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La Pedagogia De Jesus - Abstract -.doc

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Lic. Hna María Inés Castellaro ABSTRACT LA PEDAGOGIA DE JESUS Los miembros de la comunidad educativa deben tener en claro que el fundamento de una auténtica educación de calidad, se encuentra en relación íntima, profunda , con el Maestro Jesús. El objetivo del presente trabajo, es el de presentar las características del ‘proyecto educativo’ de Jesús en su misión salvadora, como fundamento para una teología de la educación. A través de una mirada a los Evangelios se descubren las  palabras y obras de Jesús y la forma como metodológicamente, metodológicamente, en su contexto socioreligioso y cultural, enseña lo que significa la presencia del Reino de Dios entre los hombres. Para Para ello ello prof profun undi diza zamo moss en la orig origin inal alid idad ad de Jesú Jesúss como como Maes Maestro tro y más más concretamente en su pedagogía. Jesús nos invita a asumir la pedagogía de la praxis y a unificar coherentemente las palabras con la vida (pedagogía del amor). Él es un Maestro muy original, con una estrategia y metodología que compromete al discípulo y le enseña a través de la vida misma, de allí el compromiso no sólo de una competencia profesional profesional sino también y sobre todo de una formación del corazón: esa será la mejor manera de actuar fielmente el rol de educador y ser una escuela católica que imparte una auténtica educación de calidad. 1 LA PEDAGOGIA DE JESUS PREMISA En la escuela católica se exige una cierta educación de calidad, pero ¿qué significa esto?. El fundamento de una auténtica educación de calidad está en la relación íntima,  profunda, por parte de los miembros de la comunidad educativa, con el Maestro Jesús. La fuerza y horizonte está en Jesús, Divino Maestro, que enseña con su vida dejando huellas imborrables por donde transitar. La docencia forma parte de la vida cotidiana de Jesús y se revela plenamente su condición docente cuando en la Última Cena y primera Eucaristía lavó los pies a sus discípulos (Jn 13,13-14). El proyecto educativo de la escuela católica se define, precisamente, por la referencia explícita al Evangelio de Jesús con el intento de arraigarlo en la conciencia y en la vida de los jóvenes teniendo en cuenta los condicionamientos culturales de hoy 1. La referencia a Cristo constituye un criterio válido de discernimiento y enseña de hecho a distinguir los valores que hacen al hombre, y los contravalores que lo degradan. En el Proyecto Educativo de la escuela católica Cristo es el fundamento: Él revela y  promueve el sentido nuevo de la existencia y la transforma capacitando al hombre para vivir de manera digna, es decir, pensando, queriendo y actuando según el Evangelio y haciendo de las bienaventuranzas la norma de su vida 2. La enseñanza debe formar el espíritu y el corazón del alumno, disponerlo para adherirse a Cristo de una manera personal y con toda la plenitud de una naturaleza humana enriquecida por la cultura 3. Esa orientación de la enseñanza no depende tanto de la materia o del programa sino principalmente de las personas que la imparten. Depende de la capacidad de los maestros el que la enseñanza llegue a ser una escuela de fe, es decir, una transmisión del mensaje cristiano. La síntesis entre cultura y fe se realiza gracias a la armonía orgánica de fe y vida en la persona del educador. El objetivo del presente trabajo es presentar las características del proyecto  pedagógico de Jesús en su misión salvadora, como fundamento para una teología de la educación. A través de una mirada a los Evangelios, se descubren las palabras y obras de Jesús Maestro y la forma como metodológicamente, en su contexto socio-religioso y cultural, enseña lo que significa la presencia del Reino de Dios entre los hombres. 