Preview only show first 10 pages with watermark. For full document please download

Test Esperi Validación En Perú

   EMBED


Share

Transcript

FACULTAD DE EDUCACIÓN

Programa Académico de Maestría Educación para
Docentes la Región Callao.

TRASTORNOS DE INICIO DEL
COMPORTAMIENTO DISRUPTIVO EN
ESTUDIANTES DE 8 A 11 AÑOS DE UNA
INSTITUCIÓN EDUCATIVA – CALLAO

Tesis para optar el grado académico de Maestro en educación
Mención en Psicopedagogía de la Infancia

BACHILLER FLORA BACA PACHECO

LIMA – PERÚ

2012
I
TRASTORNOS DE INICIO DEL
COMPORTAMIENTO DISRUPTIVO EN
ESTUDIANTES DE 8 A 11 AÑOS DE UNA
INSTITUCIÓN EDUCATIVA – CALLAO

II
JURADOS DE TESIS

Presidente : Dr. Aníbal Meza Borja.

Vocal : Dra. Esther Velarde Consoli.

Secretario : Dr. José Muñoz Salazar

Dra. Esther Velarde Consoli.
ASESORA

III
Índice de Contenidos

INTRODUCCIÓN 1
Problema de investigación 3
Planteamiento 3
Formulación. 4
Justificación. 4
Marco referencial 5
Antecedentes. 5
Marco teórico. 11
Definición de trastornos. 12
Definición de conducta. 12
Las conductas disruptivas. 12
El comportamiento. 13
Los trastornos del comportamiento disruptivo. 13
Causas del trastorno 14
Evolución de los trastornos del comportamiento disruptivo. 15
Categorías de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo. 16
Trastornos de inatención - impulsividad - hiperactividad (IIH). 16
Inatención o distracción. 17
Impulsividad. 18
Hiperactividad. 19
Trastorno pre-disocial (TPD). 19
Trastorno disocial (TD). 20
Trastorno oposicionismo desafiante (T.O.D). 21
Objetivos 23
Objetivo general. 23
Objetivos específicos. 23
MÉTODO 24
Tipo y diseño de investigación 24
Variable 24

IV
Definición conceptual. 24
Definición operacional. 25
Operacionalización de las variables. 25
Participantes 26
Antecedentes familiares. 26
Instrumento de investigación 26
Ficha técnica del instrumento de investigación. 26
Confiabilidad del instrumento. 28
Procedimientos 28
RESULTADOS 29
Discusión, conclusiones y sugerencias 31
Discusión 31
Conclusiones 35
Sugerencias 36
REFERENCIAS 38
ANEXOS
Ficha técnica
Validez por juicio de expertos
Matriz del instrumento
Instrumento validado.
Manual del instrumento
Cronograma de actividades

V
Índice de tablas

Tabla 1. Participantes según edad y género. 27
Tabla 2. Niveles de riesgo de los trastornos de inicio del comportamiento
Disruptivo de la muestra evaluada. 29
Tabla 3. Puntuaciones de los factores del trastorno de inicio del
Comportamiento disruptivo según edad. 30

VI
Índice de figuras

Figura 1. Niveles de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo. 29

VII
Resumen

El objetivo de esta investigación descriptiva simple fue determinar los trastornos de inicio
del comportamiento disruptivo en estudiantes de 8 a 11 años de edad, de una Institución
Educativa del Callao. Se contó con una muestra disponible de 100 estudiantes
comprendidos en el rango de edad ya indicado. Se utilizó el Cuestionario para la
detección de los trastornos del comportamiento en niños y adolescentes “ESPERI” de
Parellada, San Sebastián y Martínez (2009). Los resultados señalaron un nivel grave en
los trastornos de: inatención- impulsividad e hiperactividad, oposicionismo desafiante,
predisocial y el trastorno disocial. Obtuvieron puntuaciones superiores a los 77%. Se
concluye que los estudiantes de 8, 9, 10 Y 11 años de edad de una institución educativa
pública del nivel primario del Callao, presentan niveles graves de trastornos del
comportamiento.

Palabras clave: Trastornos de inicio del comportamiento disruptivo: trastorno de
inatención- impulsividad e hiperactividad, trastorno oposicionismo desafiante, trastorno
predisocial y trastorno disocia.

Abstract

This descriptive simple research aimed to determined the beginning of disruptive behavior
disorders in the students aged 8-11 years of a public school in Callao. The samples were
100 students aged 8-11 years. The questionnaire for detection of behavior disorders in
children and adolescents “ESPERI” of Parellada, San Sebastian and Martinez, (2002) was
used. The results showed a severe (serious) level of inattention, impulsivity and
hyperactivity, oppositional defiant disorder, pre-disocial personality disorder and disocial
disorder, all of which rated over 77%. It is concluded that the 8,9,10 and 11-year-old
primary students of a public school in Callao have serious levels of beginning of disruptive
behavior disorders.

VIII
IX
1

Introducción

Los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo que presentan los estudiantes de
8 a 11 años de edad en los centros escolares han estado y están continuamente
presentes como problemas manifestados por los niños y adolescentes en su interacción
en distintos contextos, entorno escolar, de pares e incluso entorno familiar, esta situación
se ha convertido en una preocupación permanente para los padres de familia, los
profesores y psicólogos debido a las consecuencias que implican en la vida diaria de
los niños. Situación que sucede en todo el mundo. “La violencia en la escuela es reflejo
de la sociedad, especialmente en el mundo no desarrollado”. (Monclus, 2005. p.13)
(Tomada de la revista Iberoamericana de Educación) la preocupación del Fondo
Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Con
esta versión podemos reafirmar que los estudiantes solo demuestran en la escuela lo que
sucede en sus casas.

Situación similar sucede en nuestro país, durante estos últimos años se ha
observado y escuchado por los diversos medios de comunicación, el afloramiento de
estos trastornos que presentan los estudiantes en el ámbito de educación primaria. Así
lo confirma el diario Perú 21.pe (2010) en un documento publicado por el Ministerio de
la Mujer y Desarrollo Social (MIMDES), donde da a conocer que los tipos de amenazas
más recurrentes entre los estudiantes, son el empleo de apodos ofensivos, los golpes, la
discriminación, el chantaje, las agresiones físicas y verbales y lo más alarmante es la
utilización de armas como navajas o pistolas. Esta situación en las escuelas se está
acrecentando, debido a la ausencia de la figura paterna y materna en casa, a los modelos
de crianza demasiados permisibles o rígidos de los padres, a la carencia de reglas en el
hogar, a la existencia de violencia física y verbal que existe en sus hogares. Sus padres
los maltratan y ellos se vuelven más agresivos. Es una cadena que no tiene fin. Febres
(tomado del diario Perú 21.com 2010).

En este sentido, dentro del contexto escolar, una de las grandes dificultades de
todos los maestros que laboramos en Instituciones públicas es no contar con psicólogos,
con docentes capacitados en estos temas, no recibir capacitaciones o actualizaciones en
estos temas, no desarrollar programas de modificación de conductas mucho menos saber
2

detectar los trastornos del comportamiento disruptivo que presentan nuestros
estudiantes Etc. Trastornos que interfieren con frecuencia el normal desarrollo de las
actividades técnicas pedagógicos; por lo tanto no se logra desarrollar con satisfacción con
la programación y planificación anual de grado Y por consecuencia el bajo rendimiento
escolar de los estudiantes. De acuerdo al informe publicado por el Ministerio de
Educación en la página de Educaciónenred.com (31 de marzo, 2012) donde dan a
conocer los resultados de la “Evaluación Censal de Estudiantes” (ECE 2011-MINEDU) tan
sólo el 29.8% de alumnos alcanzó el nivel esperado para el grado en comprensión lectora,
mientras que el 13.2% logró en matemáticas. Estos resultados solo reflejan la situación
actual en el que se encuentran los estudiantes de colegios públicos y privados del Perú.

Teniendo en cuenta estos aspectos, surge el propósito del estudio, determinar el
nivel de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo en los estudiantes de 8 a
11 años de edad de una Institución Educativa del Callao, con la finalidad de contribuir
con un aporte científico a la Institución educativa y a los docentes, aportes que permitan
reformular, adecuar el diseño curricular de la institución educativa a la realidad de los
estudiantes, y a los padres de familia brindarles un diagnóstico preliminar sobre el tipo
de trastornos de inicio del comportamiento disruptivo que padecen sus hijos para que
estos reciban inmediatamente apoyo de especialistas y al mismo tiempo elaborar y
desarrollar talles de escuela de padres para orientarles y enseñarles, sobre cómo tratar y
educar a sus hijos, estudiantes que presentan estos trastornos, desarrollar a nivel de aula
programas de modificación de conductas. Pues existen antecedentes donde a los niños
se les aplica un programa de intervención psicológico oportuno, adecuado, bien
estructurado y utilizando recursos y estrategias variadas de acuerdo al trastorno que
padecen estos niños y bajo la dirección y ejecución de un especialista. Los resultados
obtenidos son óptimos, siempre y cuando son detectados en su etapa inicial. Los
trastornos de inicio del comportamiento disruptivo son los “diagnósticos más
recurrentes”, con una “prevalencia que está en aumento en las últimas décadas de forma
alarmante debido a los cambios sociales” que estamos experimentando hoy en día
(Javaloyes & Redondo, 2010. p. 27.)
3

Problema de investigación

Planteamiento.

En nuestro país existe un grave problema con los trastornos de inicio del comportamiento
disruptivo de niños y niñas, así como muestra el estudio realizado por (Parellada, San
Sebastián y Martínez, 2009:p.9) quienes confirman que, “Las conductas agresivas se
presentan desde el nido y afecta entre 7% y 10% de escolares”. El Comercio.pe (Abril, 14
del 2012), da a conocer el estudio realizado por Oliveros donde destaca que, en colegios
de la costa, sierra y selva entre los años 2007 y 2010 las agresiones entre compañeros
se basan en “Los apodos, las patadas, robos y amenazas, son, en ese orden, las
principales formas de expresión del acoso entre estudiantes, que no distingue clase social
ni sexo.”

Del mismo modo estos trastornos de inicio del comportamiento disruptivo que
presentan los estudiantes influyen en el desarrollo de sus aprendizajes, pues con
frecuencia son interrumpidas la secuencia de aprendizaje con conductas de indisciplina y
agresión, recortando así el tiempo del desarrollo de las actividades pedagógicas y lo más
importante cortando la ilación de los temas que se están tratando. Estas constantes
interrupciones perjudican al estudiante en su normal desenvolvimiento como persona y
como estudiante dentro de la sociedad.

Es importante destacar situaciones cotidianas que suceden en la Provincia
Constitucional del Callao, específicamente en la institución educativa donde se llevó a
cabo la presente investigación, se observa a diario en las aulas, en los recesos y a la
hora de la salida a niños y niñas que presentan conductas de indisciplina, agresiones
físicas y verbales, falta de atención, concentración, impulsividad, uso de adjetivos
inadecuados al momento de entablar conversaciones, no respetan las normas de
convivencia, demuestran baja autoestima y otros, corrobora esta afirmación lo
manifestado por la titular de la Dirección de Tutoría y Orientación Escolar (Ditoe) informe
del diario El Comercio.pe (Abril,14 del 2012) quien manifiesta textualmente, “actúan así
porque desde pequeños observaron cómo sus padres se agredían e insultaban” modelos
4

que ellos imitan en su entorno social y hacen que cada día vaya progresando estos
trastornos.
Por estas razones la presente investigación pretende dar respuestas al siguiente
problema general:

Formulación.

¿Cuál es el nivel de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo en estudiantes
de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao?

A continuación los siguientes problemas específicos:

¿Cuál es el nivel de los trastorno de inatención – impulsividad - hiperactividad (IIH) en
estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao?

¿Cuál es el nivel del trastorno oposicionismo desafiante (OD) en estudiantes de 8 a 11
años de edad de una institución educativa del Callao?

¿Cuál es el nivel del trastorno predisocial (PD) en estudiantes de 8 a 11 años de edad de
una institución educativa del Callao?

¿Cuál es el nivel del trastorno disocial (DI) en estudiantes de 8 a 11 años de edad de una
institución educativa del Callao?

Justificación.

A partir de los resultados obtenidos se determinara el nivel de riesgo de los trastornos de
inicio del comportamiento disruptivo en estudiantes de 8 a 11 años de edad de una
institución educativa estatal del nivel primario del Callao. Resultados que permitirán a los
docentes identificar con mayor precisión estos trastornos.
Desde el punto de vista teórico esta investigación contribuirá a profundizar
los conceptos relacionados con los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo y
sus respectivos factores, que permitirán un mejor soporte al tema.
5

Desde el punto de vista pedagógico permitirá identificar los trastornos de inicio del
comportamiento disruptivo, las características de sus manifestaciones y entender de
mejor manera la realidad de los estudiantes, a partir de ello reformular el programa
curricular de la institución educativa y aplicar estrategias de enseñanza acordes a las
características reales de los estudiantes y así prevenir las consecuencias que traen
estos problemas.

