo y expresión del amor de ios.No es la cruz como signo del su&rimiento. Sino el su&rimiento como signo de la capacidad de amar -anto amó ios al mundo ue entregó a su /ijo 0nico1.El su&rimiento como signo de la !ida -para ue no perezca ninguno de los ue creen en %l1.>u% di&)cil es mirar al otro lado de la tapia@ ¿+ecuerdan a uel leproser)a en el ue uno de los leprosos sal)a cada ma2ana, se sub)a ayudado de una escalerita, al muro. 'iraba al otro lado, y luego, regresaba sonriendo?Era su esposa ue, cada ma2ana pasaba por all), y %l sal)a a mirarla. 3 los dos se miraban. 3 los dos se sonre)an. 3 a uella sonrisa lo manten)a !i!o durante todo el d)a.$ara ios, la cruz es como el muro del leproser)a. Cada ma2ana pasa y sonr)e a los leprosos del mundo. Cada ma2ana pasa y expresa su amor a los leprosos del mundo. ios es capaz de dejar subir a su /ijo 0nico. $ero ios no se ueda mirando a la Cruz. $or ue ios expresa y mani&iesta su amor al (ombre desde la cruz. $or ue ios !e la cruz no como el lugar del dolor sino como la expresión de su amor. $or ue cuando ios uiere decirnos cu*nto nos ama y cu*nto nos uiere, se sube a la cruz.Cuando ios contempla la Cruz de su 0nico /ijo, lo ue (ace es contemplar al (ombre. Cuando ios contempla la Cruz de su 0nico /ijo, lo ue (ace es decirnos -cu*nto nos uiere y cu*nto nosama1.$ara ios, la Cruz es el lugar donde los (ombres cruci&ican y dan muerte a su /ijo. $ara ios, la Cruz es el lugar donde, cada ma2ana, nos canta su canción de amor. $ara ios, la Cruz es el lugar donde, cada d)a, entona el (imno a la !ida. $ara ios, la Cruz es el lugar donde, cada d)a, nos asegura de ue no uiere nuestra muerte, sino ue !i!amos. $ara ios, la Cruz no es el sillón del juez ue nos condena, sino el sillón donde nos anuncia a todos ue uiere nuestra sal!ación.No miremos a la Cruz de &rente, donde solo !eremos a un cruci&icado. 'iremos a la Cruz desde el otro lado, donde descubriremos -as) nos ama ios1. 'iremos a la Cruz desde el otro lado, donde nos encontraremos con el ios de la !ida. 'iremos a la Cruz desde el otro lado, donde encontraremos no al ue nos juzga y condena sino al ue nos ama y nos perdona. /A'6LB5rase una !ez un jo!en indio ue se &ue a la monta2a para prepararse y orientarse antes de empezar la etapa adulta de la !ida.En la soledad ayunó y oró. 5l tercer d)a decidió medir sus &uerzas y luc(ar contra la monta2a y escalar su cima ne!ada. Lo logró y contempló el mundo a sus pies. Su corazón se (inc(ó de alegr)a. Ayó un ruido, miró y !io una serpiente.-Estoy a punto de morir1, susurró la serpiente. /ace muc(o &r)o para m), ponme debajo de tu camisa y ll%!ame al !alle.D No, dijo el jo!en. e conozco. Si te cojo me morder*s y morir%.D No, dijo la serpiente. Si me ayudas, ser*s alguien muy uerido para m) y no te (ar% da2o.  El jo!en se resist)a pero esta serpiente era muy persistente y cari2osa. inalmente el jo!en la creyó y la cobijó bajo su camisa y juntos bajaron al !alle. e repente la serpiente se enroscó y mordió el pec(o del  jo!en. D $ero t0 me prometisteFD 0 sab)as cómo soy cuando me recogiste, dijo la serpiente y desapareció. 5s) son las promesas de los (ombres, palabras enga2osas y (ermosas, prometen lo ue no pueden dar, prometen ser lo ue no son y todos, alguna !ez, nos (emos dejado morder por alguna serpiente mentirosa. odos lle!amos en el corazón un poco de !eneno ue no nos deja ser &elices.Los !iajeros del desierto, nos (a dic(o el libro de los N0meros, lle!aban en el corazón el !eneno de la ueja y de la &alta de con&ianza en ios. uer)an !ol!er a las &alsas promesas y a la &alsa seguridad de Egipto y ios les en!ió las serpientes para ue le!antaran los ojos a lo alto, al ios siempre m*s grande, al ios siempre &iel y sal!ador.Nosotros los !iajeros de (oy, muc(as !eces cansados, muc(as !eces uej*ndonos de todo, muc(as !eces descon&iando de ios, muc(as !eces tentados de buscar otros dioses, muc(as !eces enga2ados por otros y enga2ando a los otros, en!enenados por la a!aricia, la