1 CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACION CATOLICA, La escuela católica, Vaticano 1977, 10.  La escuela católica, 34. 3  La escuela católica, 40. 2 2 1.- LA ORIGINALIDAD DEL MAESTRO JESÚS La relación maestro-discípulo en Israel era muy distinta a la que hoy día estamos acostumbrados a ver, respecto de los docentes-alumnos de nuestras escuelas. Para comprenderlo, es necesario despojarse de conceptos catedráticos e introducirse en el túnel del tiempo, que nos lleva al Oriente de hace más de dos mil años.  No eran profesores que repetían lecciones aprendidas o que trasmitieran sus investigaciones, sino que eran personas competentes que ayudaban a los discípulos a encontrar y cumplir la voluntad de Dios. Eran estudiosos de la Ley, que enseñaban a vivir de acuerdo al plan divino. Así el maestro, llegaba a ser más importante que el mismo padre. Para un hebreo era fundamental ‘saber vivir’, más que vivir, y de ahí la  prioridad del maestro sobre el padre. La autoridad no estaba fundada en títulos o estudios, sino en el estilo de vida que llevaban. El ejemplo era más elocuente que las palabras, por tal motivo, los discípulos convivían con su maestro y, observándolo, aprendían a vivir y así se constituía una familia en torno a él. Jesús aparece en el escenario religioso de su tiempo como uno de estos maestros de Israel, por lo tanto, viene a enseñar a vivir y acepta ser llamado  Rabbi4 (en hebreo, literalmente, mi mayor) (Mc 4,38; Mt 8,25; Lc 8,24; Mc 10,35; Mc 13,1; Lc 5,5). Sus adversarios en forma irónica o capciosa lo llaman así (Mt 22,15-17; Lc 11,45-54; Lc 19,39; Mt 9,11). También acostumbran a hacerlo quienes quieren seguirlo -según la costumbre entre los judíos en tiempos de Jesús el discípulo elige al maestro- (Mt 19,16; Mt 8,19); o la gente de la multitud (Mc 9,17; Mc 5,35; Lc 9,38). Jesús también se llama a sí mismo Maestro (Lc 22,11; Mt 23,8; Jn 13,15). Pero, ¿cuál es la originalidad de Jesús como Maestro para que fuese acogido por  algunos y rechazado por otros?. A primera vista se presentan elementos comunes con los rabbís de Israel, pero inmediatamente aparecen las diferencias y contradicciones con ellos:   Jesús Maestro elige a sus discípulos: en el contexto judío los discípulos tenían el derecho de seleccionar a su maestro, el que más le convenciera y conviniera. En el caso de Jesús, Él es quien elige personalmente a sus discípulos (Mc 3,13; Lc 6,13; 10,1). Los discípulos de Jesús no se acercan a Él, no lo siguen, para recibir la 4 En los Evangelio aparece 48 veces el término didáscalos, 15 veces Rabbí y 2 veces Rabbuni. 3 enseñanza de la Ley y comenzar una carrera, ni tampoco lo hacen para llegado el momento ser ellos mismos maestros, sino que lo siguen durante toda la vida y no les está permitido volver atrás (Lc 9,62).   Jesús llama a sus discípulos, amigos: los discípulos entran al servicio del maestro casi de la misma forma que un esclavo sirve a su amo. Es significativo, Jesús no los llama siervos sino amigos (Jn 15,15).   Jesús no hace distinción de personas: los niños y las mujeres no eran considerados aptos para el discipulado. Sin embargo, Jesús pide a los niños que se acerquen a Él (Mc 10,14) y un grupo de mujeres lo siguen para aprender a vivir su vida (Lc 8,3).   Jesús ofrece persecuciones : Los seguidores de un ilustre maestro gozaban de fama y autoridad en el pueblo. Quien había sido instruido a los pies de Gamaliel lo tenía como un orgullo y así lo presentaba en su curriculum (Hch 22,3). Por el contrario, Jesús, no ofrece sino problemas, persecuciones, calumnias (Mt 5,11): Esa es la certeza de la autenticidad del discipulado.   