Desde el punto de vista metodológico el presente estudio nos permitirá desarrollar
programas de modificación de conductas, pautas para desarrollar talleres con padres de
familia donde se les pueda orientar sobre cómo tratar a niños que presentan estos
trastornos y lo más importante, identificar a estudiantes con niveles severos, moderados
de trastornos de inicio del comportamiento disruptivo e inmediata intervención
psicológica para su tratamiento correspondientes a temprana edad.

Marco referencial

Antecedentes.

Los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo por ser muy poco utilizado en las
investigaciones con esa denominación y no habiendo un instrumento adecuado y
específico para la evaluación de los trastornos que lo conforman, no se pudo hallar
antecedentes de éste tipo, pues la mayoría de las investigaciones realizadas fueron
utilizando otros términos para denominar estas mismas conductas que presentan los
estudiantes en las aulas y que impiden el normal desarrollo de la sesión de clase o el
proceso de enseñanza-aprendizaje. Específicamente en el Perú no existen
investigaciones sobre estos temas y si existen generalmente son para diagnosticar a los
adultos y no así a niños. Pero si existen programas de control de conductas. Por tal
motivo, para la presente investigación se presentan antecedentes internacionales y
algunas nacionales con temas similares. Entre estos estudios se pueden señalar los
antecedentes:

Hernández (1988) realizó un estudio sobre la relación entre las actitudes
parentales y la conducta agresiva de los preescolares. Estudió a 180 niños de ambos
6

sexos de 3 a 6 años de edad que presentaron conductas agresivas cuyas historias
clínicas fueron revisadas sistemáticamente. Los resultados mostraron que existe relación
estadística significativa entre las actitudes parentales y la conducta agresiva de los
preescolares; más no existe asociación estadística con la variable sexo; así mismo se
observó que existe mayor proporción de niños agresivos en relación a las niñas y que la
agresividad se incrementa con la edad. Los resultados del estudio revelan también que la
forma de conducirse de los padres, su trato para con sus hijos y la forma de disciplinar y
educar a estos influye en las manifestaciones agresivas que presentan.

Bordallo, Zagalaz y Arenas (1995) realizaron una investigación sobre los trastornos
de conducta infantiles en medios socioeconómicos diferentes. Con el objetivo de
identificar la prevalencia del trastorno disocial y las causas que provocan en la sociedad.
Con una muestra constituida por un total de 262 participantes, de ambos sexos, con
edades comprendidas entre los 11 y los 15 años. Comprendió 163 colegios privados y
99 de colegio público. Se aplicó un cuestionario sobre esas conductas. Para lo cual se
utilizó el método descriptivo comparativo. Se obtuvo los siguientes resultados: del total de
la muestra 13.7% presentaban frecuentes conductas disruptivas, frente al 86,3% cuya
frecuencia es escasa a nivel de colegios, en ambas instituciones existe un claro
predominio de las conductas disruptivas en los varones.

En un estudio realizado por Capa, Bercedo, Redondo y Gonzales, (2000), con el
propósito de conocer la prevalencia de las alteraciones de los trastornos del
comportamiento disruptivo en niños, para tal investigación utilizaron el cuestionario de
Eyberg y su posible influencia por las variables (edad y sexo), mediante el método de
estudio transversal en una población de 796 niños y niñas de 2 a 13 años que procedían
de las consultas pediátricas. Obteniendo el siguiente resultado: Un 17,2 % de los niños
presentan, Trastornos de comportamientos disruptivos, siendo similar por grupos de
edad y sexo, excepto en las niñas mayores (10-13 años) que son las que menos
trastornos de comportamientos disruptivos manifiestan. La prevalencia de los trastornos
del comportamiento disruptivo encontradas en la población hacen necesaria la utilización
del cuestionario de Eyberg en los controles de salud que realiza el pediatra de atención a
menores.
7

Así mismo, Buela y Del Carpio (2001) en una investigación realizada con el
propósito de identificar, en el ámbito escolar, a aquellos sujetos que se encuentran en
situación de riesgo de desarrollar un patrón de conducta antisocial. Con una muestra de
526 estudiantes que oscilan entre los 10 y los 17 años de ambos sexos. Para tal efecto se
utilizó la Escala de conducta antisocial ASB, adaptada. Con un método descriptivo
correlacional. Donde los resultados demuestran que los estudiantes presentan moderado
riesgo de desarrollar patrones de riesgo antisocial y se demostró que existen diferencias
significativas en las manifestaciones de la conducta en función de género.

En una investigación realizada por León (2001) con el propósito de determinar los
efectos de un programa de intervención con técnicas conductuales cognitivas en los
problemas de conducta de desobediencia y agresión, trastornos que constituyen un tema
de gran relevancia social. Con tal propósito se aplicó un diseño experimental de tipo
multielemento de sujeto único a un niño de 6 años y una niña de 7 años. Los resultados
reflejan que las técnicas de economía de fichas, manejo de contingencia, juego de roles,
autoinstrucciones y generalizaciones de la conducta que constituyeron elementos del
programa de intervención. Fueron efectivos en la reducción de la conducta de
desobediencia y agresión.

En un estudio realizado por Noroño, Cruz, Cadalso, y Fernández (2002) realizaron
un estudio descriptivo sobre la influencia del medio familiar en niños de 9 a 11 años, con
conductas agresivas, evaluados y diagnosticados en un departamento psicológico. La
muestra estuvo conformada, además, por los padres de familia de estos niños. A todos
ellos se les aplicó una serie de técnicas con el objetivo principal de describir las
características del medio familiar y su influencia en las conductas agresivas de los
infantes. Se concluyó que predominaron las familias disfuncionales incompletas, con
manifestaciones de agresividad, alcoholismo, mala integración social y familiar, rechazo
hacia los hijos e irresponsabilidad en su cuidado y atención.

Fiáscunari (2004) en un estudio realizado con el propósito de relacionar los
niveles de depresión materna y los problemas conductuales en una muestra de 139
niños preescolares de ambos sexos, entre los 3 y 5 años de edad de un centro educativo
particular de la ciudad del Cusco; aplicándose el Inventario de Depresión de Beck para
8

evaluar la depresión materna y el Inventario de problemas conductuales y
socioemocionales de Rodríguez, Lira, Arancibia y Bralic para niños de 3 a 5 años Los
resultados indicaron que existe una relación directa entre la depresión materna y los
problemas personales de las madres que son variables predictores de problemas de
comportamiento. La prevalencia de los problemas de comportamiento fue de 24. 7% en
los niños y de 24% en las niñas no existiendo diferencias estadísticamente significativas
en cuanto a sexo o edad de los niños evaluados.

Ramírez (2005) en un estudio realizado sobre las diferencias por género en
problemas de conducta. En una muestra de 200 estudiantes (niñas y niños) entre 5 y 18
años de Granada (España). El instrumento utilizado para evaluar los problemas de
conducta de los sujetos ha sido la escala de Desórdenes de Conducta Child Behavior
Checklist (CBCL). Los resultados concluyen que los niños tienen más problemas de
conducta delictiva que las niñas. Cuando existen conflictos familiares y prácticas de
crianza negativas, los niños tienen problemas externos que las niñas.

Martínez, Tovar, Rojas y Duque (2008) el propósito de la investigación la
agresividad crónica de los niños después de que inicia su permanencia en la escuela es
la condición que más se relaciona con delincuencia en la adolescencia, la juventud y la
vida adulta. Los niños persistentemente agresivos después de los 10 años de edad están
asociados a condiciones de vida difícil, deserción escolar, precocidad en el inicio de la
vida sexual, mayor número de parejas, consumo de alcohol y mayor dificultad para
graduarse de la universidad. Utilizando el método descriptivo. A través del test
denominado COPRAG, que evalúa los comportamientos agresivos y prosociales con una
muestra disponible, compuesto por todos los alumnos matriculados al primero y segundo
de secundaria de una escuela pública. Los resultados demuestran que existe relación
entre el comportamiento no agresivo del niño y poseer habilidades personales para
resolución de conflictos por parte del cuidador. También fue relevante la asociación entre
el patrón de crianza violento del cuidador y el niño altamente agresivo. Igualmente, se
evidencia una asociación límite entre las normas de control policivo del cuidador y el
comportamiento agresivo de los niños.
9

Así, Parellada, Et al. (2009) en un estudio realizado con el propósito de detectar
los trastornos del comportamiento en las aulas de colegios públicos y privados. Con una
muestra de 1126 estudiantes de 8 a 11 años de educación primaria del Norte, Centro y
Este de España. De ellos, el 51,3 % fueron varones y 48.7% mujeres. Se utilizó el
método descriptivo comparativo. Para lo cual se aplicó el cuestionario para la detección
de los trastornos del comportamiento para niños y adolescentes (ESPERI),
administrándose en forma colectiva en las diferentes aulas y secciones. Los resultados
obtenidos fueron: los estudiantes de 8 a 11 años de edad se encuentran entre los niveles
de moderado a grave en todos los trastorno, excepto en el trastorno inatención,
impulsividad e hiperactividad va de grave a moderado en los niños de 11 años.

En una investigación realizada por López, Castro, Alcántara, Fernández y López
(2009) sobre las prevalencia y características de los síndromes empíricos de tipo
externalizante, así como su prevalencia en una muestra clínica pediátrica. Se utilizó como
instrumento el inventario clínico infantil (ICI), que evalúa comportamientos y emociones.
Prueba que se aplicó a 300 niños y niñas de 6 a 12 años de edad, de la unidad de
Psicología Clínica del Hospital Universitario de Murcia. Mediante la realización de un
análisis factorial se han obtenido tres síndromes empíricos equivalentes a los tres
trastornos del comportamiento perturbador: Disocial, oposicionismo-desafiante y déficit de
atención con hiperactividad. Se han obtenido diferentes prevalencias estimadas a partir de
puntuaciones propias de la muestra (18,1%, 18,5% y 14,5%, respectivamente); y de las
correspondientes al percentil 98 del CBCL (44%, 28,3% y 40,6%). No hay diferencias
entre niños y niñas en Problemas de Conducta (Disocial), mientras que es superior en
niños en oposicionismo-desafiante. En déficit de atención e hiperactividad los niños
presentan una prevalencia más alta que las niñas según corrección CBCL (49,3% y
34,3%), mientras que más niñas presentan este problema mediante el síndrome empírico
hallado en la muestra clínica (19,8% frente a 12,2% niños).

En un estudio realizado por Rodríguez, López, Garrido, Sacristán, Martínez y Ruiz
(2009) con el objetivo de determinar la tasa de prevalencia y comorbilidad del trastorno
por déficit de atención con y sin hiperactividad en escolares de 6 a 16 años de Castilla y
León(España). Con una población de 212.567 alumnos de primaria y secundaria. Con un
diseño de muestra polietápico estratificado proporcional y por conglomerados. Utilizando
10

para ello los criterio psicométrico del ADHD (Déficit de atención e hiperactividad) RS-IV.
Los casos de TDAH, según la lista denominada Entrevista diagnóstica para niños de
acuerdo al Instituto Nacional de Salud Mental. Los resultados indican una tasa global de
prevalencia del 6,66% de los cuales el 1% fueron del tipo hiperactivo, el 1,27% de tipo
inatento y el 4.38% del sub tipo combinado. La prevalencia en varones es
significativamente superior al de las mujeres, con similares resultados en primaria y
secundaria.

Ozdemir (2010) con el propósito de comparar perfiles de problemas de
comportamiento en niños turcos con Déficit de Atención /Déficit de Hiperactividad (DA/DH)
y aquellos que no lo sufren. Con una muestra total de 49 niños con y sin DA/DH
participaron en este estudio. Los problemas de comportamiento de los niños fueron
evaluados mediante la versión en turco de la Child Behavior Checklist (CBCL). El análisis
de los resultados del CBCL refleja que los niños turcos con DA/DH se situaban en los
rangos clínicos en comparación con los niños sin DA/DH. Los padres de los niños con los
trastornos señalaron tasas altas de comportamiento agresivo, problemas de atención y
problemas con el cumplimiento de normas.

