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Krippendorf, Ekkehart, El Sistema Internacional Como Historia, “el Punto De Partida”, Fondo De Cultura Económica, México, P 9 - 22

Sistema Internacional

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  8 PR()LOGO intenta Iibrarse de la esterilidad antihist6rica y positivista del concepto anglosaj6n de las International Relations. Aquellos que amablernente accedieron 3. leer el rnanuscrito infIuyeron mucha en la decision de publicar el texto del curso. Espero que Johannes Agnoli, Ingolf Ahlers, Klaus Meschkat y Christel NeusUss reccnozcan que intente tener presentes sus comentarios detailado~, fundamentales y criticos. En el preserite easo no se trllta de una de tantas contribuciones a la teoria , sino de una introduccion , como se expresa literalmente en el subtitulo del libro, que se propane con veneer POf induccion en Iugar de dar por sentada una c~nvicci6n preexistente. Dentro del margen de la cIaridad y 1a legibilidad de una serie de premisas e implicaciones, sin embargo, el texto present a afirmaciones controvertibles- y generalizadas que deben ser tomadas en serio, mas de 10 que puedan aparentar a primefa vista. Con -frecuencia cs mucha mas diffcil la explicaci6n scncitla de una seriei, complicada de hechos, que la discusi6n de una teoria ya establecida. (La ~ntroducci6n a l economia polilica de Rosa Luxemburgo constituye mi ideal:-no aJcanzado-, al -contrario de la, discus ion critica y teariea que sostieinc, dentro de Ia teoTia; marxista, en a acumulaci6n del capital.) Es~ pero que el texto no sea solo legible, sino tambien interesante a ratos, Y que logre mostrar, aquel interes en ]a historia y su significado concreto que los historiadores mencionan con tanta frecuencia, pero que ellos mismos nos quit an de modo sistematico dcsde la escuela. En cuanto a la' bibliografia. muchas de las referencias literarias presentes en el texto aparecen en las observaciones. Me he esforzado por in~ cluir s610 los titulos de importancia -mas 0 menos inmediata para las series de heehos presentados, y unicamente aquellos que de verdad utilice al elaborar el cursa. Para aquel a quien la exposicion parezca sugestiva sea par acuerdo 0 desacuerdo can ella-, sin embargo, esas obras forman la base de una investigacion mas amplia. Las -condiciones especificas de mi trabajo justifican el hecho de que la mayoria de los textos sean en ingIes. Por 10 demas, mi libra Internationale Beziehungen, publicado en 1973, tiene una bibliografia metodica que debena satisfacer -aun a los mas. exigentes. La I latina del subtitulo de dicha obra requiere una adaraci6n: Espera reforzar este primer intento de introducir el tema can otra exposicion, la cual tambitn constituye el material de un CUrso de un ano (1973-1974). Bajo el titulo Conceptos y derivaciones intenta adarar algunas de las }:Ii~ p6tesis en las cuaies debe basarse toda ciencia social critica, y par 10 tanto tarnb en la ciencia de las relaciones intemacionales, a pesar de que gene. ralmente se exc1uye esta ultima de la diseusi6n cientifica propia: un segundo acercamiento al mismo objetivo. EKKEHART KRIPPENDORFF Lucca, septiembre de 1974 \ b~~~it;l l'~~}f . r r 3 2-7.. j I \ I. EL PUNTO DE PARTIDA COMO problema teodco, una epoca solamente puede plantearse aquello que ya se ha convertido en un desafio practico. Por eso, el estudio de las ~laciones.ir.Js.macJQll.ales --del sistema internaciollal- Helle su propia his~ toria. Es el intento de reducir a conceptos tearicas laLtclaciones entLe_§s n;;;iones. las sociedades y las culturas de distintos orfgenes y tradiciones. En comparacion con las otras ramas de la ciencia, es rouy joven, apenas anterior al sigl0 xx. Al echar, solo un vistazo a las bibliografias de las Ujn~ troducciones al tema en cuestian~ 0 tambien ,a las aotolog1a5 llamadas Reader, pareee que esta asignatura no surge . pO_l13~ta_.lQs_.