Jesús expone una doctrina nueva : la gran novedad del ser maestro en Jesús está en la forma como Él presenta su enseñanza (Mc 1,28; Mt 7,29). Jesús no se limita a  presentar lo que los escribas enseñan como absoluto: ‘la Ley y las tradiciones’, sino que las relativiza y cuestiona, situándose por encima de la Ley (Mt 5,20.22.26). Hace un examen crítico de las tradiciones y corrige interpretaciones legalistas que no favorecen el respeto prioritario a la persona. El censura a quienes se apropian del conocimiento de la Ley de Dios y no comparten ese saber para servir al pueblo, sino que lo utilizan para asegurar sus privilegios.   Jesús enseña con autoridad, con su vida y ejemplo : Jesús enseña con autoridad, y no como los escribas y fariseos, porque Él enseña con su vida y con su ejemplo -mientras que aquellos dicen y no hacen-. Su enseñanza es superior; aquellos imponen cargas insoportables, Jesús libera. Es el Maestro único, original, no busca el prestigio sino que viene para servir y dar su vida en rescate por muchos. Sólo  porque enseña con el ejemplo puede decir «Aprended de mí...» (Mt 11,29).   Jesús, el Maestro-Profeta : Es profeta-educador y educador-profeta. Todos los rasgos que caracterizan a los profetas del Antiguo Testamento están presentes y  plenamente realizados en Jesús. El profeta escatológico que debía venir al mundo. Inicia su misión como Maestro-profeta en la sinagoga de Nazaret desde el momento 4 que se siente consagrado por el Espíritu para anunciar la Buena Noticia a los pobres, la liberación a los oprimidos y a partir de ese instante se manifiesta como profeta–  educador y es reconocido como tal (Jn 4,18). No sólo es un hombre de Dios,  portador de su palabra sino que El mismo es la Palabra de Dios «que se hizo carne y  puso su tienda entre nosotros» (Jn 1,14). Está lleno del Espíritu Santo y por eso  pudo proclamar la Buena Noticia y exclamar: «Yo te bendigo Padre...» (Lc 10,2122) al constatar que quienes la acogían eran los pobres y sencillos. No sólo interpreta las crisis históricas que vive el pueblo de Dios como los profetas, sino que genera la crisis escatológica (Jn 9,39; Mc 1,14). Como profeta anuncia la utopía de Dios, su Reino, y la va manifestando y haciendo presente por medio de los signos históricos de misericordia, solidaridad, vida, paz. El denuncia el anti-Reino que se opone al proyecto del Padre; reprueba la riqueza injusta que genera desigualdad; censura el poder opresor; se constituye en defensor de los pobres y excluidos de la sociedad; se coloca al lado de ellos, los predilectos de Dios y son los primeros en ser  incluidos en su Reino. En su continuidad con los profetas, Jesús, como Maestro, combate la idolatría de la riqueza y del poder que suplanta al Dios vivo y verdadero del corazón del hombre (Lc 16,13). Asimismo corre los riesgos y asume el destino contradictorio y trágico de los profetas porque desde que comenzó su misión experimentó el rechazo de sus coterráneos que se escandalizaban de Él (Jn 7,52). 2.- LA PEDAGOGIA DE JESUS Si Jesús es el Maestro y es reconocido como tal, surgen algunas preguntas, ¿Cuál es su pedagogía?. ¿Cómo educa?. ¿Cuál es su didáctica?. ¿Cómo enseña?. ¿Cuál es su  proyecto educativo?. Se puede afirmar que Jesús utiliza una pedagogía muy especial con sus discípulos en orden a que ellos también, a su vez, la aplicarán. No sólo les enseña sino que les enseña a enseñar. Si la meta, el objetivo del proyecto educativo de Jesús es la instauración del Reino de Dios, la realidad última y el sentido absoluto de toda su misión, su razón de vivir, de entrega de su vida, su pedagogía está centrada en la  persona humana y orientada a su realización en plenitud. Él reafirma en su enseñanza y con su práctica el valor absoluto de la persona frente a la cual, todo debe ser relativizado y en función de cuya realización todo debe orientarse, y por eso se enfrenta con autoridades religiosas, 5  políticas, judiciales, económicas, que utilizan las instituciones como el templo, la observancia del sábado, las leyes y las prácticas rituales de purificación para dominar  las conciencias y legitimar la opresión