Jiménez, Pérez, Medina y Rivera (2010) el presente estudio es una revisión que
trata de analizar las causas y la evolución de los trastornos del comportamiento
perturbador en la infancia y la adolescencia, así como su repercusión en el desarrollo de
un posible trastorno por abuso de sustancias. La metodología utilizada fue la búsqueda
bibliográfica, utilizando los descriptores MESH, “Los trastornos de conducta y trastornos
de abuso de sustancias”. Con esta metodología, se seleccionaron un total de 35 estudios,
por su especial relevancia y relación con el tema objeto de esta revisión. El análisis y
lectura crítica de los estudios revisados nos llevan a concluir que: a) existe una relación
de causalidad entre los trastornos del comportamiento perturbador y el desarrollo de un
trastorno por abuso de sustancias; b) la gran influencia que en esta evolución tiene el
entorno familiar y comunitario requiere que la prevención y el tratamiento deban centrarse
en la familia (agente socializador más importante); también son necesarias actuaciones
en el ámbito escolar, social (grupo de iguales) y comunitario.
11

Del mismo modo Emberley y Pelegrina (2011) en un estudio realizado con el
objetivo de averiguar la evolución epidemiológica del Trastorno Negativista Desafiante
(TND) entre los adolescentes. Con una muestra constituida por estudiantes en el rango
entre 12 y 16 años. Se realizaron dos evaluaciones, la primera constituido por 2 310
estudiantes tomados en los períodos 2001-2002, el segundo grupo por 2 351 estudiantes,
en el periodo del 2006-2007. Utilizando para ello una metodología comparativo-selectiva.
El instrumento utilizado fue un cuestionario realizado de acuerdo a los criterios
especificados para la detección del trastorno negativista desafiante propuesto por el
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV). Los resultados de
la comparación resultaron ser consistentes con una prevalencia de entre un 3,77% y un
3,83%, manteniéndose la sintomatología predominante. En cuanto a la frecuencia del
trastorno negativista desafiante (TND) según el sexo en la primer estudio, la relación entre
niños y niñas fue de 3.51%, en el segundo estudio el número de niños cuadruplico a la
de niñas. Espinoza y Laverde (2011) elaboraron un programa de intervención en
niños con trastorno disocial de la personalidad, con el propósito de evaluar dicho
programa de intervención secundaria. Se presenta la información a través de un diseño
experimental de caso único con replicaciones, con mediciones pre-post. El estudio contó
con una muestra de 18 niños de 8 a 10 años, 11 maestros y 9 familias, seleccionados a
través de la lista de chequeo infantil de Achenback y Edelbrock acompañadas de
entrevistas semiestructuradas. Uno de los principales resultados confirma la alta
proporción de problemas de hiperactividad con y sin problemas de atención, así como
altos índices de trastorno disocial, en cuanto a la proporción entre niños y niñas, se
confirma que es mayor la proporción de niños respecto a niñas con rangos de severidad
del trastorno disocial.

Marco Teórico.

El contexto teórico considerado en esta investigación se desarrollará teniendo en cuenta
como referencia la terminología de los factores que intervienen en los trastornos de
comportamientos.
Definición de trastorno.
12

La Real Academia Española de la lengua (1988) lo define como la acción y el efecto de
trastornar, esto es inquietar, desordenar, perturbar y causar disturbios. (p.1407)

.Según Parellada, et al. (2009) señala que La Organización Mundial de la Salud
(1992) el término “trastorno” se utiliza para señalar la presencia de comportamientos o
síntomas que producen malestar e interfieren con la actividad del individuo. (p.5) De igual
modo indica el “trastorno” como la manera general de la alteración o perturbación de una
función física o psíquica. (Navarro, 2009: p. 45).

Definición de conducta.

Según la definición del diccionario de la Real Academia Española. (2000). La conducta es
el conjunto de comportamientos visibles que originamos las personas; las acciones y
reacciones a través de las cuales interactuamos con los demás y con el medio ambiente
que nos rodea. (p.410)

Díaz (2010) La conducta por su relevancia en el ámbito educativo y su carácter
modulador de las funciones cerebrales, del procesamiento de la información y de las
experiencias, se detecta en factores como: Habilidades y destrezas adquiridas, valores,
normas y actitudes. Estas siempre ocurren en un contexto. (p.1).

Según Watson tomado de Muñoz (2010) afirma que la conducta siempre se
compone de movimientos musculares y secreciones glandulares, es decir, que puede
interpretarse como un conjunto de procesos físico-químicos. A todo estimulo le sigue una
respuesta de modo que entre ambos pueden establecerse relaciones. (p.5).

Las conductas disruptivas.

“Son aquellas que influyen negativamente en el proceso docente y/o supone un grave
trastorno para el normal desarrollo de la vida escolar”. Entonces podemos definir como
aquella conducta que genera conflictos en el aula de un centro de estudios o un grupo de
niños o adolescentes que se encuentran bajo la dirección de un tutor. (García, 2008:P.37).
13

El comportamiento.

Para Greciano (diciembre, 2001) menciona lo dicho por Watson (1924), según la cual “la
conducta es lo que el organismo hace o dice tanto interna como externamente”. (p.2).
Entonces se puede mencionar que Watson no reducía el comportamiento únicamente a la
actividad motora, sino que admitía la existencia de otros tipos de actividad del organismo
como la emocional.

Así mismo el comportamiento es definido como “parte de la actividad total de un
cuerpo, es lo que él hace, es el movimiento de un cuerpo o de sus partes dirigido hacia un
punto de referencia dado por el organismo o por objetos externos diferentes.” (Angulo,
Fernández, García, Giménez, Ongallo, Prieto y Rueda, 2008. p.7) entonces, podemos
decir que son las reacciones del cuerpo ante estímulos del mundo exterior. Del mismo
modo Skinner señala que “los comportamientos podían ser reforzados en su
frecuencia de aparición o bien castigados disminuyendo así su frecuencia de aparición”.
Tomado de (Greciano, diciembre, 2001.p. 2).

Los trastornos del comportamiento disruptivos.

Parellada, et al. (2009) señalan, de acuerdo a las clasificaciones psiquiátricas. Los
trastornos del comportamiento disruptivo se caracterizan por “un patrón repetitivo de
comportamiento antisocial, agresivo, y desafiante que implica violaciones importantes de
normas apropiadas a su edad.” Se da en niños y adolescentes (p.5).

En cambio para Muñoz (2010). El trastorno del comportamiento disruptivo es un
“término diagnóstico de inicio habitual en la infancia”. En grado extremo puede llegar a
violaciones de las normas y leyes, excesivas para el carácter y la edad de la persona.
Generalmente estas conductas impiden o reducen las posibilidades de adaptación al
medio social, así como el desarrollo y aprendizaje de nuevas conductas escolares,
académicas y sociales (p. 1).
14

Para Rodríguez (2008) considera los “trastornos del comportamiento como un
conjunto de ciertas conductas que afectan a la relación del sujeto con su entorno” o
interfieren negativamente en su desarrollo. “El carácter patológico”, viene dado por su
exageración, déficit o persistencia más allá de su papel adaptativo. (p.949).

Por tanto para Pedreira (2004) refiere que estos trastornos van más allá de la
simple travesura infantil o rebeldía adolescente y al momento de evaluar los
comportamientos de un niño es importante tener en cuenta la edad y el nivel de
desarrollo que presente el individuo, pues la mayoría de las conductas disociales pueden
ser normales en una determinada edad o situación y lo que es patológico puede ser la
edad en que aparecen.(p 10).

Los trastornos del comportamiento disruptivo, son el problema más frecuente de
demanda de atención en los centros de salud mental de niños y adolescentes. También
son objeto de atención por parte de las instituciones educativas, el retraso de un
diagnóstico y el inicio de una intervención terapéutica son factores que condicionan una
deficiente evolución del problema, con mayor posibilidad de cronificación. (Hidalgo, 2006:
78). Así mismo algunos investigadores sugieren a profesores y psicopedagogos que
conozcan las características básicas del trastorno del comportamiento, para poder
detectar de forma apropiada desde el contexto escolar, y de esta forma poder adaptar
el proceso enseñanza- aprendizaje a las características de este estudiante, por lo que
se requiere aplicar pruebas y estimaciones comportamentales para su evaluación
precoz. (Rodríguez, 2008.p. 956).

Según Rodríguez (2008) señala que hasta un 40% de los niños con trastornos del
comportamiento pueden evolucionar en adultos con trastornos antisociales de la
personalidad y que es la variante de personalidad más perniciosa socialmente, así mismo
, los trastornos de comportamiento en la infancia presentan una prevalencia superior al
5%. Se diagnostican con más frecuencia en el sexo masculino. (p. 951).

Causas del trastorno
15

De acuerdo a los estudios realizados por Ramón (2010) la causa del trastorno del
comportamiento disruptivo en sí es desconocida. La prueba conocida del trastorno del
comportamiento disruptivo indica que es de base “genética”. “Causa neurobiológica (del
cerebro); ya que se encuentran unos niveles bajos de dopamina y noradrenalina
(neurotransmisores). Se observa que esta disfunción dopaminérgica afecta a las zonas
del cerebro encargadas de la atención y las tareas ejecutivas que repercuten en los
procesos que participan del juicio social (gracias a la capacidad de inhibición y
autocontrol), así como al movimiento. Aunque esta base neurobiológica genera una
predisposición orgánica, siendo las condiciones del contexto en el que se desenvuelve el
sujeto el que determina tanto la manifestación del problema, pero sobre todo su
evolución”. (p.2).

Evolución de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo.

La trayectoria del trastorno de inicio del comportamiento disruptivo es variable y depende
de variados factores. En general, se desarrolla de forma gradual y va agravándose con los
años. Al ser trastornos de gran repercusión en el entorno, las respuestas del mismo
determinan mucho la evolución. Las formas leves tienden a mejorar a lo largo del tiempo,
de hecho, muchos trastornos del comportamiento disruptivo se perciben en la edad
adulta. Sin embargo, las formas graves pueden seguir un curso crónico que en algunos
casos puede incluso desembocar en un trastorno antisocial de la personalidad.
(Rodríguez, 2008.p. 950).

Según Rodríguez (2008) señalan que los trastornos del comportamiento disruptivo
pueden evolucionar a trastornos de la personalidad, si no se detectan a tiempo, estas
conductas observables pueden ser identificadas: “De inicio: especialmente aquellos que
fueron diagnosticados como trastorno disocial y trastorno oposicionista desafiante”
conductas, típicas de niños menores de 10 años, que presentan diagnósticos; De
comportamientos antisociales simples y graves; de gran variedad de síntomas, que
aparecen con mucha frecuencia en diversas situaciones y lugares; De conductas que
provocan desorganización y conflicto intrafamiliar; De psicopatologías en los padres,
sobre todo antisocial y alcoholismo. Algunas estadísticas indican que un 40% de niños
16

con trastorno de conducta grave se convierten en delincuentes de adultos y un 90% de los
jóvenes delincuentes han sido niños con conductas disociales. (p. 951)

Del mismo modo Parellada, Et al. (2009) explican que el bajo rendimiento escolar,
la deserción temprana de la escuela, el bajo autoestima y el aislamiento de su grupo
social, representan algunos de los efectos de estos trastornos. En la mayoría de los
casos, los trastornos del comportamiento disruptivo, se asocia con ambientes de crianzas
desfavorables, familias desintegradas, aspectos que son necesarios tener en cuenta
para un abordaje integral y adecuado de los problemas del menor. (p.8).

Categorías de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo.

Parellada, et al. (2009) menciona en su libro las clasificaciones realizadas por el Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM_IV), Asociación Americana
de Psiquiatría, (APA 1994), Clasificación Internacional de las Enfermedades ( CIE–10) y
el Organismo Mundial de la Salud, (OMS 1992) contemplan tres tipos de trastornos del
comportamiento: El trastorno inatención-impulsividad e hiperactividad (IIH), el trastorno
negativista desafiante (TND), El trastorno disocia o trastorno de conducta (TD). De
acuerdo a la (OMS 1992) El trastorno predisocial se incluye en este grupo con el
propósito de detectar el trastorno del comportamiento disruptivo encubierto
especialmente en niñas (p.11).

Trastornos de inatención - impulsividad - hiperactividad (IIH).

Para la asociación Americana de Psiquiatría, tomada de Díaz (2011) son conductas que
se presentan con una frecuencia e intensidad mayor que lo observado en niños en
igualdad de condiciones de edad y sexo. Trastornos predictivos del trastorno por déficit de
atención e hiperactividad (TDAH) son trastornos que afecta aproximadamente de 3 a 5%
de los niños en edad prescolar y escolar, lo que quiere decir que en una clase de 25 a 30
niños, hay probabilidad que uno tenga trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
De acuerdo a las clasificaciones del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos
mentales (DSM-IV), Asociación Americana de Psiquiatría (APA 1994), Clasificación
17

Internacional de las Enfermedades (CIE 10) y el Organismo Mundial de la Salud (OMS
1992). (p.1).

De acuerdo a las clasificaciones internacionales de los trastornos mentales
tomada de Rodríguez (2008). Los trastornos de inatención impulsividad e hiperactividad
se puede identificar por medio de las siguientes conductas: Niños de 6 a 12 años:
Frecuentemente realizan actividades peligrosas sin considerar las consecuencias; Son
muy inquietos, se suben y bajan sin descanso en las sillas y constantemente se levantan
en el salón de clases. Se distraen con mucha facilidad y no terminan lo que se les pide;
Tienen problemas para seguir instrucciones; Juegan de forma agresiva; Hablan en el
momento inapropiado y responden abruptamente a las preguntas que se les hacen;
Tienen dificultad para esperar su turno en juegos o en actividades de grupo; Son
desorganizados y constantemente pierden las cosas, son "descuidados" tanto en la
escuela como en la casa; Tienen un desempeño inconsistente en la escuela, son
socialmente inmaduros, con pocos amigos; Los maestros los identifican como "faltos de
motivación" "perezosos", "que se duermen de día" o "con problemas de
comportamiento.(p.951).

Inatención o distracción.

Según la definición de la real Academia Española dice: “Falta de atención”. (p. 853).

