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Historia De La Iglesia Evangélica En El Salvador

Descripción: Historia de La Iglesia Evangélica en El Salvador

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Historia de la Iglesia Evangélica en El Salvador. En 1996 la Iglesia Evangélica en El Salvador celebró su primer centenario. La fecha está reconocida en la legislación de El Salvador en un decreto adoptado el 17 de octubre del año 2013, aunque como ya se mencionó antes la fecha ya era de celebración y de conmemoración para la comunidad religiosa. Cabe destacar la fecha ya que como aunque no se conoce un día exacto de la llegada de la Iglesia Evangélica al país, que exista una fecha específica reconoce su existencia como la segunda religión del país después de la religión católica. En 1896, después de algunos intentos fallidos de varios misioneros evangélicos, Samuel A. Purdie, su esposa Gulieline y su hijo José lograron llegar a El Salvador y establecieron la primera Iglesia evangélica en El Salvador. En 1910 se añadieron misiones Bautistas y en 1911 se tiene conocimiento del movimiento Pentecostal, quienes registran sus inicios desde 1906. En la década de los 70’s, en medio de una efervescencia de revolución social, la iglesia se fortalece y uno de los ministerios que más trabajó en evangelismo de la juventud en ese momento fue la Cruzada Estudiantil para Cristo, conocida como Movimiento Alfa y Omega. Su iniciador en El Salvador, el Prof. Ladislao Leiva (fallecido en 1981), al ver la fuerza de las corrientes humanistas en las universidades, dejó su carrera como profesor de Antropología en la Universidad Nacional y en colaboración con hermanos de diferentes denominaciones evangélicas, cientos de estudiantes universitarios y profesionales cristianos, utilizando diferentes estrategias de evangelización, ganaron para Cristo a decenas de miles de salvadoreños, muchos de los cuales fueron integrados a diferentes las iglesias. Desde la década del 70, pasando por la Guerra Civil (1979-1992) y hasta este momento la iglesia evangélica ha mantenido un crecimiento sobrenatural hasta llegar a ser, según las encuestas, más del 30% de la l a población. En 1895 el veterano misionero Samuel A. Purdie, su esposa Gulietina y su hijo J osé, andaban en los Estados Unidos visitando las iglesias que les apoyaban. Los Purdie habían trabajado 24 años en México con la agencia misionera de los “Amigos”, “Amigos” , también llamados “Cuáqueros”. Habían servido en Matamoros, en el estado de Tamaulipas, donde habían fundado una escuela y una imprenta que publicaba una revista evangélica mensual llamada El rabo de Olivo. Además, Purdie laboraba intensamente en la enseñanza y la evangelización. Durante su tiempo en Estados Unidos, en 1895, mientras los Purdie visitaban una Sociedad de Amigos en Germantown, Filadelfia, la señora Mary Morton Haines le manifestó a Samuel que en su casa tenía un ejemplar del Central America Bulletin (Boletín de la Misión Centroamericana) en el que se hallaba un artículo sobre el esfuerzo para iniciar una obra en El Salvador en 1894, bajo la dirección de H.D Dillon, esfuerzo frustrado por la muerte de Clarence Wilbur en Nicaragua y por la muerte de la señora de Dillon en el barco cuando navegaban hacía El Salvador. Mientras continuaba su gira visitando iglesias, Purdie no pudo olvidar la gran necesidad de que alguien fuera a El Salvador para establecer allí una orden evangélica, y sintiendo que el Señor había puesto esta visión en su corazón, al llegar a Baltimore le escribió al señor Scofield, expresándole su voluntad de entrar en las filas de la Misión Centroamericana para ir a El Salvador. Su oferta fue aceptada a principios de enero de 1896 y en marzo empezó su viaje, pasando por México, y después de abordar el vapor en