~.ii..9_s_ cinc .lenta Y sesenta, y en_ los Estados Unidos,.,_ Esta no es ninguna coincidencia. -p~es-d;·hecho-el·mismo cfes~{io~e~f se produjo en fechas relativamente recientes. Se trata del heche, (lsi ~omo de, ~a --_cenfiencia del mismo, de que vivimos en un mundo finito, interdeperidiente_~;', como se dice hoy dia, de pueblos obligados a estar en buenos' t6rminos entre si, 0 a extinguirse juntos. Esta situaci6n apenas tiene un siglo, y el estudjo de- las reJaciooes jn~ ternaciooales, pOT coosiglliente,' es el de una Ppnca hist6rica especifica caracterizada por la extensiOn global de las relaciones sociologicas: 13 polltica internacicnat, 1a economiaJnundial y el trMien interl l~eioJJill Esta eualidad particular, que la distingue no solo de la epoca anterior, sino de toda la historia que la precede, debe constituir nuestro continuo punta de partida y de referenda. En un momento cualquiera hace cerea de doscientos aDos, alga parece haber provoeado una ruptura fundamental, un corte radical e irreversible en la historia de la hum ani dad, a 10 sumo comparable con I. transici6n -mucho masJenta- del hombre de la Edad de Piedra al agricultor, quien ya n~bt-enia los productos' naturales necesarios para su conservaci6n por medic de la caza 0- la recoleccion, sino que empezaba a producir sus propios alimentos, como agricultor y ganadero. Durante los siguientes milenios a partir de entonees, la agricultura fue la principal ocupacion de mas del noventa por den o de los habitantes de 1a Tierra, jhasta haee doscientos a:ii.os aproximadamente Ese algo que aconteci6 entonces_ y que probablemente constituy6 el cambio hist6rico mas radiCal que ha experirnentado la humanidad, hoy es denominado con el concepto poco preciso de Revolucion Industrial . En Ia obra, del historiador Hobsbawm, se lee que ul a Revoluci6n Indus~ trial seiiala el cambio mas fundamental de la vida humana en el transeurso dt : la historia universal, considerando 10 que se ha conservado en doeumentos 9  10 EL PUNTO DE PARTIDA eseritos (1968, 13). Otro historiador, David Landes, establece de mane ra iguaImente categ6rica que las consecuencias de 13 Revoluci6n Industrial fueron tan trascendentales como el goce del fruto prohibido por parte de Eva. Desde entonces,eI mundo no ha sidQeI mismo (1969, 12). De hecho, resulta casi imposibie exagerar la importancia de la Revoluci6n Industn j\( como ruptura con todo el pasado e inicio de una nueva ePOca, 1a cual no se ha -desarrollado palliatioa ni organizadamente, sino que omenzo como revolucion. Debemos partir de ese momento de discontinuidad, de esa interrupci6n cualitativa en la his tori a de la humanidad, si queremos abtener un fundamento para crear una teoria de las relaciones internacionales, cuya necesidad se manifiesta casi en todas partes. Esto tendra que hacerse en atenci6n a los problemas practicos que efectivamente se presentan a diario, provocados por las complicadas relaciones jnterdependientes de las distintas naciones y sociedades. Semejante teoTI3 no puede agregarse simpJemente 'a la economfa polftica c1asica, en forma de. rama adicional. Debe ser una ~~rfa nueva pues su objeto, el Mundo como sistema cerrado, no tiene . -antec4dentes' hist6ricos y pIantea problemas desconocidos basta la fecha. Sin\embargo, l,de que modo pueden justificarse y fundamentarse concretamente, tales afirmaciones? A q:mtinuacion se recurre a algunas cifras, can e1 , 'fin, de: mostrar 10 mejor posible por que esa. hendidura radical en la his , c toria constituye el punto de partida y referenda de cualquier analisis siste'matico\ de las relaciones -intemacionales. A pesar de que esos ejemplos representan una selecci6n limitada, casi arbitraria, implfcitamente se parte del sl:lpuesto de que casi todos'los procesos evol~tivos importantes socialmente -y anatogos a ]05 datos