que ejercen sobre el pueblo (Mt 12,6-8; Mc 2,27; 3,1-6; Mt 18,13). Jesús reivindica la dignidad y el valor de toda persona especialmente aquellas que en la sociedad no tienen el mínimo reconocimiento y por eso son marginadas y despreciadas (Mt 25,31-46). Jesús valoriza la mujer en una sociedad en que jurídica, social y religiosamente le son negados muchos derechos en relación con el hombre: reivindica el amor de comunión entre la pareja que no puede quedar al arbitrio y capricho del varón, en detrimento de la dignidad y derechos de la mujer (Mt 19,5-6). Entre los enfermos cuya condición es considerada como un castigo a su pecado o al de sus padres: los leprosos, forman el grupo más despreciable y rechazado de la sociedad, segregados de la vida social y condenados a deambular en pequeños grupos fuera de los límites de la ciudad y refugiarse en cuevas. Jesús entra en relación con ellos sintiendo compasión y curándolos, haciendo posible de esta manera su integración a la comunidad. Los toca (Mt 8,1-3), aunque este gesto es considerado como un contagio de impureza. Los publicanos, considerados como pecadores públicos, son rechazados por los  judíos por razones políticas, por el hecho de ser cobradores de impuestos del Imperio Romano (Mt 9,10-13). Jesús se relaciona con ellos. Jesús valora la acogida, la comunión, la fraternidad que nacen y crecen alrededor  de la mesa y en la celebración de las bodas como símbolo del Reino de Dios.  Jesús siempre parte de la realidad : Observa cuidadosamente la naturaleza y los acontecimientos más ordinarios de la vida diaria (Mc 12,41-44). Jesús sabe extraer un mensaje de aquellos fenómenos, cosas, hechos que se dan en la vida (el relámpago para hablar de su venida sorpresiva; las características de los animales, el mundo rural; el acontecimiento de una boda, de un banquete). Parte de lo concreto para llegar a formular algún principio o valor. Su camino va de lo sensible a lo abstracto y por eso insiste a sus discípulos: miren lo que oyen (Mc 4,24) y no se trata simplemente de ver  sino de observar (Mc 15,31). Su misión es la de abrir los ojos a la gente para que pueda descubrir el mensaje inscripto en las realidades temporales. A veces cuenta una historia 6  para sacar una conclusión (Lc 10,29-37; Mt 18,23-35; Mt 25,1-13). Su libro de texto es la naturaleza y las cosas más sencillas le sirven de puente de comunicación.  La educación como práctica de la libertad :  No hay educación sin hacer un llamado a la libertad, a la opción y a una promoción de su práctica. La educación liberadora de la que nos habla Medellín, plantea como meta la conquista de la libertad ante la condición de opresión, como fundamento y objetivo de todo proceso educativo: ‘educar en y para la libertad’. Por eso en la pedagogía de Jesús junto con la centralidad y valoración de la  persona se encuentra como condición y consecuencia el llamado permanente a la libertad «para ser libres nos libertó Cristo» (Gal 5,1) y para Jesús, como Maestro, la verdad es condición y garantía de la libertad: «conoceréis la verdad...» (Jn 8,32). En la proclama que Jesús lanza desde la sinagoga de Nazaret definiendo la misión para la cual es enviado, plantea el carácter liberador de la evangelización, de la Buena Noticia del Reino de Dios, que es también la razón de ser de su práctica como Maestro y desde ese momento, su tarea educativa toma esa óptica de intencionalidad liberadora. Su tarea educativa se convierte necesariamente en proceso liberador (Lc 4,16-21). La Buena Noticia del Reino de Dios es un llamado a la conversión y a crecer  (Mc 1,15) que depende de la libre decisión y de la acogida de cada persona. Jesús llama y su palabra es una pro-vocación y un desafío a la libertad (Mt 16,24; 19,16), a vivir humanamente que significa darle sentido a la vida, la posibilidad de optar, de llegar a ser sujeto de la propia historia