La inatención “es una atención inestable, dispersa y fatigable, que les impide
centrar y mantener la atención, comparar la información, no atender a información
relevante y seleccionarla, mientras que atienden a estímulos poco importantes,
dificultando así la adaptación a la realidad y entorpeciendo el aprendizaje” .(Bengoechea,
p:183)

De acuerdo a la definición del Manual diagnóstico y estadístico de las
enfermedades mentales - IV, Pichot, López, y Valdés, (1995) las deficiencias de la
atención pueden manifestarse en situaciones académicas, laborales o sociales; Los niños
que presentan este trastorno pueden no prestar atención suficiente a los detalles o
cometer errores por descuido en las tareas escolares o en otros; El trabajo suele ser
18

presentado sucio y descuidado y elaborado sin previa reflexión; Los niños suelen
presentar dificultades para mantener la atención en actividades académicas o lúdicas,
resultándoles difícil mantenerse en una tarea hasta finalizarla. (p. 82-83)

Los problemas de inatención o distracción implican “fallos en los mecanismos de
funcionamiento de la atención que producen una falta de adaptación a las exigencias del
ambiente, o a las propias exigencias” esta definición nos refiere a la extensión
atencional, es decir , la cantidad de información que el niño puede procesar al mismo
tiempo y con la misma intensidad atencional, es decir a la capacidad de mantener la
información sobre lo que debe aprender de acuerdo a sus demandas.(Mateu y Galván,
2001: 63).

La inatención en situaciones de interrelación social puede expresarse por
cambios frecuentes en la conversación, no escuchar a los demás, no atender a las
conversaciones, no seguir los detalles o normas de juego o actividades e interferir
constantemente la conversación con opiniones no coherentes. (Díaz, 2010: 5).

Esta conducta es considerada como “disfunción en el control de la atención
sostenida,” dificultad para la organización y planificación del trabajo (Rodríguez, 2008:p.
950) aclara que éste suele aparecer en la infancia y tiende a disminuir con la edad y
que los síntomas aparece en diferentes ámbitos. (Muñoz, 2010: p. 5).

Impulsividad

La impulsividad se manifiesta por la impaciencia, incapacidad para esperar a dar
respuestas, precipitadas, dificultad para esperar el turno o interrumpir o inferir a otros
hasta el punto de tener problemas en los ámbitos escolares, social o familiar, dan
comentarios impertinentes y dificultad para mantener una conversación. Además de la
inadecuación social, la impulsividad facilita la aparición de accidentes o la realización de
actividades potencialmente peligrosas sin considerar sus posibles consecuencias. (Matéu
y Galván, 2001.p.68).
De acuerdo a las especificaciones del Manual diagnóstico estadístico de los
trastornos mentales DSM-IV-TR propuesto por Parellada, Et al. (2009) Los sujetos con
19

este trastorno usualmente requieren de una atención o un esfuerzo mental sostenidos o
que carecen de novedad o atractivo específico. Cuando existe excesivo control externo,
ante situaciones nuevas o especialmente interesantes, en una relación personal cara a
cara o gratificaciones frecuentes por el buen comportamiento, los signos del trastorno
pueden ser mínimos. Los síntomas suelen ser más severo en situaciones de grupo. (p.36)

Hiperactividad.

La hiperactividad se define como un exceso de actividad inoportuna, de manera que los
niños no paran de moverse, son inquietos, nerviosos, incapaces de permanecer
sentados, dan golpecitos, molestan a otros. (Félix, 2008: 66)

El trastorno de hiperactividad es una perturbación que se presenta con una
incidencia de 3-6% en la población pre-escolar y escolar. Según la definición de American
Psychiatric Association (APA) (2002), mencionado por Parellada, et al. (2009) se trata
de un trastorno fundamentalmente crónico, presentando mayor incidencia en los niños
que en niñas de 10-1. (p. 36)

Así mismo Díaz (2010) menciona las explicaciones del Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IV-TR (2002) plantea subtipos
neuropsicológicos para poder diagnosticas la hiperactividad, cuando demuestra
conductas como: Mueve en exceso manos y pies; Abandona su asiento en la clase; Corre
o da saltos en situaciones inapropiadas; Tiene dificultad para realizar actividades
tranquilas; Habla en exceso; Actúa como si estuviese impulsado “por un motor. (p. 3).

Trastorno pre-disocial (PD).

Según Parellada (2006) definen lo expuesto por la Organismo mundial de la Salud (OMS)
al trastorno predisocial “como conjunto de conductas de agresión y exclusión hacia otras
personas”. Este factor incluye conductas y maneras de actuar, las primeras, observables,
las segundas, más encubiertas, que pueden estar ocultos a un trastorno disocial o
evolucionar hacia él. Situaciones como: “Humillo a otras personas”, Dejo en ridículo a
otros” , “He hecho sufrir a mi compañero en la escuela”, ”No suelen formar parte de los
20

criterios diagnóstico de los trastornos del comportamiento, sin embargo determinan de
forma muy clara a las conductas disociales de algunos individuos, y en particular del
sexo femenino , que sin embargo, pueden tener menos conductas explícitamente
agresivas, y pueden pasar sin diagnosticar cuando los criterios que se utilizan ponen
demasiado peso en las conductas agresivas o violentas.(p. 15).

Trastorno disocial (DI).

El trastorno disocial en niños de 8 a 11 años de edad se caracteriza por “un patrón de
comportamiento persistente y repetitivo en el que se violan los derechos básicos de los
otros importantes normas sociales adecuadas a la edad del sujeto”. Se trata de un
conjunto de conductas que van más allá de una simple travesura de un niño o la
“rebeldía de un adolescente”. Por lo general, involucra la participación consciente del
niño o adolescente dentro de una institución educativa o grupo social o familiar en donde
existen reglas de conducta Angulo, Fernández, García, Giménez, Ongallo, Prieto y
Rueda, 2008. p. 15)

De la Peña (2003) señala que los trastornos disóciales de acuerdo con el
Diagnóstico Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV), según Asociación
Psiquiátrica Americana (APA); como en la Clasificación Internacional de las
Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS); los trastornos
disociales en la CIE 10 incluye un conjunto de síntomas que pueden ir desde la mentira
hasta el herir a otro con un arma, lo que convierte a este grupo en uno muy heterogéneo.
Demostrándose así lo expuesto por investigadores,” a menor edad de inicio, mayor
severidad del padecimiento, mayor agresividad, y mayor padecimiento en la edad adulta”
es así que el 80% de los jóvenes detenidos por infracciones o delitos violentos cursan
con este trastorno. (De la Peña, 2003.p. 125).

Muñoz (2010) manifiesta que estos comportamientos en algunos casos pueden
presentarse en niños con desarrollo normal y que además provocan un deterioro
significativo en el funcionamiento cotidiano dentro de medio social en el que se
desenvuelve. Con frecuencia son considerados como inmanejables por personas
responsables de la educación y formación de estos sujetos. (p. 13).
21

López y Valdés(2008) da a conocer las especificaciones del Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IVTR) revisado de la Asociación
Psiquiátrica Americana (APA), la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE 10) y
la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos disóciales, abarca las
siguientes categorías diagnósticas (F91): Trastorno disocial limitado al contexto familiar;
Trastorno disocial en niños no socializados; Trastorno disocial en niños socializados;
Trastorno disocial desafiante y oposicionista y otros trastornos disóciales sin
especificaciones. Este trastorno puede ser identificado por la presencia de tres o más de
los siguientes criterios durante los últimos 12 meses y por lo menos de un criterio durante
los últimos seis meses. Agresión a personas y animales. Las conductas observables que
permiten un diagnóstico de este trastorno son: A menudo fanfarronea, amenaza o
intimida a otros; A menudo inicia peleas físicas; Ha utilizado un arma que puede causar
un daño físico grave a otras personas (palo, botella, navaja, pistola); Ha manifestado
crueldad física con personas; Ha manifestado crueldad física con animales; Ha robado
enfrentándose a la víctima; Ha forzado a alguien a una actividad sexual; Destrucción de la
propiedad; Ha provocado deliberadamente incendios con la intención de causar daños
graves; Ha destruido deliberadamente propiedades de otras personas (distinto de
provocar incendios); Fraudulencia y robo; Ha violentado el hogar, la casa o el automóvil
de otra persona; A menudo miente para obtener beneficios, favores o evitar obligaciones;
Ha robado objetos de cierto valor sin enfrentar a la víctima; Violaciones graves de normas;
A menudo permanece fuera de casa de noche a pesar de las prohibiciones paternas,
iniciando este comportamiento antes de los 13 años de edad; Se ha escapado de casa
por la noche por lo menos en dos ocasiones (o sólo una vez si tarda mucho en
regresar);Suele hacer chacota o irse sin permiso de la escuela, e inicia esta práctica
antes de los 13 años. (p. 30).

Trastorno oposicionismo desafiante (T.O.D.).

López y Valdés (2008). (DSM-IVTR) y la (CIE 10) Los trastornos de oposicionismo
negativismo desafiante, incluye un grupo de comportamientos desafiantes y
desobedientes que exceden los límites de la normalidad, tanto por su excesiva
frecuencia como por la mayor gravedad de las conductas exhibidas. Sus aspectos
esenciales son negativismo, hostilidad desobediencia, encolerizarse, hacer cosas que
22

molestan a otros, etc. Tienden a observarse estas conductas en niños menores de 9 ó 10
años. (p.98).

Ortiz, Giraldo y Palacios (2007) señalan que, los niños que presentan este
trastorno, tienden frecuentemente a oponerse a las reglas de los adultos y a molestar
deliberadamente a otras personas. Suelen sentirse enojados, resentidos y fácilmente
irritados por aquellas personas que les culpan por sus propios errores o dificultades.
Usualmente tienen una baja tolerancia a la frustración y pierden el control fácilmente.
Este tipo de comportamiento suele ser más evidente en el contacto con los adultos o
compañeros que el niño conoce bien. (p.4).

El trastorno oposicionismo desafiante tiene una concurrencia clínica importante por
lo general entre los 4 y 8 años de edad y con frecuencia en niños que en niñas. Se estima
que su prevalencia es alta sobre todo en estos últimos años oscila entre 2 a 16% y que
este trastorno se desarrolla en forma explícita o encubierta. Las intervenciones son
complejas e implican siempre a distintos profesionales, y para ser efectivas deben
centrarse en intervenciones preventivas y tempranas y deben extenderse durante largos
períodos de tiempo. En estas intervenciones han de implicarse tanto atención primaria
como servicios especializados, servicios sociales y educación. Cumpliéndose a cabalidad
estas recomendaciones podría existir una mejora en el pronóstico de estos. (Rigau,
García y Arteaga, 2006. p.83).

Así mismo Pichot, López y Valdés (1995) de acuerdo al (DSM-IV) señala que la
mayoría de los síntomas observados en estudiantes que padecen el trastorno negativista
desafiante, surgen, en niños y niñas hasta la adolescencia. Muchos de ellos, cuando
están cansados, con hambre o disgustados, tienden a desobedecer, discutir con sus
padres, profesores, compañeros y hermanos y desafiar la autoridad. Según el (DSM-IV-
TR, 2002) propuso una serie de criterios para poder llevar a cabo un diagnóstico para el
trastorno oposicionismo desafiante, destacando estas conductas: A menudo, se
encoleriza e incurre en pataletas; A menudo, discute con adultos; A menudo, desafía
activamente a los adultos o rehúsa cumplir sus obligaciones; A menudo, acusa de sus
errores a otros; A menudo es colérico; A menudo es rencoroso y vengativo. (p. 98).
23

Objetivos

Objetivo General.

Determinar el nivel de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo en
estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao.

Objetivos Específicos:

Determinar el nivel del trastorno de inatención - impulsividad - hiperactividad (IIH) en
estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución educativa del Callao.

Determinar el nivel del trastorno oposicionista desafiante (OD) en estudiantes de 8 a 11
años de edad de una institución educativa del Callao.

Determinar el nivel del trastorno predisocial (PD) en estudiantes de 8 a 11 años de edad
de una institución educativa del Callao.

Determinar el nivel del trastorno disocial (DI) en estudiantes de 8 a 11 años de edad de
una institución educativa del Callao.
24

Método

Tipo y diseño de investigación

Se trata de una investigación de tipo descriptivo, ya que especifica detalladamente el
objeto a investigar las características de los trastornos de inicio del comportamiento
disruptivo en un grupo de estudiantes de 8 a 11 años de edad de una institución
educativa del Callao. (Sánchez y Reyes, 1981.p.13).

El diseño de la presente investigación es descriptiva simple que permite la
búsqueda y recolección de información con respecto a los trastornos de inicio del
comportamiento disruptivo según (Sánchez y Reyes, 1981.p. 61). Diagramado como:

M O

Dónde:

M: Representan los 100 estudiantes de 8 a 11 años de edad de una Institución
Educativa del nivel primario del Callao.
O: Representa los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo, evaluado a
través del cuestionario para la detección de los trastornos de comportamiento en
niños y adolescentes de 8 a 11 años. (ESPERI), de Parellada, San Sebastián y
Martínez, (2009).