Tehuantepec, México, finalmente llegó a Acajutla el 12 de julio, el vapor “City of Panama”. Llegó a San Salvador el 14 de julio de 1896 al mediodía. Su esposa e hijo hicieron el viaje unas semanas después. Al fin había llegado un misionero evangélico a El Salvador. Como se vino en julio, las fiestas agostinas capitalinas de 1896 le dieron algunas de sus primeras impresiones de lo que era El Salvador. Luego escribió: “Yo suponía que esta ciudad estaría fuertemente bajo la influencia del clero católico romano; sin embargo, la influencia católica es aún más fuerte de lo que yo pensaba. Varias veces he visto a la gente arrodillarse al pasar el sacerdote con las hostía; y las multitudes que se encontraban frente a una casa donde se administraba extremaunción también se arrodillaban con velas encendidas, y aún los tranvías tuvieron que esperar hasta que se lev antaran”. “Durante la fiesta había dos precesiones diarias, el las cuales el obispo caminaba  al lado de las autoridades principales de la ciudad. En el último día, una imagen de Cristo fue llevada desde la Iglesia El Calvario hasta la Iglesia Santo Domingo en la plaza principal, acompañada de 11 sacerdotes y del obispo en su vestimenta sacerdotal sumamente fina. La comitiva iba acompañada por 5 bandas de guerra de las fuerzas armadas de la Republica. Hubo disparos de cañón y otras manifestaciones de celebración .” “Durante la fiesta, que duró nueve días, ingirieron unos 10,000 cuartos de whisky, y eso solamente en la capital. En el último día, es probable que hubiera 30,000 personas que llegaron de afuera de la ciudad, aparte de las 30,000 que aquí residían.” “La fiesta ha sido una gran oportunidad para la repartici ón de muchísimos tratados. Encontró mucha apertura entre la gente. Las leyes son favorables para todo método de evangelización; sin embargo, hay un lazo muy fuerte de la relación entre la iglesia y el estado y la influencia de los sacerdotes es más do minante que en España o Italia… Hasta el momento no he hablado con una sola pers ona que alguna vez haya leído la Biblia.” Aunque al día después de su llegada logró rentar una habitación en la 1ª Calle Poniente, cerca del Hospital Rosales, le costó mucho más alquilar una casa para el trabajo de evangelización. Como no había encontrado nada para el 14 de septiembre, hizo tres pequeñas bancas y anuncio en el periódico Siglo XX que iban a celebrarse cultos en su casa de habitación. Sin embargo, solo un nicaragüense ebrio llegó, y eso una hora después de lo anunciado para comenzar la reunión. Entonces, en unión con un artista, fotógrafo, y pintor de retratos que se llamaba Frank Joshua Perry, el 14 de octubre alquiló la casa #29 de la Calle Concepción. El 17 de octubre llegó Francisco Penzotti, quien es posible que le ayudara a conseguir otro local, pues el 24 del mismo mes lograron tener una conferencia “en el Salón perteneciente al Índice, en la 9ª Avenida Norte #60, reuniéndose como 30 personas, inclusas dos mujeres”. Este culto de evangelización, el 24 de octubre de 1896 fue el primero que se llevó acabo con el propósito de fundar una iglesia. Quizás animados por el éxito de ese culto, al jueves siguiente tuvieron otro en la casa #29 de la Calle Concepción, donde se reunieron como 40 personas en el corredor. Hubo un tiempo informal, en el cual algunas personas como el Dr. Julián Monge y el Dr. Luis Salinas le hicieron preguntas a Samuel Purdie, las cuales contestó. Francisco Penzotti regresó a Guatemala y don Samuel siguió celebrando dos reuniones semanales en los dos lugares ya mencionados. El 10 de noviembre se trasladó a la casa No. 60 de la 9ª Avenida Norte. Siguió anunciando los cultos en El Diario de El Salvador y en El Aviso. Mientras Samuel Purdie luchaba con levantar una obra permanente en El Salvador, otro misionero que tendría un ministerio