y por eso mismo de decidir. Presupone las condiciones que faciliten y permitan hacer posible la elección de la libertad. El seguir a Jesús es una opción de vida, pero respeta la libertad de aceptar o no lo que Él propone. Invita pero no obliga, propone pero no impone. Esta actividad educativa contrasta con las múltiples formas de coacción, condicionamientos, conductismos manifiestos o disimulados que limitan o niegan la libertad. La educación a ejemplo de Jesús es y será siempre una educación en y para la libertad, una educación liberadora, el buscar la verdad que hace libres.  La educación hacia un crecimiento continuo: Jesús como Maestro por  excelencia, conocedor de la vocación del hombre de ser imagen y semejanza de Dios (Gn 1,26) propone a los discípulos un dinamismo de constante crecimiento e invita a 7 asumirlo con toda la radicalidad que ello implica. Jesús lanza constantes desafíos a quienes quieren ser sus discípulos: la conversión, el vivir el mandamiento del amor, la compasión, el salir al encuentro del necesitado, el acercarse, curar, cargar al hermano sobre los hombros, la generosidad, la disponibilidad. Jesús propone el máximo ideal del amor como proyecto y realización de la vocación cristiana (Jn 15,12) para ser   plenamente libres. Él como Maestro da el ejemplo del mayor amor. Ese permanente desafío a los discípulos y la exigencia de radicalidad se explican a partir de la meta que  propone: «Sed perfectos...» (Mt 7,48). Este es el mayor reto de una pedagogía liberadora. No sólo ‘liberarse de’ sino ‘liberarse para’.  La pedagogía del amor : Jesús resume todo el Evangelio del Reino en la vivencia del mandamiento nuevo del amor. Se convierte en su pedagogía fundamental y en el parámetro de la relación educativa que Él promueve. El amor educativo se traduce en amistad, que es sinónimo de cercanía, afecto, confianza, confidencia, donación de sí (Jn 15,12-15). Particularmente hacia los niños tiene muestras de afecto y ternura en una sociedad que los minusvalora y margina: los acoge con cariño, los abraza, los bendice imponiéndoles las manos (Mt 19,13.15). Para con los abatidos y enfermos y necesitados de amor se hace compasión entrañable y misericordiosa (Mc 6,34). El amor educativo que en Jesús se hace amistad, ternura, compasión y que caracteriza su relación pedagógica tiene su raíz y es reflejo de su relación de amor   profundo y permanente con su Padre (Jn 3,35; 10,17; 14,31). Jesús revela el amor que Dios tiene por cada hombre, al mismo tiempo que señala la relación de amor que deben tener los unos con los otros. El amor del Padre se manifiesta al enviar a su Hijo único como Salvador, que ama hasta el fin dando su vida  por cada uno e invita a amar al hermano como Él ama (1Jn 4,14-21). Para Jesús: el amor, la amistad, la ternura, la misericordia son los principios que inspiran toda su acción educativa y los que deben vivificar toda relación educativa inspirada en la suya.  La pedagogía crítica. La pedagogía de la pregunta: Su pedagogía no alimenta la pasividad de sus discípulos sino que los hace pensar, discutir, reflexionar, sacar  conclusiones. No se trata de un aula de clases donde el docente impone sus criterios sino que los orienta a aprender por ellos mismos. No impone dogmas sino que a través de 8  preguntas desea que cada uno llegue al objetivo propuesto. Cuestiona a sus discípulos  para que aprendan a entrar en sí mismos y a encontrar las respuestas. Su metodología  parte de los principios antropológicos y teológicos: Dios no está lejos del hombre, ‘en Él vivimos, nos movemos y existimos’ ya que Él mismo puso su morada en nuestros corazones y está no sólo con, sino en nosotros. Coherente con la pedagogía liberadora y su manera de enseñar como Maestro-profeta, propone la búsqueda de la verdad que hace libres, empleando constantemente la pregunta como método educativo 5. La pregunta no es