Variable

Trastornos de inicio del comportamiento disruptivo.

Definición conceptual.
El trastorno de inicio del comportamiento disruptivo es un “término diagnóstico de inicio
habitual en la infancia”. En grado extremo puede llegar a violaciones de las normas y
25

leyes, excesivas para el carácter y la edad de la persona. Generalmente estas conductas
impiden o reducen las posibilidades de adaptación al medio social, así como el
desarrollo y aprendizaje de nuevas conductas escolares, académicas y sociales
(Muñoz, 2010: p. 1).

Definición operacional.

La evidencia se obtendrá a partir de la aplicación del cuestionario para la detección de
los trastornos del comportamiento en niños de 8 a 11 años de edad ESPERI de
Parellada, et al. (2009).

Operacionalización de las variables.

Variables Dimensiones Indicadores
Trastorno  Responde a preguntas sobre su capacidad de
Inatención – atención y concentración durante el desarrollo
Impulsividad- de sus actividades diarias.
Hiperactividad (TIIH).  Responde a preguntas sobre la manera cómo
Trastornos de inicio actúa frente a preguntas y diálogos.
del comportamiento
 Responde a preguntas sobre su dominio
disruptivo.
corporal y temperamental.

Trastorno  Responde a preguntas sobre su conducta
Predisocial (TPD). delictiva y agresiva no percibidas por los
demás en sus relaciones con sus pares.

Trastorno  Responde a preguntas sobre su conducta
Disocial delictiva y agresiva en sus relaciones
(TPD) sociales.

Trastorno  Responde a preguntas sobre sus reacciones
Oposicionista Desafiante frente a personas adultas u autoridades.
(TOD).
26

Participantes

La muestra que se utilizó en la presente investigación fue, una muestra disponible,
conformada por todos los niños y niñas de 8 a 11 años de edad, que cursan el segundo,
tercero, cuarto, quinto y sexto grados, matriculados en el período 2011 en la institución
educativa público del nivel primario del Callao. Institución situada en una zona
denominada de alto riesgo, con altos índices de desintegración social, estudiantes que en
un 53% provienen de hogares monoparentales, niños que viven solo con la madre o
padre, familias de escasos recursos económicos.

Tabla 1

Participantes según edad y género.
Femenino Masculino Total

Edades f % f % f %

8 12 55 10 45 22 22
9 9 33 18 67 27 27
10 13 43 17 57 30 30
11 6 29 15 71 21 21
Total 40 40 60 60 100 100

En el cuadro 1 se observa que, la muestra está conformada por 100 participantes, 40
niñas y 60 niños de 8 a 11 años de edad.

Instrumento de investigación

Ficha técnica del instrumento de investigación.

Nombre Cuestionario para la Detección de los Trastornos del Comportamiento en
los Niños y Adolescentes “ESPERI”
Autores Ma. José Parellada
Javier San Sebastián
Rosario Martínez Arias
27

Procedencia Fundación O ‘Belén, Madrid.

Propósito Determinar el nivel de trastornos de inicio del comportamiento disruptivo
en estudiantes de 8 a 11 años.

Mes y año Noviembre del 2004.
de elaboración

Adaptado por: Flora Baca Pacheco. Investigadora.

Duración de 15 minutos aproximadamente.
la prueba
Factores que mide Factor 1 Inatención-Impulsividad-Hiperactividad. (IIH)
Factor 2 Disocial (OD)
Factor 3 Predisocial (PS)
Factor 4 Oposicionismo desafiante(DS)

Grado de aplicación Estudiantes de 8; 9; 10 y 11 años de edad.

Validez De contenido, por criterio de expertos, con la técnica del coeficiente de
validez por V de Aiken con una puntuación de 1,0.
Confiabilidad Por consistencia interna (interrelación de reactivos) probada con el
coeficiente alfa de Cronbach, obteniendo una puntuación de 0,84.

Aplicación La aplicación del cuestionario se realizó en forma individual y colectiva.

Categorías Las categorías son:
Nunca 1
Muy pocas veces 2
Algunas veces 3
Bastantes veces 4
Siempre 5.
Niveles Normal
Leve
Moderado
Grave
28

Confiabilidad del instrumento.

En tal sentido se presentó el estudio piloto con 45 estudiante de 8; 9; 10 y 11 años de
una institución educativa pública del nivel primario del Callao, colegio con similares
características, a la institución educativa en el que se realizó la investigación, la aplicación
del cuestionario para la detección de los trastornos del comportamiento en niños de 8 a
11 año (ESPERI). Para probar la confiabilidad de dicho instrumento a la realidad del
Callao, se utilizó el programa SPSS en su versión 15 para Windows y luego de realizar
los análisis estadísticos de fiabilidad, aplicando el Alfa de Cronbach, se obtuvo una
puntuación de:0,84de 47 elementos, lo que indica el valor certero que tiene el
cuestionario.

Procedimientos

Luego de estudiar el marco teórico y la fundamentación del instrumento de evaluación, se
efectuaron las coordinaciones con la dirección de la institución educativa en el cual se
realizó la investigación, un documento solicitando permiso, apoyo y autorización para la
ejecución del trabajo de investigación. Acabado el trámite administrativo se cumplió con la
aplicación del cuestionario.

El cuestionario para la detección de los trastornos del comportamiento de niños de
8 a 11 años de edad ESPERI, se aplicó de forma colectiva e individual los cuestionarios,
en aulas tranquilas con sesiones y sin tiempo determinado, bajo la responsabilidad de mi
persona, Esta se inició con una explicación sencilla, clara y comprensiva de las
instrucciones a los participantes, despejando y aclarando las dudas que se presenten en
el transcurso del llenado del instrumento.

Finalizada la aplicación del cuestionario, se realizó el análisis estadístico con el
paquete SPSS para Windows, en la versión 15. Se realizaron tablas de contingencia para
hallar los porcentajes, la media aritmética y la desviación estándar y del mismo modo se
registraron los datos los gráficos de barras, para luego utilizarla en la redacción de las
conclusiones.
29

Resultados

A continuación se presenta los resultados de la investigación que han sido procesados a
través del programa estadístico SPSS. 0.15.

Tabla 2
Niveles de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo de la muestra
evaluada.
Inatención- Oposicionismo
Impulsividad-
Hiperactividad. Desafiante Predisocial Disocial.
Niveles f % f % f % f %

Leve 3 3 3 3 1 1 1 1
Moderado 8 18 20 20 4 4 3 3
Grave 79 79 77 77 95 95 96 96

En la tabla 1 se aprecia que los cuatro factores del trastorno del comportamiento
ocupan niveles altos de gravedad con porcentajes superiores al 77%.

Figura. 1 Nivel de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo.
El grafico nos muestra el nivel grave en el que se encuentran los participantes, en los
cuatro factores con un máximo del 96% en el trastorno disocial.
30

Tabla 3
Puntuaciones de los factores del trastorno de inicio del comportamiento disruptivo, según
edad.

Edad
8 años 9 años 10 años 11 años

DE M DE M DE M DE M
Factores

Inatención-Impulsividad-
hiperactividad 50.17 6.70 47.92 44.70 9.47 8.99 40.14 6.62

Oposicionismo desafiante
35.13 6.98 36.81 7.82 31.67 7.03 30.67 7.31
Predisocial
27.22 6.48 29.92 7.46 36.10 6.04 26.05 8.74
Disocial
31.17 7.14 33.15 8.74 30.47 8.12 29.14 7.44

En la presente tabla, se aprecia a los estudiantes de 8 años de edad con un
promedio superior en el trastorno Inatención- Impulsividad e hiperactividad seguido del
trastorno oposicionismo desafiante, el trastorno disocial y en el cuarto lugar el trastorno
predisocial. Los estudiantes de 9 ,10 y 11 años según el orden nombrado presentan de la
misma manera el mismo panorama que el de los estudiantes de 8 años.
31

Discusión, conclusiones y sugerencias

Discusión

En concordancia con el objetivo general de la presente investigación se ha
conseguido determinar el nivel de los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo
en estudiantes de 8 a 11 años. Los resultados obtenidos son realmente preocupantes,
tal como se observa en la tabla N ° 2, donde se demuestra que los estudiantes de 8 a 11
años presentan un nivel grave de trastornos del comportamiento; en otras palabras los
estudiantes evaluados con mucha frecuencia manifiestan conductas agresivas,
desafiantes, impulsivas y poco solidarias. Teniendo en cuenta que si estos niños no son
atendidos oportunamente, es posible que evolucionen a adultos con trastornos de
conductas antisociales. Así lo sostienen Parellada, Et al. (2009). Esta situación puede
ocurrir por muchas razones: Puede ser; por, el medio social de donde provienen los
estudiantes, por lo general zonas urbano marginales de alto riesgo y por último y no
menos importante el desinterés y la negligencia por parte de los padres de familia de la
conducta que sus hijos presentan en la escuela. Estos hallazgos se corroboran con los
estudios realizados por Capa, Bercedo, Redondo yGonzales, (2000) en donde hallaron,
en niños y niñas de 2 a 13 años, puntuaciones medias altas de trastornos de
comportamientos disruptivos, similares por grupos de edad y sexo, excepto en las niñas
mayores (10-13 años) que son las que menos trastornos de comportamiento disruptivos
manifiesta. Fiáscunari (2004) refiere que, los niños de 3 a 5 años de edad presentan
prevalencia en los problemas de conductas en un 24. 7% en los niños y de 24% en las
niñas, a causa de la depresión materna, no existiendo así diferencias estadísticamente
significativas en cuanto a sexo o edad de los niños evaluados

Refiriéndonos al trastorno Inatención- Impulsividad e Hiperactividad (TIIH) esta se
ubica en el nivel grave, con una frecuencia del 79% frente a los demás factores del
trastorno de inicio del comportamiento disruptivo y con una tendencia mayor en los
estudiantes de 8 años obteniendo un promedio de 50.17% y una desviación estándar de
6.70, seguido de los estudiantes de 9, 10 y 11 años, en el orden señalado.
Demostrándose lo mencionado por la asociación Americana de Psiquiatría, tomada de
Díaz, (2011) como trastornos que afectan aproximadamente de 3 a 5% de los niños de
32

preescolar y escolar. Este trastorno se manifiesta a través de las siguientes conductas:
Realiza con frecuencia actividades peligrosas sin considerar las consecuencias, son muy
inquietos, se levantan constantemente de la silla, corren en el salón de clases , se
distraen con mucha facilidad, no concluye con actividades que se proponen o se les
propone, tienen problemas para seguir instrucciones, juegan de forma agresiva, tienen
reacciones intempestivas, responden abruptamente a preguntas, tienen dificultad para
esperar su turno en juegos o en actividades de grupo, son desorganizados,
constantemente pierden sus cosas, son descuidados, tienen un desempeño inconsistente
en la escuela, son socialmente inmaduros. Se presume, que, las razones por las cuales
se presenta este trastorno, podría ser: La desintegración familiar, promiscuidad, falta de
hábitos de estudio y otros. Estos resultados coinciden con los estudios realizados por
Parellada, Et al. (2009) quienes demuestran que los niños de 8 años se ubican en los
grupos de moderado a grave en inatención, impulsividad e hiperactividad, del mimo
modoRodríguez, López, Garrido, Sacristán, Martínez y Ruiz (2009) señalan que existe
una tasa global de prevalencia del 6,66%. en varones superior al de las mujeres, con
similares resultados en primaria y secundaria., así mismo Ozdemir (2010) menciona que
los niños turcos con DA/DH se situaban en los rangos clínicos superiores. Los padres de
los niños con los trastornos señalaron tasas altas de comportamiento agresivo, problemas
de atención y problemas con el cumplimiento de normas. Otro factor que causa estos
trastornos es la contaminación por plomo que tiene efectos nocivos en el organismo,
especialmente en el de los niños, donde los daños son mayores. Los efectos más
comunes son: daño al sistema nervioso, al cerebro y a otros órganos importantes, según
el (OMS) un niño presenta intoxicación con plomo a partir de los 10 mg/dl en la sangre.
Esto nos permite dar a conocer la realidad en la que se encuentran los estudiantes de
esta institución educativa. El año 2007 se realizó una campaña de análisis de sangre a
niños menores de 6 años, en esa oportunidad los niños presentaron en un rango de 3mg
hasta 16mg/dl de sangre, hoy en día estos niños analizados tienen aproximadamente
entre los 9, 10 y 11 años.