de gran impacto puso su mirada en El Salvador. LA LLEGADA DEL “AMADO APÓSTOL DE EL SALVADOR” El 6 de septiembre de 1896 Roberto Hermann Bender escribió a la Misión Centroamericana expresando su deseo de entrar en ella. Fue aceptado el 1 de noviembre del mismo año. Al saber que lo habían aceptado, salió de Troy, Nueva York, para St. Paul Minesota, donde estudio los rudimentos del español bajo la enseñanza de William McConnel, quien lo había aprendido y practicado durante sus 5 años en Costa Rica, y quien estaba en los EE. UU para un periodo de descanso. En febrero de 1897 terminó sus estudios y partió rumbo a El Salvador. En el vapor Stillwater llegó a Puerto Cortez, Honduras, el 4 de marzo. Se encaminó a Santa Rosa de Copán, donde se quedó del 12 hasta el 29 de dicho mes, fecha en la que salió a pie hacía San Salvador. En la visita a Santa Rosa conoció a la señorita Belle Purves, una misionera que llegaría a ser su esposa. Roberto Bender llegó a la capital de El Salvador el 6 de abril de 1897, quedándose en la casa donde estaban viviendo los Purdie, en la intersección de la 8ª calle Oriente y la Calle de Chacra. Así inició una carrera misionera que duró 37 años y que le ganó a Roberto Bender el título de “el amado apóstol de El Salvador”. Samuel Purdie instaló una imprenta en El Salvador, con la cual tuvo un accidente, se cortó un dedo y contrajo el tétano, su estado empeoro. Y predicó la última vez en el culto del 1 de agosto. Después de varios días de sufrimiento, murió el 6 de agosto de 1897, a las 5:20 am. Fue sepultado en el Cementerio General de San Salvador en una parcela que todavía guarda sus cenizas. Llevaba apenas un año de trabajar en El Salvador cuando murió. Durante agosto y septiembre su hijo José concluyó unos trabajos de imprenta que estaban pendientes cuando Purdie falleció, y el 8 de octubre José y la señora Purdie regresaron a EE.UU. A Roberto Bender, quien llevaba sólo cuatro meses de estar en El Salvador cuando Samuel murió, le iba tocar trabajar solo por casi dos años. Los primeros bautizados. Antes de su muerte, sin embargo, Samuel tuvo la bendición de hacer el primer bautismo evangélico en la Republica. El primer creyente evangélico que se bautizó en El Salvador no era salvadoreño, sino cubano. Su nombre era Marco Aurelio Toledo, bautizándose el 27 de diciembre de 1896. Los primeros salvadoreños que recibieron a Cristo y se bautizaron eran miembros de una familia de San Salvador de apellido Herrador: “señora Cruz Alfaro de Herrador, José Antonio Herrador y Rodolfo Alfaro Herrador”. Pusieron su fe en Cristo como su Salvador en noviembre de 1897 y fueron bautizados por Roberto Bender en la noche, el día viernes, 25 de febrero de 1898. La primera iglesia establecida. No obstante que ya había creyentes bautizados, aun no existía en El Salvador una iglesia establecida. Aparentemente, las dificultades para establecer una iglesia local en la capital llevó a Roberto a concentrar sus esfuerzos en Ilopango, donde parecía haber más apertura que en la capital. El 8 de marzo de 1898 Roberto Bender empezó cultos en Ilopango, población que en aquel tiempo era aldea de 500 habitantes y no tenía un cura residente. Si bien hubo buena afluencia desde el principio, también se desató fuerte oposición. Vale la pena mencionar que en junio de 1898, en respuesta a la invitación hecha para la apertura de casas donde fuera posible celebrar cultos, algunas personas ofrecieron las suyas, por lo que Roberto Bender también inició conferencias en San Martín. Sin embargo, tuvieron que suspender los cultos debido al peligro para los que habían ofrecido sus casas, pues fueron amenazados por algunos fanáticos. Hasta llegaron a la casa de reunión con machetes y pistolas, exigiendo que les entregaran al misionero, quien afortunadamente había salido unos