una simple técnica, táctica didáctica o una fórmula retórica que sirve de enganche, motivación o punto de partida sino que es fuente de conocimiento, una metodología eficaz para despertar la conciencia crítica, interpelar, confrontar puntos de vista, cuestionar, plantear opciones y compromisos de cambio. Con frecuencia educa más la pregunta que la respuesta. El hacer preguntas  pertinentes e inteligentes, para que no se quede en la superficie de las cosas sino que vaya a lo profundo, es un rasgo característico de los verdaderos maestros como de alumnos inquietos, con deseos de aprender y progresar. Es antídoto al pensamiento único y homogeneizante, a la pereza mental, a la evasión al pensar, un contrapeso a la enseñanza dogmática y fundamentalista. En Jesús la pregunta es un camino y un proceso educativo: enseña preguntando (Mc 8,14-21), y ya desde niño se caracteriza por esta actitud cuestionante e inquieta (Lc 2,46-50). ¿Cómo son sus preguntas?. ¿Cuáles son sus propósitos?. La razón profunda de su pedagogía de la pregunta, es la de clarificar la Buena Noticia del Reino de Dios, evidenciar la ruptura y el cambio que entraña, provocar una respuesta y compromiso con el proyecto de Dios. Son pro-vocadoras y estimulantes de la fe (Jn 1,38); tienden a suscitar y verificar la fe (Jn 5,6; 11,25; 21,15-17) y son inquietantes, desafiantes con el fin de llevar a los discípulos a decidirse, a optar (Jn 6,67; Mc 14,33); algunas están orientadas al discernimiento (Lc 10,36); otras para estimular una reflexión en  profundidad sobre el sentido de la vida (Lc 9,25; Mt 7,26); otras para cuestionar  evidenciando lo absurdo e ilógico de los falsos planteos y exigencias y para manifestar  la hipocresía de quienes lo interrogan (Lc 14,5; 13,2; Mc 3,4); otras para cuestionar las actitudes y la fe (Mc 4,40; Lc 6,46). Todas tienden a modificar actitudes y superar  5 En los Sinópticos hay 98 preguntas sin contar las 12 que se encuentran en las parábolas y más de 171 en el Evangelio de Juan. 9  prejuicios; inducen a confrontar la propia vida, las actitudes y comportamientos con las exigencias del Evangelio y a suscitar una decisión de cambio. Él hace preguntas pero también responde a los que se las plantean, pero se puede afirmar que hace más  preguntas de las que contesta y a una pregunta responde con otra, y a veces las respuestas son tan desconcertantes como las preguntas (Mt 18,21-22). Podemos concluir que la pedagogía de la pregunta es un elemento fundamental de la pedagogía transformadora de Jesús, tendiente a despertar la conciencia crítica, a cuestionar la realidad, las formas de pensar, las actitudes de quienes lo escuchan o lo siguen, sobre todo a modificar el comportamiento y a cambiar la realidad circundante.  Las frases claves : Cuando el Maestro imparte una enseñanza a sus discípulos la sintetiza en una frase breve para que ésta permanezca grabada en la mente de los oyentes y sirva como criterio de vida, así no olvidan el punto medular, el núcleo, y  pueden reconstruir la esencia de toda la instrucción (Mc 2,27; Mt 9,13; Jn 13,34; Mc 9,23). Es de notar que todas las frases introducidas por «En verdad, en verdad les digo» o «Yo les aseguro» son muy importantes y son conclusiones que sintetizan aspectos esenciales de la predicación de Jesús.  Repite lo esencial : Jesús no es una enciclopedia con varios temas sino que enseña las mismas cosas muchas veces. Usa la técnica de repetir lo esencial una y otra vez para que quede perfectamente grabado en la mente de los discípulos, y lo tomen como programa de vida y luego lo reproduzcan (Mt 25,31-46). Cita y supera el Antiguo Testamento : Jesús ordinariamente se dirige a personas que conocen las Escrituras, y por lo tanto, alude a pasajes que encuentran su sentido  pleno en su persona y ministerio (Mt 2,6.15.19; 3,3.11.10). En los momentos culminantes y determinantes recurre a la autoridad de la Escritura (Lc 4,1-13.16-21) y a veces no se trata de una referencia sino de una comparación, en la cual, generalmente Jesús supera el Antiguo Testamento (Jn 8,57-58; Mt 12,42.41), por ejemplo, en Mt 5 no sólo alude a la antigua legislación sino que la supera y suplanta. Así revela su superioridad sobre la Ley y los Profetas. Nunca cita a teólogos y sicólogos (porque no era la época) sino sólo la Escritura; ama la Palabra, la conoce de memoria y hasta canta los Salmos (Mc 14,26).  