Referente al trastorno oposicionismo desafiante, el resultado de la investigación
nos demuestra un nivel grave, reflejado por el 77%, con tendencia en los estudiantes
de 9 años con promedio de 36.81 y una desviación estándar de 7.82 frente a los
estudiantes de 8, 10 y 11 años. Niños que con frecuencia demuestran conductas como:
33

se encolerizan con frecuencia por cualquier situación; discuten y los desafían a sus
padres, profesores o alguna persona adulta; infringen las normas de convivencia del aula;
son renuentes para cumplir sus obligaciones; acusan por sus errores a otros; es
rencoroso y vengativo… estos resultados coinciden con los hallazgos de Parellada, Et
al.(2009) quienes demuestran que el trastorno oposicionismo desafiante en estudiantes
de 8 años se encuentran en los grupos de moderado a grave mientras que los niños de
9 y 10 años en los grupos de grave a moderado y el grupo de 11 años se ubica en el
grupo de grave. Así mismo con los resultados obtenidos por Ortiz, Giraldo y Palacios
(2007) y Rigau, García y Arteaga (2006) quienes dan a conocer que en los últimos años
la prevalencia del trastorno oposicionismo desafiante ha aumentado, debido a los cambios
sociales que experimentamos a diario, no solo en zonas urbano marginales sino también
en adolescentes de clase media alta. Cabe destacar que, así como va en aumento la
evolución del trastorno oposicionismo desafiante en niños y adolescentes, también existen
alternativas de solución, precisamente lo mencionan Javaloyes y Redondo (2010) donde
señalan que un diagnóstico de prevención a inicio de la evolución del trastorno, tratado
con especialistas, siguiendo un programa adecuado a la edad, sexo y circunstancias del
medio social y familiar con mucha responsabilidad, esta puede lograr cambios positivos y
reinsertarse a la sociedad sin problemas, De lo contrario es muy difícil y tedioso el
tratamiento. Corrobora esta tesis León (2001) en la que sugiere que, la aplicación de
técnicas de economía de fichas, manejo de contingencia, juego de roles, auto
instrucciones y generalizaciones de la conducta que constituyen elementos del programa
de intervención. Son efectivos en la reducción de la conducta de desobediencia y
agresión.

Referido al trastorno predisocial, este presenta un nivel grave, reflejado con un
95%, con tendencia en los estudiantes de 9 años, seguido de los estudiantes de 8, 10 y
11 años. Este trastorno por presentar conductas encubiertas dentro del trastorno disocial,
no se diferencia con claridad, así lo mencionan Parellada, Sebastián y Martínez (2009)
quienes sugirieren a los docentes identificar estas características en situaciones en las
que se presenta el trastorno predisocial como: por ejemplo: Humillo a otras personas, dejo
en ridículo a otros, he hecho sufrir a mi compañero en la escuela. Etc. Por consiguiente
los resultados obtenidos por Parellada, Et al. (2009) coinciden.
34

Los resultados de las puntuaciones obtenidas del factor disocial presenta un nivel grave
reflejado por el 96%, con puntuaciones altas en los estudiantes de 9 años, con un
promedio de 33.15 y una desviación estándar de 8.74, seguido de los estudiantes de 8, 10
y 11 años. Estos niños con frecuencia presentan conductas como: Inicia peleas; utiliza
objetos(palo, botella, lápices) para causar daño físico al compañero; manifiesta crueldad a
los animales; coge sin permiso los útiles escolares de sus compañeros; hace pintas,
rompe los bienes de la institución e incluso sus propios materiales; toma objetos ajenos
sin permiso; miente para obtener beneficios, favores o evitar obligaciones; no cumple con
las normas de convivencia del aula; permanece fuera de casa durante las tardes y hasta
altas horas de la noche a pesar de las prohibiciones de su madre o abuelos; se escapa
del colegio sin permiso; hace chacota en clase por cualquier motivo. Etc. Los resultados
obtenidos en esta investigación coinciden con la investigación hechos por Parellada. Et al.
(2009) El trastorno disocial en las edades de 8 a 11 años se ubica en el nivel grave. Así
mismo López, Castro, Alcántara, Fernández y López (2009) señalan en los resultados de
la investigación, que no existe diferencias entre niños y niñas en el trastorno disocial; del
mismo modo Espinoza y Laverde (2011) demuestran que existe rangos de severidad de
Trastorno disocial en niños que en niñas. En cambio los estudios realizados por Bordallo,
Zagalaz y Arenas (1995) demuestran lo contrario, señalan que no existen diferencias
importantes en cuanto a la prevalencia de trastornos de conducta en la infancia en medios
socioeconómicos diferentes. Aunque en ambos niveles son los varones los que
presentan estas conductas. Frente a esta realidad presumo que, en los años 90 la
presencia de los trastornos no se evidenciaban tanto ya que en casa casi siempre se
encontraba la madre presente o una persona adulta que se preocupaba de educar a los
hijos en valores y con el buen ejemplo, hoy en día, ambos padres trabajan y los hijos se
quedan solos en casa al libre albedrío, transfiriendo el papel de la educación de sus hijos
al internet y a la televisión. Los estudiantes que viven en el cercado del Callao, lugar
donde se realizó la investigación son provenientes de familias de estratos
socioeconómico pobre y de extrema pobreza. De acuerdo a los informes del Instituto
Nacional de Estadística e Informática (INEI) (2007) a través de la página web presenta
los resultados de los Censos Nacionales 2007: XI de población y VI de Vivienda. Datos
que nos permitan visualizar y entender de mejor manera la realidad de la población del
distrito del Callao, as, podemos observar a nivel del distrito del Callao; de un total de 176
640 habitantes entre hombres y mujeres mayores de 14 años de edad, 7 932 representa
35

a habitantes “desocupados”, así mismo, la población económicamente activa (PEA), en
el rubro señalado como trabajadores no calificados; que brindan servicios de peón,
vendedor ambulante y afines ocupa el 19.8%, porcentaje alto a nivel de distritos de la
provincia, frente al 0.2 % del grupo de la (PEA) de trabajadores que ocupan cargos de
directivos, administrativos, empleados públicos y empresarios. De acuerdo a una
encuesta realizada a estudiantes de un aula, matriculados en el periodo 2012 y a sus
respectivos tutores o padres de familia encargados de la protección de estos niños(as) de
la institución educativa donde se realizó la presente investigación, con la finalidad de
recolectar datos para la elaboración de un diagnóstico de aula sobre los antecedentes
familiares, en la cual se obtuvo el siguiente resultado: de un total de 15 estudiantes
matriculados en 4° grado, el 53% de los estudiantes provienen de un hogar monoparental
o familia disfuncional, (niños que viven solo con la madre), el 33% proviene de hogares
nucleares (niños que viven con mamá y papá) y el 13.3% de los niños son huérfanos o
abandonados por ambos padres, niños que viven con los abuelos o algún otro pariente o
vecino por tiempos determinados. Los tutores o tutoras encargados de la protección y
educación de estos niños, el 80% no concluyeron sus estudios secundarios y el 13.3% no
concluyó sus estudios de educación primaria; de estos, el 66.6% alguna vez ingreso a
prisión por diversos motivos. Situación que se ve reflejado en la conducta de cada uno de
los niños y niñas de esta institución educativa.

Conclusiones

Los estudiantes de 8 a 11 años de la institución educativa pública del nivel primario del
Callao presentan un nivel grave de trastornos de inicio del comportamiento disruptivo.

Los estudiantes de 8 a 11 años de la institución educativa pública del Callao presentan
un nivel grave en el trastorno inatención, impulsividad e hiperactividad.

Los estudiantes de 8 a 11 años de la institución educativa pública del Callao presentan
un nivel grave en el trastorno oposicionista desafiante.
36

Los estudiantes de 8 a 11 años de la institución educativa pública del Callao presentan
un nivel grave en el trastorno predisocial.

Los estudiantes de 8 a 11 años de la institución educativa pública del Callao presentan
un nivel grave en el trastorno disocial.

Sugerencias

Al término de la presente investigación se sugiere lo siguiente:

Solicitar al Ministerio de Educación la presencia permanente de psicólogos en las
instituciones educativas públicas de zonas urbanas marginales.

Dar a conocer a la comunidad educativa los resultados obtenidos de la investigación
para enriquecer el diagnóstico institucional y adaptar el diseño curricular de la institución
educativa de acuerdo a las demandas y necesidades de los estudiantes con trastornos de
inicio del comportamientos disruptivo.

Realizar futuras investigaciones acerca de los ritmos y formas de aprendizaje de
estudiantes con niveles graves de trastornos de inicio del comportamiento disruptivo.

Siendo conocedores de la gran importancia de la detección precoz de los trastornos del
comportamiento disruptivos en estudiantes de educación inicial, primaria y secundaria de
colegios públicos y privados, sería necesario proveer de capacitaciones a los docentes en
el manejo de instrumentos y desarrollo de programas de modificación de conductas con
orientación y acompañamiento permanente de un especialista.

Replicar en instituciones públicas el cuestionario para la detección de los trastornos del
comportamiento para niños y adolescentes ESPERI.

Desarrollar en las aulas programas específicos de modificación de conductas a partir de
los resultados obtenidos de la detección de trastornos de inicio del comportamiento
disruptivo u otros que atañen a los educandos.
37

Concientizar a los padres de familia a través de talleres de escuela de padres sobre: Los
estilos de crianza y las consecuencias que provoca en el futuro un trastorno de
comportamiento crónico en un niño, pues se sabe que los trastornos de inicio del
comportamiento disruptivos son los trastornos predictores de los trastornos antisociales.
38

Referencias

Angulo, M. del C., Fernández, C., García, J., Giménez, A.M., Ongallo, C., Prieto, I.
&Rueda,S. (2008). Manual de atención al alumnado con necesidades específicas
de apoyo educativo derivadas de trastornos graves de conducta. Junta de
Andalucía.
http://es.xdocs.com/doc/32174136/Manual-de-atencion-educativa-a-alumnos-con-
Trastornos-Graves-de-Conducta

Bengoechea, P. (1999). Dificultades de aprendizaje escolar en niños con necesidades
educativas especiales: un enfoque cognitivo. Universidad de Oviedo. Recuperado
el 24 de julio del 1012.
http://books.google.com.pe/books?id=PcDkQ6xjs8cC&pg=PA114&lpg=PA114&d
q=trastornos+de+comportamiento+disruptivo&source=bl&ots=wsUdvJ-
s0s&sig=ZJXLGSq1Yg5VcH75HUaHvvhz52s&hl=es&sa=X&ei=u3UPUPibJMma0
QGZ34HABg&ved=0CDUQ6wEwAQ#v=onepage&q=trastornos%20de%20compo
rtamiento%20disruptivo&f=false

Bordallo, A., Zagalaz, M.A. & Arenas, B. (1995). Trastornos de conducta infantiles en
medio socioeconómicos diferentes. Revista de la Asociación Española de
Neuropsiquiatría, 14(55), 609-625. Recuperado el 21 de enero del 2012.
http://www.revistaaen.es/index.php/aen/article/view/15447/15307

Buela, G. & Del Campo, T. (2001). Evaluación de la conducta antisocial en el ámbito
escolar. Suma Psicológica, 8(2), 237-248.Bogota-Colombia.Recuperado el 21 de
enero del 2012, de la base de datos
http://openjournal.konradlorenz.edu.co/index.php/sumapsi/article/viewArticle/189

Capa, L., Bercedo, A. Redondo, C. & Gonzales, M. (2000). Valoración de la conducta
disruptiva de los niños de Catambria mediante el cuestionario de Eyberg.
Barcelona. Recuperada el 21 de mayo
2011.C:\Users\home\Desktop\maestria\DOCUMENTOS DE TESIS\Valoración de
la conducta de los niños de Cantabria mediante el cuestionario de Eyberg -
Editorial
Elsevier.mhthttp://centros.educacion.navarra.es/creena/002conductuales/PDFs/P
roblemas%20y%20trastornos%20del%20comportamiento.pdf

CEPLAN RENIEC, (2010). http://www.ceplan.gob.pe/documents/10157/bcadc6cd-f923-
42e6-8400-72a9675209b2.

Cerezo, F. (2002). Conductas agresivas en la edad escolar Aproximación teórica y
metodológica. Propuestas de intervención. Madrid: Pirámide.
39

De la Peña, F. (2003). Tratamiento multisistémico en adolescentes con trastorno disocial.
Revista desalud pública de México (45)1. Recuperado el 5 de abril del
2012.http://www.scielo.org.mx/pdf/spm/v45s1/15453.pdf

Diccionario de la Real Academia Española. (2000). Lima. Perú: El comercio.