minutos antes. Sacaron al padre de familia y lo llevaron al alcalde, quien le ordenó que ya no permitiera que Roberto Bender llegara a su casa. La obra siguió adelante en Ilopango, organizándose oficialmente como iglesia el 5 de julio de 1898. Roberto Bender y Antonio Ayala fueron sus primeros ancianos, y en aquel mismo día se bautizaron 7 creyentes, los cuales eran: Antonio Ayala, Alejandro Ayala, José María Ayala, Jesús Cabrera, Trinidad Herrera, Rochenda Herrera y Josefina Chicas. Lastimosamente, esta iglesia en Ilopango, la primera en la República, ya no existe. La fundación de la iglesia en San Salvador. El 22 de abril de 1898 se iniciaron los cultos en San Salvador, un culto celebrado en septiembre de ese año fue la máxima celebración ya que tanto la iglesia de Ilopango como la de San Salvador se reunieron, en la sede de San Salvador. ORGANIZACIÓN BAUTISTA. La obra de la Misión Centroamericana empezó a echar raíces a principio del siglo XX. La obra se extiende hasta Santa Ana, y el año de 1927 después del regreso de Roberto Bender (quien se había ausentado del país desde 1911) la obra se lleva a lugares de Santa Tecla. Durante esta época la obra se extiendo por muchos lugares del país y se vio la necesidad de capacitar a pastores salvadoreños, ya que antes de esto la mayoría de pastores eran estadounidenses o de países europeos. Cabe destacar que esta época de llegaron otras denominaciones. La primera iglesia bautista se constituyó en Santa Ana en el año de 1911, por algunas diferencias dentro de la Misión Centroamericana. Los fundadores de la iglesia son los esposos Chapman. Los Chapman fueron investidos en el mes de agosto y así ellos comenzaron su trabajo realizando 24 bautizos. Alquilaron una casa a dos cuadras al sur del Telegrafo, pero no fue por mucho tiempo ya que el dinero era de los contribuyentes de la Misión Centroamericana y hubo un juicio legal por eso. Sin importar los contratiempos que tuvieron, la Organización Bautista se extiende en Occidente y Oriente y después a nivel nacional en el año de 1934 después de una reunión de los delegados de las organizaciones del interior del país. EL MOVIMIENTO PENTECOSTAL. El inicio formal del movimiento pentecostal, que más tarde se denominaría Asambleas de Dios, se produjo con la llegada del Rev. Federico Ernesto Mebius, de nacionalidad canadiense, en el año de 1906. Mebius llegó al país junto con Bender en el regreso de uno de sus viajes de este último. Federico Mebius comenzó por alquilar un local en Villa Delgado. Tres hermanos de la Misión Centroamericana, al visitar el local, se unieron a él y la obra comenzó a prosperar. La primera congregación que se ha reconocido como tal es la de las Lomas de San Marcelino. Más tarde se organizaron otras congregaciones rurales y semi-rurales en las poblaciones de El Congo, Armenia, Quezaltepeque y el Guayabo. Sin tener mayor control las iglesias pentecostales funcionaron como iglesias independientes y adoptaron diferentes nombres. LAS ASAMBLEAS DE DIOS. La iglesia de las Asambleas de Dios inicia con el dueño de un pequeño taller de zapatería, Francisco Arbizú, el cual había iniciado su conocimiento bíblico en una de las iglesias del Movimiento Pentecostal en Ciudad Arce. El hermano Arbizú solicito la incorporación de las Asambleas de Dios salvadoreñas al Concilio General de las Asambleas de Dios. Con la llegada de la pareja de misioneros formada por Jorge Blaistell y su esposa Francisca a El Salvador, iniciaron visitando iglesias ya establecidas y con la ayuda de ellos, el avance fue mayor. Ya en el año de 1930 el Rev. Rafael William insistió en que se establecieran iglesias fuertes en San Salvador y Santa Ana, sin embargo no fue hasta mucho después que las obras urbanas se concretaron. La obra se consolida en 1950 ya con un superintendente de obra.