presentados aqui se caracterizan por semejantes cam:bios radicales: pueden ~efialarse -Ia historia'-de la medicina, los descubrimientoif cientificos, la arquitectura y la tecnica . Empec:em'os con el aspecto del crecimiento economico el cual ha cobrado '- actualidad y se mencioIia can frecuencia hoy mas que nunea. Sin duda se sabe, en terminos generales, que el crecimiento acelerado de la eco Domia constituye -un fenomeno relativamente reciente. (Para citar un ejempIa, esa tesis tambicn es 'com partida por el, Club de Roma, cuyo best- seller os limites del crec;;niento [FeE] ha desempeiiado un papel decisivo para que se tamara el problema como tal en serio. aunque no se lograra resolverlo.) No obstante, s610 es posible conocer las verdaderas dimensiones del crecimiento econ6mico actual mediante una comparacion can las epocas preindustriales. Segun caleula el economista ingles Maurice Dobb (1963, p. 9>', la producci6n per capita de 1a industria mundial ha aumentado entre quince·y veinte veces en los pasados cien aiios, es decir, en un promedia del 2.6% anual, en Iugar del 0.1 % y menos, vigente durante la totaIidad de los siglos anteriores. Eso equivale a un crecimiento efectivo de treinta a cuarenta veces el alcance anterior de la produccion mun- r r EL PUNTO DE PARTIDA l dial, en los establecimientos no agricolas, siempre que Se tome en cuenta el hecho de que la poblaci6n munwal pas6 a ser poco mas del doble durante el siglo pas ado. Dicha produccion es varias veces mayor a la de toda la historia humana anterior a la Revoluci6n Industrial. P·ara expresar ese concepto gnifieamente y, par 10 tanto, de manera mas d:r:amatica, puede decirse que toda la producci6n de bienes de todas las personas de todas las culturas que existieron antes del comienzo de la Revolucion In- dustrial fue menor: a la de los pasados den arros. Uno de los principales historiadores y te6ricos de nuestra epo~a Carlos Marx, perspicazmente reconoci6 ya en el Manifiesto cornwrista Ia importancia hist6rica sin precedentes de la Revoluci6n Industrial, a bien la foerza demiurgica propia de la burguesia, en su papel de clase social impuIsor·a de la Revoluci6n In- dustrial: Ha realizarlo maravillas diferentes de las piramides egipcias, los acueductos romanos y las catedrales g6ticas; ha lIev-ado a cabo progresos rtmy wstintos de los de las migraciones y las cruzadas' (MEW, tomo 4,· 465). En terminosmuy generales, esta justificada la afirmaci6n de que la economia se desarroll6 segun un proceso mas>o menos estatico de reproduccion sentiUa, sin cuotas de crecimiento que fueran significativas. desde el punto de vista cuantitalivo (el. 0.1 % mencionado arriba), hasta que esta U la Revoluci6n Industrial. Vista en -proporci6n, Roma fue a duras penas mas rica que el antiguo Egipto, y 1a ciudad dec Paris apenas foe mas acomodada y productiva en el sentido econ6mico durante la Edad Media que la antigua Atenas. Cada uno de los proses 9ue abare6 la Revolucion Industrial del siglo XIX, sin embargo, resulto m~h acomodado y rico en su totalidad que aquellos resplandecientes' j'mperios. Par eSo el 'historiador Landes, citado antes, puede dec1arar justificadamente que el enOfme incremento de productos manufacturados, ademas del margen de variacion y la variedad propios de los mismos produdos y serviciog, ha transfonnado la vida humana mas que ninguna otra cosa desde_- el descubrimiento del fuego. En cuanto a 10 econ6mica, el ciudadano ingles de 1750 tuvo mas en comun l on los legionarios de Cesar que can sus propios biznietos (1969, 5). Consideremos como segundo ejemplo, igualn iente dramatico, la ruptura que sucedio en el campo del tr Jflsporte, en un ~om nto cualquiera desde Ia segunda mitad der siglo XVlI. En' el. transcurso de la historia conocida por nosotros, el desplazamiento del hombre y de las mercaneias se ha Hevado a cabo casi con las mismas