lujuria, la bebida, la pereza y la irresponsabilidadFNosotros, a pesar de todo, !enimos a la iglesia a aprender del - ue se (izo obediente (asta la muerte y una muerte de cruz1, !enimos a -mirar al ue le!antaron, a #esucristo, para ue el ue crea en %l tenga !ida eterna1./oy, :; de septiembre, recordamos y celebramos la &iesta de la Exaltación de la Cruz y m*s ue la cruz celebramos al ue &ue le!antado en la cruz #esucristo, el /ijo de ios ue !ino no a condenarte sino a sal!arte, ue !ino sólo por amor.Contra el !eneno de los )dolos est* el contra!eneno del amor.Contra el !eneno de las &alsas promesas de todas las serpientes est* el contra!eneno de la promesa &iel ysegura de ios.Contra el !eneno de los amores pe ue2os y de mero placer est* el contra!eneno del amor !erdadero de la sangre de Cristo.Contra el !eneno de mirar al suelo y a lo pasajero est* el contra!eneno de mirar (acia arriba, a la cruz, al cruci&icado, al ue me ama siempre.La cruz de Cristo est* siempre a() presente para recordarte la muerte, pero tambi%n la resurrección, el su&rimiento, pero tambi%n la gloria y sobre todo el amor.La cruz de Cristo, (ablamos de ella, pero el Se2or nos in!ita a cargar con nuestra cruz y a seguirle.¿u cruz?No est* (ec(a a medida como los zapatos. Lo importante es ue t0 est%s a la medida de Cristo. 6C/5 3 LL5NA #. Canibe “Nos ha dado la dicha, nos ha dado el llanto. Así yo distingo dicha de quebranto, los dos materiales que forman mi canto”  . 5s) reza una !ieja y conocida canción. La podr)amos traducir por cruz y gozo ue &orman mi !ida. En este domingo celebramos la &iesta de -La exaltación de la Santa Cruz1. El t)tulo parece un contrasentido, un disparate exaltar la cruz, el sufrimiento.  Como si esto se pudiera exaltar. 3a ue exaltar e ui!ale a ensalzar, aclamar, alabar  . Y alabar, ensalzar la cruz no parece lgico . La Cruz es -locura para los paganos y esc*ndalo para los jud)os1. Cristo la (a con!ertido en instrumento, en s)mbolo de entrega y &idelidad. La !ida est* amasada con trozos de amor, de dignidad de la persona, de &raternidad. $ero tambi%n tiene una cara sombr)a por la presencia del odio, de la mentira, de la corrupción.  5ctitudes estas 0ltimas ue &abrican nuestras cruces. e tal suerte ue la cruz se (a con!ertido en el s)mbolo m*s uni!ersal y lo !emos repetido en multitud de lugares y en los rincones m*s recónditos. odos tenemos nuestra cruz o nuestras cruces. 5 ios le podemos encontrar en el %xito y en la alegr)a y tambi%n en el &racaso y en el dolor. $or ello no es preciso buscar el dolor sino soportarlo. #es0s no buscó el dolor sino ue lo padeció. !uien busca el sacrificio, el dolor, la cruz es un masoquista, no un imitador de risto.  La &e cristiana no aconseja ir en busca del dolor, sino aguantar el sufrimiento corriente, normal, diario.  Este es el (ero)smo ue se pide a uien cree en el Cruci&icado la cruz de cada d)a. “hay que aprender a sufrir”   es una de las &rases ue m*s se repite a los deportistas.  En segundo lugar, no solo soportar el dolor, sino combatirlo.  No podemos permanecer indi&erentes ante el dolor propio o ajeno. #es0s lo combatió. El cristianismo de los primeros siglos se preocupó intensamente de los en&ermos, de los necesitados, de los d%biles. 3 esta dedicación sigue siendo una de las misiones, de las tareas de la 6glesia y de los cristianos colaborar en la compleja luc(a contra el dolor, la pobreza, el (ambre, la en&ermedad, la injusticia.En tercer lugar, no solo combatir el dolor, sino transformarlo.  $ensemos en las personas a las ueel su&rimiento, el dolor, la decepción, la separación, el &racaso, la (umillación,F lejos de destruirlas o de amargarlas, las ha hecho m#s humanas . La persona, ue (a su&rido o su&re y (a sabido trans&ormar ese su&rimiento, da garant)as, da seguridad de ue derroc(ar* gran compasión y gran comprensión. Sencillamente en !ez de embrutecer al paciente, le (a con!ertidoen m*s (umano, en m*s sensible.Nunca llegaremos a eliminar el dolor, el su&rimiento, la cruz. Nunca con$ertiremos esta tierra en un paraíso . No obstante, la &e nos dice ue as) como lo caracter)stico en la !ida de #es0s no &ue el dolor, sino una -gozosa serenidad1, algo similar nos puede suceder a nosotros. #es0s conoció la cruz, sintonizó con el dolor, supo soportarlo, combatirlo, trans&ormarlo. +azón ten)a el poeta 'ac(ado al escribir “No quiero al %ios del madero, sino al que andu$o en el mar”. Cabe a2adir a lo anterior ue todos nosotros nos sentimos &uertemente atra)dos por el bienestar, por el placer, por una %tica indolora. No en $ano el $alium es la medicina que ocupa el cuarto lugar en consumo en el mundo.  Estamos ante un asunto importante, ue nos concierne a todos. &enemos muchas posibilidades de hacer este mundo bastante m#s habitable.   Nos falta ofrecernos como “cirineos” de los dem#s y que los dem#s sean nuestros “cirineos”  . e momento #es0s est* dispuesto en todo momento. '6+5+ CAN E 5L C+8C66C5A #os% 5ntonio $agola La &iesta ue (oy celebramos los cristianos es incomprensible y (asta disparatada para uien desconoce el signi&icado de la &e cristiana en el Cruci&icado. ¿u% sentido puede tener celebrar una &iesta ue se llama -Exaltación de la Cruz1 en una sociedad ue busca apasionadamente el -con&ort1 la comodidad y el m*ximo bienestar?'*s de uno se preguntar* cómo es posible seguir toda!)a (oy exaltando la cruz. ¿No (a uedado ya superada para siempre esa manera morbosa de !i!ir exaltando el dolor y buscando el su&rimiento? ¿/emos de seguir alimentando un cristianismo centrado en la agon)a del Cal!ario y las llagas del Cruci&icado?Son sin duda preguntas muy razonables ue necesitan una respuesta clari&icadora. Cuando los cristianos miramos al Cruci&icado no ensalzamos el dolor, la tortura y la muerte, sino el amor, la cercan)a y la solidaridad de ios ue (a uerido compartir nuestra !ida y nuestra muerte (asta el extremo.No es el su&rimiento el ue sal!a sino el amor de ios ue se solidariza con la (istoria dolorosa del ser (umano. No es la sangre la ue, en realidad, limpia nuestro pecado sino el amor insondable de ios ue nos acoge como (ijos. La cruci&ixiónes el acontecimiento en el ue mejor se nos re!ela su amor.escubrir la grandeza de la Cruz no es atribuir no s% u% misterioso poder o !irtud al dolor, sino con&esar la &uerza sal!adora del amor de ios cuando, encarnado en #es0s, sale a reconciliar el mundo consigo.En esos brazos extendidos ue ya no pueden abrazar a los ni2os y en esas manos ue ya no pueden acariciar a los leprosos ni bendecir a los en&ermos, los cristianos -contemplamos1 a ios con sus brazos abiertos para acoger, abrazar y sostener nuestras pobres !idas, rotas por tantos su&rimientos.En ese rostro apagado por la muerte, en esos ojos ue ya no pueden mirar con ternura a las prostitutas, en esa boca ue ya no puede gritar su indignación por las !)ctimas de tantos abusos e injusticias, en esos labios ue no pueden pronunciar su perdón a los pecadores, ios nos est* re!elando como en ning0n otro gesto su amor insondable a la /umanidad.$or eso, ser &iel al Cruci&icado no es buscar cruces y su&rimientos, sino !i!ir como %l en una actitud de entrega y solidaridadaceptando si es necesario la cruci&ixión y los males ue nos pueden llegar como consecuencia. Esta &idelidad al Cruci&icadono es dolorista sino esperanzada. 5 una !ida -cruci&icada1, !i!ida con el mismo esp)ritu de amor con ue !i!ió #es0s, solo leespera resurrección. 'ira a #es0s Cruci&icado con &e. $*salo ALGO S Q E SO#$E%&%&$ Son muc(os los obser!adores ue, durante estos 0ltimos a2os, !ienen detectando en nuestra sociedad contempor*nea gra!es signos indicadores de 'una pérdida de amor a la (ida)* Se (a (ablado, por ejemplo, del s)ndrome de la pasi!idad como uno de los rasgos patológicos m*s caracter)sticos de nuestra sociedad industrial. Son muc(as las personas ue no se relacionan acti!amente con el mundo, sino ue !i!en sometidas pasi!amente a los )dolos o exigencias del momento.