Díaz, J. (2010). Adolescencia Antisocial: Manual Hiperactividad Infantil. Asociación
Andaluza de Psiquiatría y Psicología Infantil. Recuperado el 17 de abril del
2011.http://adolescenciaantisocial.blogspot.com/2010/08/manual-hiperactividad-
infantil-joaquin.html

Educaciónenred.com- beta. (31 de marzo del 2012). Noticias educaciónenred.com. o
andina.com.pe. Recuperado el 28 de mayo del
2012.http://www.educacionenred.com/Noticia/?portada=18035

El Comercio.pe/Perú. (Abril, 14 del 2012). Recuperado el 29 de mayo del 2012.
http://elcomercio.pe/peru/1401602/noticia-cerca-50-escolares-peru-ha-sido-
victima-bullying

Emberley, E. & Pelegrina M. (2011). Prevalencia, sintomatología y distribución del
trastorno negativista desafiante.Psicotherma 23(2) ,215-220.Centro del
profesorado campo de Gibraltar y Universidad de Málaga. Recuperado el 24 de
agosto del 2011. http://www.psicothema.com/pdf/3873.pdf

Espinosa, A. & Laverde, D. (2011). Programa de intervención en niños con trastorno
disocial de la personalidad. Asociación Internacional de estudiantes de psicología
ANEPSI Bogotá-Colombia. Recuperado el 22 de marzo del 2011.
C:\Users\home\Desktop\maestria\DOCUMENTOS DE TESIS\PROGRAMA DE
INTERVENCION EN NIÑOS CON TRASTORNO DISOCIAL DE LA
PERSONALIDAD.mht

Félix, V. (2003). Estudio sobre los estilos educativos parentales y su relación con los
trastornos de conducta en la infancia. Tesis doctoral en Psicología. Área de
personalidad, evaluación y tratamiento psicológicos. Universidad de Córdova.
Recuperado el 31 de mayo del 2012.
http://helvia.uco.es/xmlui/bitstream/handle/10396/2351/abre_
fichero.pdf?sequence=1
40

Felix, V.(2006).Conceptualización del comportamiento disruptivo en niños y adolescentes
s/d. Recuperado el 5 de abril del 2012.
http://www.uv.es/femavi/Elda2.pdf

Fiascunari, C. (2004). Relación entre los niveles de depresión materna y los problemas
conductuales en niños preescolares de un centro educativo de la ciudad del
Cusco. Tesis de magister en Psicología Clínica. Ubicación PE1.1;TM-UPCH,
WS350.6,F46. Recuperado el 26 de febrero del 2012.
http://www.upch.edu.pe/duiict/vs2005/LeeIsisScript.Asp

Fuentes, J. (2001). Efectos de un programa de modificación de conducta sobre la
Agresividad en los niños del tercer nivel de preescolar. Recuperado el 25 de
Enero 2001,http://www. todobebe.com/salud-familiar/lo-mas-visto/que-es-el-
Trastorno-por-deficit-de-atencion-e-hiperactividad-1505

Garcia, A. (2008). La disciplina escolar. Gua docente. Universidad de Murcia.
Recuperado el 24 de julio del 2012. http://books.google.com.pe/books?id=Ut2z-
lNR6psC&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false

Greciano, I. (Diciembre 2001). Alteraciones del comportamiento en el aula. Congreso
Europeo: Aprender a ser, aprender a vivir juntos. Ponencia. Santiago de
Compútela-España. Recuperado el 15 de abril del
2012.http://www.eskolabakegune.euskadi.net/c/document_library/get_file?uuid=a1
a1b8cb-8317-4fcf-a492-5e4656def19f&groupId=17984

Hernández, R. (1988). Influencia del ambiente familiar y de las actitudes parentales en las
actitudes parentales en las conductas disociales del pre-escolar: Estudio realizado
en el Instituto de salud mental “Honorio Delgado-HideyoNoguchi”. Tesis de
bachiller en enfermería, Lima. Ubicación, PE1.1:TB_UPCH, WM600, H43.
Recuperado el 26 de febrero del 2012.
http://www.upch.edu.pe/duiict/vs2005/LeeIsisScript.Asp

Hidalgo, M.I. (2006). Trastornos del comportamiento en la adolescencia. Un reto para la
prevención. Congreso de SEPEAP. Granada.
http://www.sepeap.org/imagenes/secciones/Image/_USER_/SP_Comportamiento_i
ntroduccion.pdf

I Censo Educativo del Callao (2010). Recuperado el 20 de marzo del
2012.http://www.educallao.pe/educallao/web/item/itemList.seam?itemFirstResult=0
&cid=94745
41

Instituto Nacional de Estadística e Informática (2007). Censo Nacional 2007: XI de
población y VI de Vivienda. Perú. Recuperado el 17 de mayo del 2012.
http://desa.inei.gob.pe/censos2007/tabulados/

Javaloyes, Ma. A. & Redondo, A. (2010). Siquiatría de la infancia y de la adolescencia,
Unidad de salud mental Infantilde AlicantePediatría. Centro de salud cabo huertas.
Alicante.
http://www.sepeap.org/imagenes/secciones/Image/_USER_/Ps_inf_trastornos_co
mportamiento_negativista_disocial.pdf

Jiménez, J.A., Pérez, M., Medina, M.L. & Rivera, C. (2010). El abuso de drogas en el
marco de los trastornos del comportamiento perturbador. Trastornos adictivos,
12(2) ,48-57. Recuperado el 17 de enero del
2012.http://apps.elsevier.es/watermark/ctl_servlet?_f=10&pident_articulo=1318447
4&pident_usuario=0&pcontactid=&pident_revista=182&ty=32&accion=L&origen=el
sevier&web=www.elsevier.es&lan=es&fichero=182v12n02a13184474pdf001.pdf

Kanizsa, G (1980). Gramática de la visión percepción y pensamiento, Ediciones
PaidosIberica, Barcelona.

León C. (2001). Efectos de un programa de intervención multielemento en problemas de
conducta de desobediencia y agresión en dos casos. Tesis de licenciatura
publicada en psicología. Lima. Recuperada el 09 de enero del 2012.
.http://www.upch.edu.pe/duiict/vs2005/LeeIsisScript.Asp

López, C., Castro, M., Alcántara, M., Fernández, V. & López, J.A. (2009). Prevalencia y
características de los síndromes externalizante en la infancia. Diferencia de
género. Psicothema 21 (3) pp. 353-358.España.
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/727/72711821003.pdf

López, J.A., Serrano, I., & Delgado, J. (2004). Trastornos por déficit de atención con
hiperactividad: un modelo predictor de comorbilidad con trastornos del
comportamiento. Red de revistas científicas de América Latina, el Caribe, España
y Portugal. Redalyc. (15)1. 9-31 Madrid-España. Recuperado el 05 de abril del
2012.http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/1806/180617820001.pdf

López, J. & Valdés, N. (2008).DSM-IVTR. Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales Breviario Criterio Diagnóstico. (4ta. Ed.) Barcelona España.
Recuperado el 9 de abril del 2012.
http://books.google.com.pe/books?id=7t9S5r1SLfAC&printsec=frontcover&dq=bibli
ogroup:%22Biblioteca+del+DSM-IV-
TR%22&hl=es&sa=X&ei=tkCCT9DzGM_gggew6-
42

TFBw&ved=0CC8Q6AEwAA#v=onepage&q=bibliogroup%3A%22Biblioteca%20del
%20DSM-IV-TR%22&f=false

Mateu, B. & Galván, M.R. (2001). Problemas de impulsividad e inatención en el niño.
Ministerio de Educación Cultura y Deporte.Centro de investigación y
documentación educativa Cide. Recuperado el 23 de mayo del 2012.
http://books.google.com.pe/books?id=xGEhiVnZAtcC&pg=PA61&dq=inatenci%C3
%B3n&hl=es&sa=X&ei=ofXsT-
yKL5Ku8ASO2eWmDQ&ved=0CC4Q6AEwAA#v=onepage&q=inatenci%C3%B3n
&f=false

Martínez, J., Tovar, J., Rojas, C. & Duque A., (Jul/Sept. 2008). Agresividad en los
escolares y su relación con las normas familiares. Revista colombiana de
Psiquiatría 3(37),365. Recuperado el 28 de febrero del 2012.
http://go.galegroup.com/ps/retrieve.do?sgHitCountType=None&sort=DA-
SORT&inPS=true&prodId=IFME&userGroupName=usil&tabID=T002&searchId=R
2&resultListType=RESULT_LIST&contentSegment=&searchType=BasicSearchF
orm&currentPosition=1&contentSet=GALE%7CA191817933&&docId=GALE|A19
1817933&docType=GALE&role=&docLevel=FULLTEXT.

Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (MIMDES). (2010, Domingo 24 de
octubre.07:34). La violencia escolar le afecta al 47% de alumnos de primaria.
Perú 21. PE. Recuperado el 20 de diciembre del 2011.
http://peru21.pe/noticia/658631/violencia-escolar-afecta-al-47-alumnos- primaria

Monclús, A. (2007Mayo-agosto). La violencia escolar perspectivas desde Naciones
Unidas. Revista Iberoamericana de Educación, (38). Biblioteca del Congreso
Nacional de Chile. Recuperado el 19 de enero del
2012.http://www.bcn.cl/bibliodigital/pbcn/especiales/estudios_pdf_especiales/Educ
acion%20y%20Violencia%20Escolar.pdf

Muñoz, L. (2010).Generación y seguimiento de reglas en niños con problemas de
atención y comportamiento perturbador. Tesis doctoral del programa de doctorado
Psicología clínica y de la salud universidad de Granada. Recuperado el 8 de abril
del 2012.
http://digibug.ugr.es/bitstream/10481/4928/1/18674252.pdf
Murguia, M.M. (2004). Efectos de un programa de intervención en la reducción de la
agresividad en niños de riesgo social. Tesis de licenciatura en psicología. Lima.
(115). Recuperado el 09 de enero del 2012.PE1.1; TL-UPCH,WS350.8.A4, M97.
http://www.upch.edu.pe/duiict/vs2005/LeeIsisScript
43

Navarro,I. (2009). Procesos cognitivos en niños con trastorno por déficit de atención con
hiperactividad: una investigación empírica. Tesis doctoral publicada. Universidad
Complutense de Madrid. ISBN: 978-84-692-8415-5

Noroño, N., Cruz, R. Cadalso, R. & Fernández, O. (2002). Influencia del medio familiar en
niños con conductas agresivas. Revista cubana de pediatría. Versión impresa
ISSN0034-753. La Habana. Recuperado el 12 de julio del 2011, de la base de
datos
http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S0034-312002000200007&script=sci_arttext

Ortiz, B., Giraldo, C.A., & Palacios J.D. (noviembre 29 del 2007). Trastorno Oposicionismo
desafiante: enfoque diagnóstico y terapéutico y trastornos asociados. Recuperado
el 22 de enero del
2012.http://medicina.udea.edu.co/ojs/index.php/iatreia/article/download/488/921

Ozdemir, S. (2010). Comparación de perfiles de conducta problemática en niños turcos
con TDAH y niños sin TDAH. Recuperado el 28 de febrero del 2012.
http://go.galegroup.com/ps/tab.do?sort=DA-
SORT&inPS=true&prodId=IFME&userGroupName=usil&tabID=T004&searchId=R1
&prevSubject=&searchType=BasicSearchForm&searchTerm=

Parellada, J.; San Sebastián, J.; & Martínez, R. (2009). ESPERI Cuestionario para
detección de los trastornos del conocimiento en niños y adolescentes. Instituto de
orientación psicológica. Ed. EOS. Madrid.

Parellada, M. (2006). Trastornos del comportamiento, una perspectiva psiquiátrica. Unidad
de adolescente. Hospital General. España. Recuperado el 12 de abril del 2012.
http://www.obelen.es/upload/81L.pdfs

Pedreira, J.L. (enero-marzo. 2004). Los trastornos de comportamiento en la adolescencia.
Monografías de psiquiatría. Año XVI (N° 1). Madrid .Recuperado el 21 de mayo
del 2012.
http://www.centrelondres94.com/files/Los_trastornos_del_comportamiento_en_la
_adolescencia.pdf

Perú 21.PE. (Domingo 24 de octubre del 2010/07:34). Unidad de adolescente. Hospital
General. Perú. Recuperado el 12 de abril del 2012.

Pichot, P., López, J.J. & Valdés, M. (1995). Manual diagnóstico y estadístico de las
trastornos mentales.(DSM-IV). Mason. España. Recuperado el 23 de junio del
2012.
http://148.228.156.172/DSMIV/DSMIV/CREDITOS.PDF
44

Purvis, K. &Tannock, R. (2.000). Procesamiento fonológico, control del TDAH y la lectura
de la discapacidad. Academia Americana de Niño y Psiquiatría del
Adolescente.Recuperado el 27 de enero del 2011), tomado de
http://www.tdr.cesca.es/TESIS_UV/AVAILABLE/TDX-0527104-
143102//Ygual.pdf

Ramírez, M. A.(2005). Contexto familiar: Diferencias conductuales entre niños y niñas.
Red de Revistas científicas de américa Latina y el Caribe, España y Portugal: de
ciencias Sociales Convergencia. Setiembre-diciembre, (12) 039, 133-150. México.
Versión impresa 1405-1435. Recuperado el 26 de febrero del 2012.
.http://site.ebrary.com/lib/bibliosilsp/docDetail.action?docID=10117498&p00=investi
gaciones%20trastornos%20conducta%20ni%C3%B1os

Ramón, J. (2010). Intervención y conductas disruptivas. El mundo del T.D.A.H.
Conferencias en Cantabria. Asociación ACANPADAH. Recuperado el 9 de
setiembre del 2012.
http://www.acanpadah.org/documents/congresos-conferen/Fundacion.Activa-
Intervencion.y.conductas.disruptivas.pdf

Rayada, A. (2008). Estudio sobre estilios educativos parentales y su relación con los
trastornos de conducta en la infancia. Tesis doctoral. Universidad de Córdova.
Recuperado el 20 de junio del 2012.www.unav.es/icf/.../Raya-Trenas_Estilos-
educativos-parentales.pdf

Rigau, E., García, C. & Arteaga. (2006). Tratamiento del trastorno de oposicionismo
desafiante. Revista neurología. 42 (supl 2): S83-S88.Barcelona España.
Recuperado el 13 de mayo del 2011.