Exagera contrastes: Es característica oriental llamar la atención sobre algún  punto, remarcar un aspecto contrastante. Cuando Jesús habla de ‘sacarse los ojos’, 10 ‘odiar padre o madre’ debe entenderse en el contexto de la segunda parte de la frase:  pretende mostrar la supremacía del otro aspecto que se compara. No hay que tomar la  palabra al pie de la letra sino comprender lo que quiere decir (Mt 18,23-25; Lc 6,41-42). Jesús mantiene la atención de adultos y niños magnificando las cifras y circunstancias lo que ayuda al pueblo a no olvidar su mensaje. Con imágenes y comparaciones : Un importante recurso pedagógico del Maestro es enseñar a través de símbolos que encierran un mensaje que todos pueden descubrir y no olvidar (Jn 10,9; 8,12; 10,11). Jesús no trata temas abstractos, no da clases de hermenéutica, se limita a presentar el Reino de Dios a través de comparaciones: las  parábolas llenan de interés a quienes las escuchan atentamente y al mismo tiempo son capaces de sacar sus conclusiones; no son recetas o fórmulas para un problema determinado sino principios a aplicar en toda situación. Con signos proféticos : como algunos profetas, realiza acciones simbólicas en las cuales lo importante no es el hecho en sí sino su profundo significado (Lc 3,18; Mc 2,112; 3,1-5). Todos estos signos llevan una densa carga de mensajes, son semillas que contienen grandes verdades dentro de sí.  Haciendo las cosas. La pedagogía de la praxis : Jesús se presenta distinto a los demás maestros porque concretiza todo lo que predica. Más que con palabras enseña con el ejemplo. El no convoca a un congreso para dar conferencias sobre el perdón sino que perdona a Zaqueo, a Pedro (Lc 23,34); no imparte un curso sobre la pobreza, es  pobre; no posee dinero, posesiones ni donde reclinar la cabeza: lo entrega todo; no usa las etimologías de las palabras griegas y hebreas para explicar lo que es el amor sino que da la prueba máxima del amor en la cruz (Jn 15,13). Jesús primero hace las cosas y luego las predica. Todas las enseñanzas son avaladas por su propio ejemplo. En ello radica su superioridad sobre escribas y fariseos que poseen magníficas enseñanzas pero no las llevan a la práctica. La autoridad no se fundamenta en título alguno sino en vivir  todo lo que predica. No es importante para El brindar grandes conocimientos a sus discípulos sino que éstos hagan vida cada palabra. No pretende tener una multitud de oyentes de su Palabra sino que sus discípulos sean fieles cumplidores de su mensaje. Lo más importante para el Maestro no es fundar una universidad sino un taller donde se haga vida la enseñanza. Lo que caracteriza a un discípulo suyo no es el grado académico 11 o título sino vivir lo enseñado. Si se mantiene fiel a su Palabra será realmente un auténtico discípulo (Jn 8,31). CONCLUSIONES El Maestro es aquel que enseña a vivir y el discípulo es quien se asemeja a su Maestro reproduciendo su estilo de vida. No es lo mismo ser uno entre la multitud de los que siguen a Jesús que ser uno de sus discípulos. Es muy distinto. A Jesús no le importan tanto las multitudes, su opción preferencial es formar a sus doce discípulos.  