tecnicas y velocidades. Los ejercitos de Napole6n, par ejemplo, apenas avanzaban con mas rapidez que los de ~sar a de AmDal (una de las razones que justificaban, hasta mewados del siglo XIX, el estudio de los planes de batalla de todos los grandes generales durante los dos mit aiios de historia precedentes, en las academias mili- 1 C/ la bibliografia, partes VI y XII, en Krippendorff, 1973. /  12 EL PUNTODE PARTIDA tares y con el fin de elaborar estrategias; en tanto que un general conteffiponineo. apenas 150 ailos despues de Napoleon, ya no tiene en que emplear los conocimientos militares acumulados por la historia). Las primeras carabelas capaces de navegar en altamar surgieron a finales del siglo xv; tres cientos alios despues se constniyeron los grandes clfpers, que hicieron mas segura la travesfa del Athintico ademas de reducir su duraci6n en la tercera parte; den ailos despues apareci6 el barco de vapor, que ofreci6 grandes posibilidades de desarrollo, y luego -par tierra- el ferroearril y el autom6vi1; cien ailos despues fue posible cruzar los 9ceanos en avi6n y hoy en dia, s610 cincuenta alios despues, la teeniea ha alcanzado los limites fisicos de las velocidades eoneebibles del transporte humano y mate rial. Es imposible cornprender, en una.sola pagina de este libra, una curva de 10 quP. Ia mada ha denominado la urevolucion m6yjJJJ (Russett, 1967, 23) de los pasados 2000 afios (vease la granCa 1). La pismo puede'aplicarsede-manera iguahnente dramatica a la movilidad vertical suerio tan antiguo cOmo -Ia humanidad: haee cien aijos, los primeros gl~hos tripulados, y hoy n dia los prirneros alunizajes. En ~ actualidad 5610 se esbpzan vagaml ote las cO,osecuencia5 reales para las relaGiooes y eI sistema intenl'acionaJes -los problemas del derecho de las distintas' naciones al espacio asf conquistado, la posible explataci6n de 10_3 mio~rales sabre la luoa, las ventajas militares y estrategicas de los distiotas paJses-, pero no par eso son menos concretas 0 presentes. Dtro indice de Ia explosion que caracteriza el principia de nuestra epoca es la destruetiva fuerza militar. La 'ampliacion del radio destrnclhLO~ de un arma eomenz6 con los pro- yectHes de artillerfa de la guerra civil estadunidense, y centinu6 con los canones pesados de postrirnerias del siglo, las bombas clasicas mas grandes de '}a segunda Guerra Mundial y las armas termonuc1eares de la actualidad .ã El radio destructivo aparentemente Se decuplic6, poco mas 0 menos, cada cuarenta ailos, hasta la segunda Guerra Mundial... el lanzamiento de la bomba at6mica sobre· Hiroshima, sin embargo, acrecento la capacidad destructiva de la humarudad de ·manera nurrea vista. La bomba mas pesada de la segunda G':Ierra Mundial solamente destruia los edificios ubicados en un circuito de 150 ·metros, en tanto que la bornba atomica asolo casi todos los edific~os dentro de. una distancia de 2.5 kilometros. Los- adelantos cientlficos mas recientes (una bomba sovietica de 100 megatones) ampIiaron el ambito a mas 0 menos 45 kilometros -un incremento de casi veinte veces-. durante menes de veinte aiios en lugar de ochenta... ya habria sido bastante alarmante que la capacidad destructiva de la. humanidad solo hubiese aumentado en proporcion~ constantes; sin embargo, ese saIto agrav6 todavia mas las consecuencias. Desde fines de la decada de los sesenta, el hombre vive en un mundo mucho mas interdependiente que solo dos decadas alltes (Russett, 1965, p. 12). i. .c E .>: Q) t 0 c. ' :: ~ a; 0 0 ' 0 ·0 0 a; > . l Q) 0 0 ) E ' ; l5 c. 0 0 c:: a; 0 ~ ~ c:: 0() '0 0 0 ~ ' 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 ' C\I I I 0 .... . en .~ X ~ ~ ~ i ~~ ~8 ~ ~o 0 ® ~ :g0 .2 ou ~~..: . ~ [email protected] . ~~~ ...- \ 2 68 ã 0' u o g§~.E l{) .-c:,.. 8 n. . _ E CX) ...I ..: .... ... 8.. .... 0 o 0 0 ' £:. 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