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La Tradición En José Antonio Y El Sindicalismo En Mella - José Mª. Codón

Description: Desde que aparecieron en España los grupos políticos jonsista y falangista, se puso de manifiesto su coincidencia ideológica con el Carlismo español y su similitud en las actitudes y en los símbolo...

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Desde que aparecieron en España los grupos políticos jonsista y falangista, se puso de manifiesto su coincidencia ideológica con el Carlismo español y su similitud en las actitudes y en los símbolos. Apenas amanece la fuerza joven de las JONS en el panorama nacional, consigna este juicio crítico, lleno de justicia, en su naciente revista, acerca del Carlismo: "El partido tradicionalista ha sido sólo él quien se mostraba sensible ante los valores españoles en peligro, tocando a rebato tenaz y heroicamente, en presencia de los atropellos y desviaciones traidoras que se consumaban. Ha sido a lo largo de un siglo de vida española el único para quien las voces nacionales, el clamor histórico de España y nuestro gran pleito con las culturas, pueblos y naciones extranjeras, constituían la realidad más honda". Era tan rigurosamente cierta esta visión que quizá desde los tiempos de Aparisi y Guijarro, que definió al Carlismo como una gran cuestión europea, religiosa y social, no se había dicho una verdad tan afortunada como la que proclamó la revista de las JONS: La realidad honda del Carlismo es la de ser una interpretación total de los valores de la cultura española. La afinidad o solidaridad objetiva entre ambas fuerzas se acentuaría con el paso del tiempo. Tan pronto publicó José Antonio su célebre "Bandera que se alza" y se produjo el conocido análisis de Pradera, el Fundador de la Falange fue acentuando su juicio netamente favorable al Carlismo, a medida que iba conociendo su interioridad. En la entrevista que concedió al diario "Ahora", él, tan sincero e implacable en la crítica de las agrupaciones políticas del momento, afirmó: "El grupo tradicionalista tiene una positiva savia española y una auténtica tradición guerrera. Es la fuerza de derechas que tiene más espíritu." En la sesión necrológica dedicada al diputado carlista Oreja, había definido su ideal tradicionalista como uno de los "más hondos de los más completos y de los más difíciles." Cuando derechas e izquierdas, expresiones enfermizas de la patología política, pusieron de manifiesto la imposibilidad de la convivencia en la arena republicana española, pisoteada por las internacionales y la infiltración de los frentes populares, el 16 de junio de 1935, en vísperas de la reunión de la Junta Política en Gredos, José Antonio, enjuiciando certeramente la situación, dijo: "Hoy no hay más fuerza nueva y sana que nosotros y los carlistas." A nadie puede extrañar la salvadora alianza, que en la conspiración y en la guerra se forjó, como fruto de esa comprensión mutua. Dediquémonos a estudiarla. ¡Demasiado poco hemos airado los testimonios de la unidad procedentes de ambos campos! Surgió el Alzamiento. Y todas aquellas afinidades se convirtieron en realidad luminosa. En la sublevación y en los frentes de julio no se veían más que uniformes caquis, camisas azules y boinas rojas. Era la hora de la verdad. El mismo día 24 de julio llegaron a salvar Zaragoza mil doscientos requetés —dos tercios— que consolidaron decisivamente la situación. La Falange zaragozana les dedicó el siguiente saludo, que en este mes de abril, mes de la unidad, cobra nueva y emocional significación: "En este amanecer de la Patria, iluminado otra vez por aquel sol de oro que no se ponía en todas las tierras universas de España, levantemos primero, en vuestro homenaje, nuestro brazo robusto y nuestro corazón de aragoneses. Sois los mismos de ayer, con la misma sangre eterna de caballeros, de soldados y de héroes que os pusieron en las venas vuestros padres, los invencibles guerreros de Dios, la Patria y el Rey. Y ahora, en estos días que se salen de la historia ruin, sucia y materialista de nuestro siglo XX, en estos días ungidos religiosamente de tradición, de hidalguía y de valentía, volvéis a la lucha con la mirada segura, el corazón generoso y el brazo vigilante, bajo la gracia y la ira gentil de vuestra boina sagrada. ¡Requetés, Presentes! Os saluda la Falange de las JONS!