No es lo mismo ser discípulo que apóstol. El apóstol es antes un discípulo. Jesús es un Maestro muy original, con una estrategia y una metodología que compromete al discípulo y le enseña a enseñar a través de la vida misma. Su itinerario tiene tres pasos fundamentales: observar la realidad, comprender el sentido de la vida y poner en  práctica la decisión. La pedagogía de Jesús contrasta con muchas de nuestras prácticas educativas y  pastorales, preponderantemente verbalistas, en las que predominan el aprendizaje conceptual, como si las cosas cambiaran por el simple hecho de decirlas o afirmarlas y cuestiona mucho más las incoherencias que como educadores podemos tener entre el decir y el hacer. Jesús con su ejemplo invita a asumir la pedagogía de la praxis y a unificar coherentemente las palabras con la vida, y más aún que la vida, la práctica deberá ser la mejor palabra, la inagotable enseñanza. Mirando a Cristo y su pedagogía de amor, la escuela católica no reniega de su contundente vocación a hacer su aporte en el corazón de los niños y jóvenes, para construir la civilización del amor 6, para hacer de este mundo algo mejor de como lo encontró, por eso la vocación docente está llamada a mantener latente el esfuerzo  progresivo de inculcar en la memoria, en la inteligencia, en la imaginación de las  personas la pasión por construir una sociedad más justa, solidaria y fraterna. Benedicto XVI en la encíclica «Dios es amor» lanza un desafío a todos aquellos que transmiten la cultura: «Han de ser personas movidas ante todo por el amor de Cristo, personas cuyo corazón ha sido conquistado por Cristo con su amor, despertando en ellos el amor al prójimo» 7 y también recuerda que «un requisito fundamental es la 6 EQUIPO EPISCOPAL DE EDUCACIÓN CATÓLICA,  Educación y Proyecto de Vida, Oficina del libro, Buenos Aires 1985, 81 BENEDICTO XVI, Encíclica Dios es amor , Vaticano 2005, 33 . 7 Encíclica Dios es amor, 31. 12 competencia profesional, pero por sí sola no basta. En efecto, se trata de seres humanos y los seres humanos necesitan siempre algo más que una atención técnicamente correcta. Necesitan humanidad. Necesitan atención cordial. Cuantos trabajan en las instituciones caritativas de la Iglesia deben distinguirse por no limitarse a realizar con destreza lo más conveniente en cada momento sino por su dedicación al otro, por su entrega al hermano, con una atención que sale del corazón, para que el otro experimente su riqueza de humanidad, se sienta plenamente persona. Por eso, dichos agentes, además de la preparación profesional necesitan también y sobre todo ‘formación del corazón’: se los ha de guiar hacia ese encuentro con Dios en Cristo, que suscite en ellos el amor, de modo que para ellos el amor al progreso ya no sea un mandamiento por así decir  impuesto desde afuera sino una consecuencia que se desprende de su fe, la cual actúa  por caridad. Se puede afirmar que la identidad de educadores católicos requiere valentía, coraje, entusiasmo, fe para dar testimonio. Esa será la mejor manera de actuar fielmente el rol docente, y lo que es decir más, docente de una escuela católica, que desea impartir una educación de calidad. BIBLIOGRAFIA 1.- FUENTES - Biblia de Jerusalén, Bilbao 1975.  Nueva Biblia de Jerusalén. CD-ROM, Bilbao 2001. 2.- MAGISTERIO - CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACION CATOLICA,  La escuela católica, Vaticano 1977. - CONFERENCIA EPISCOPAL LATINOAMERICANA,  Documentos de Medellín. Conclusiones, Paulinas, Buenos Aires 1973. - EQUIPO EPISCOPAL DE EDUCACIÓN CATÓLICA,  Educación y Proyecto de Vida, Oficina del libro, Buenos Aires 1985. - BENEDICTO XVI, Encíclica Dios es amor , Vaticano 2005. 3.- BIBLIOGRAFÍA GENERAL - BRAVO, A., El estilo pedagógico de Jesús Maestro, Celam, San Pablo 2006. 13 - GRENIER , E., Jesús el Maestro en Revista Javeriana, 468 (1980), 259-266. - PERESSON , M., Jesús el Maestro en Medellín 100 (1999), 555-628. - PERESSON , M.,  La pedagogía de Jesús. Maestro carismático popular , Salesianos, Bogotá 2004. - PRADO FLORES, J., Formación de discípulos, Kerygma, México 1994. 14