Rodríguez, L., López, J.A., Garrido, M., Sacristán, A.M., Martínez, M.T. & Ruiz, F. (abr.-
jun.2009). Estudio psicométrico-clínico de prevalencia y comorbilidad del trastorno
por déficit de atención con hiperactividad en Castilla y León-España. Revista
pediátrica de atención primaria. (11)42. Recuperado el 5 de abril del
2012.http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1139-
76322009000200006&script=sci_arttext

Rodríguez, P.J. (2008). Trastornos del comportamiento. 12(10), 949-958. Recuperado el
15 de abril del 2012.
http://www.sepeap.org/imagenes/secciones/Image/_USER_/Trastornos_comporta
miento.pdf
45

Sánchez, H. & Reyes, C. (1981). Metodología y diseños en la investigación científica. (5ta.
Ed.). Perú:

Seipp, C. & Johnston, Ch. (2005). Las interacciones madre-hijo en las familias de niños
con Déficit de Atención con Hiperactividad con y sin conducta de
oposición.Revista de psicología. Niño anormal. Recuperado el 28 de febrero del
2011.

Steiner H (1997). Parámetros prácticos para el asesoramiento, tratamiento y valuación
en el tratamiento de niños y adolescentes con trastornos desafiante
negativista.Revista de la academia de niños y adolescentes en psiquiatría. Oct. 36
(Supl 10).
ANEXOS
Ficha técnica

Nombre: Cuestionario para la detección de los trastornos del comportamiento en niños y
adolescentes.

Autores: María José Parellada Redondo, Javier San Sebastián, Rosario Martínez Arias
Javier Martín.

Factores que mide: son:
Factor 1 Inatención-Impulsividad-Hiperactividad.
Factor 2 Disocial
Factor 3 Predisocial
Factor 4 Oposicionismo desafiante.

Adaptación: Investigadora: Flora Baca Pacheco del Programa Académico de
Maestría Educación para docentes de la región Callao en la Mención de
Psicopedagogía de la infancia.

Validez: 1.00 V de Alken.

Confiabilidad: 0,84

Aplicación: La aplicación del cuestionario se realizó en forma Individual y colectiva

Tiempo de aplicación: 10minutos

Ámbito de aplicación: Niños de 8 a 11 años

Categorías Las categorías son:
Nunca 1, Muy pocas veces 2, Algunas veces 3, Bastantes veces 4, Siempre 5
Validez por juicio de expertos

Ítems 1 2 3 4 5 V

1 1 1 1 1 1 1.00
2 1 1 1 1 1 1.00
3 1 1 1 1 1 1.00
4 1 1 1 1 1 1.00
5 1 1 1 1 1 1.00
6 1 1 1 1 1 1.00
7 1 1 1 1 1 1.00
8 1 1 1 1 1 1.00
9 1 1 1 1 1 1.00
10 1 1 1 1 1 1.00
11 1 1 1 1 1 1.00
12 1 1 1 1 1 1.00
13 1 1 1 1 1 1.00
14 1 1 1 1 1 1.00
15 1 1 1 1 1 1.00
16 1 1 1 1 1 1.00
17 1 1 1 1 1 1.00
18 1 1 1 1 1 1.00
19 1 1 1 1 1 1.00
20 1 1 1 1 1 1.00
21 1 1 1 1 1 1.00
22 1 1 1 1 1 1.00
23 1 1 1 1 1 1.00
24 1 1 1 1 1 1.00
25 1 1 1 1 1 1.00
26 1 1 1 1 1 1.00
27 1 1 1 1 1 1.00
28 1 1 1 1 1 1.00
29 1 1 1 1 1 1.00
30 1 1 1 1 1 1.00
31 1 1 1 1 1 1.00
32 1 1 1 1 1 1.00
33 1 1 1 1 1 1.00
34 1 1 1 1 1 1.00
35 1 1 1 1 1 1.00
36 1 1 1 1 1 1.00
37 1 1 1 1 1 1.00
38 1 1 1 1 1 1.00
39 1 1 1 1 1 1.00
40 1 1 1 1 1 1.00
41 1 1 1 1 1 1.00
42 1 1 1 1 1 1.00
43 1 1 1 1 1 1.00
44 1 1 1 1 1 1.00
45 1 1 1 1 1 1.00
46 1 1 1 1 1 1.00
47 1 1 1 1 1 1.00

Procedimiento.

El presente trabajo de investigación se desarrolló en una institución educativa pública del
nivel primario de la provincia Constitucional del Callao, previa autorización de la autoridad
competente para que brinde las facilidades del caso y así poder efectuar las
evaluaciones correspondientes. Para dicho efecto se aplicó el cuestionario ESPERI.

Matriz del Instrumento.

Varia Dimensiones Indicadores Ítems
bles

 Responde a 1. Me cuesta concentrarme, me distraigo.
Conducta preguntas sobre su 2. Pierdo cosas.
Inatención capacidad de 3. Me tropiezo con las cosas.
Impulsividad atención y 4. Soy desordenado(a).
Hiperactividad. concentración durante
5. Me canso enseguida de hacer lo mismo.
el desarrollo de sus
actividades diarias. 6. Me dicen que no escucho.
 Responde a 7. Me cuesta esperar en las filas.
preguntas sobre la 8. Me muevo mucho, soy revoltoso(a).
manera cómo actúa 9. Interrumpo cuando hablan otras personas.
frente a preguntas y 10. Me cuesta esperar.
diálogos. 11. Hago las cosas sin pensar.
 Responde a
12. Me levanto de la carpeta cuando debería estar sentado.
preguntas sobre su
dominio corporal y 13. pierdo el control y grito.
temperamental.

 Responde a 1. Falto a clases o me escapo del aula sin permiso.
Conducta preguntas sobre su 2. Amenazo a otro niño /as.
Disocial (PD). comportamiento en 3. Me gusta prender fuego a las cosas.
sus relaciones con 4. Invento cosas de otras personas para hacerles daño.
Trastorno del comportamiento

sus pares y sociales.
5. Me gusta molestar a otros/ a.
6. Utilizo mi fuerza para pegar a otros niños /a.
7. Algunos compañeros/as son débiles y hay que molestarles.
8. He hecho daño a otro niño/a o animales.
9. Hago bromas pesadas con mi grupo.
10. Me burlo de los problemas de los demás.

 Responde a 1 He robado cosas en el colegio u otro lugar.
Conducta preguntas sobre su 2 Insulto a mis padres y profesores/as.
Predisocial conducta delictiva y 3 Hago trampas y miento.
(PD)
agresiva en sus 4 Me gusta decir palabrotas o lisuras.
relaciones sociales. 5 He obligado a algún otro niño/a a hacer cosas que no quería.
6 Hablo con los compañeros y juego durante las clases.
7 Me burlo de los problemas de los demás.
8 Mis amigos /as son los que peor se portan de la clase.
9 Rompo juguetes o materiales escolares.

 Responde a 1. Soy desobediente.
Conducta preguntas sobre sus 2. Soy peleandero/a.
Oposicionista reacciones frente a 3. Me gusta llevar la contraria.
Desafiante personas adultas u 4. Me enfado cuando no me dejan hacer algo.
(OD). autoridades.
5. Me cuesta cumplir las reglas.
6. Los demás tienen la culpa de mis problemas.
7. Me peleo con otros niños /as.
8. Me enfado.
9. Estoy de mal humor.
10. Contesto mal a mis padres o profesores.
MANUAL DEL INSTRUMENTO

Cuestionario para la detección de los trastornos del comportamiento en niños de 8 a 11
años ESPERI.

Autores:
 María José Parellada
 Javier San Sebastián
 Rosario Martínez Arias.

JUSTIFICACIÓN TEORICA.

1.- De los problemas de comportamiento a los trastornos de conducta

La conducta antinormativa es frecuente en el desarrollo evolutivo de los niños y es
importante intentar delimitar cuando constituye un problema de importancia clínica y
cuando constituye un paso más en la trayectoria evolutiva normal de los niños y
adolescentes. Es decir, no todo comportamiento antisocial justifica una consideración
psicopatológica o un tratamiento psiquiátrico. A partir de esta consideración se constituye
de una importancia clara la evaluación de los problemas de comportamiento y su
especificación como problemas aislados, comportamientos de riesgo o conjunto de
síntomas que configuran un trastorno como tal. Delincuencia es un término legal,
comportamiento antisocial se refiere a comportamiento que viola los principios sociales,
normas o leyes de una sociedad, y trastorno del comportamiento es un término
psiquiátrico, diagnóstico, que se refiere que incluye lo anterior y son considerados desde
el punto de vista de la psicopatología. En este sentido diagnóstico, los trastornos del
comportamiento se caracterizan por un patrón repetitivo de comportamiento disocial,
provocador o agresivo (CIE-10, Clasificación Internacional de las Enfermedades, de la
OMS). En grado extremo, puede llegar a violaciones de las normas y leyes, excesivas
para el carácter y edad del individuo. Por tanto, son comportamientos que van más allá
de la simple travesura o rebeldía adolescente. Como previamente apuntaba, los actos
criminales no son en sí mismos suficientes para el diagnóstico.
A veces los trastornos de conducta son secundarios a otros trastornos
psiquiátricos, o a trastornos neurológicos, cuya presencia conviene determinar en la
evaluación de los niños, para darles una atención apropiada es fundamental tener en
cuenta su edad y su nivel de desarrollo. Cuando se evalúan los comportamientos de un
niño es fundamental tener en cuenta su edad y su nivel de desarrollo, pues la mayoría
de las conductas de los niños disociales pueden ser normales en una determinada edad
o situación, y lo que es patológico puede ser la edad en la que aparecen, el contexto y la
frecuencia. Por ejemplo, un niño de tres años con una “rabieta” en una situación
frustración no podría ser catalogado como patológico excepto que la violencia
desplegada fuese extraordinaria o la frecuencia de las rabietas en un adolescente,
acompañado de rotura de objetos, agresividad hacia personas y pataleos, difícilmente
podría considerarse normal.

Los trastornos de inicio del comportamiento disruptivo son el problema más
frecuente de demanda de atención en los centros de salud mental de niños y
adolescentes (Gosde, Kramp, Gabrielsen y Sestoft, 2003; Pineda, Lopera Palacio,
Ramírez, y Henao, 2003), pero son objeto también de atención por pate de instituciones
educativas, judiciales y sociales. El origen suele ser multifactorial, igual que lo es el
tratamiento. Por un lado, no conviene “psiquiatrizar” excesivamente los trastornos, en
casos en que el componente educativo o socio familiar en el origen de la problemática sea
esencial. Por otro lado el retraso del diagnóstico, y el consecuente retraso en el inicio de
una intervención del problema, con mayor posibilidad de cronificación. No hay que
olvidar que hasta un 40% de los niños con trastornos del comportamiento pueden
evolucionar en adulyos con trastorno antisocial de ola personalidad (Cichetti y Cohen,
1997), que es la variante de personalidad más perniciosa socialmente.

Las conductas transgresoras varian en distintas etapas de la vida, no solo por
cuestiones de acumulación o cumplicaciónes de conductas anteriores, sino por razones
puramente evolutivas. Así, el momento álgido de inicio de oposicionismo hacia los padres
es la infancia temprana a media, mientras que las formas agresivas de violencia tienen
su edad de aparición en la adolescencia, aunque son mucho menos frecuentes que las
formas de conducta disocial anteriores.

La evolución de los trastornos del comportamiento es muy variable. Se sabe que
en muchos casos el problema desaparece al llegar a la madurez de la vida adulta. Sin
embargo, un porcentaje de casos evolucionan hacia trastornos crónicos que continúan en
la vida adulta. Desde el punto de vista psiquiátrico, la evolución puede ser hacia la
continuidad de los trastornos, hacia el desarrollo de trastornos de la personalidad, el
abuso de alcohol u otras sustancias o hacia trastornos afectivos u otros trastornos
psiquiátricos. Una de las evoluciones más graves es hacia el trastorno antisocial de la
personalidad, que consiste en una manera de ser fría, con comportamientos con
frecuencia agresivos, sin preocupación o empatía alguna hacia los demás. Entre los
problemas asociados se encuentra el consumo de sustancias (Abranes,Brown y
Tomlinson,2003; Berkley, Fischer, Smallsh y Fletcher, 2004; Flory, MIlian,
Lynam,Lenkefed y Clayton 2003), rendimiento académico y abandono temprano de la
escuela (Du Paul et al., 2004); Trementine et al., 2001), asi como el desarrollo de
conductas antisociales y problemas con la ley.

Con la mayoría de los casos , los trastornos de conducta se asocian con
ambientes de crianza desfavorables, fracaso escolar, familias desestructuradas, aspectos
que es necesario tener en cuenta para un abordaje integral y adecuado de los problemas
del menor.

2.- Antecedentes infantiles de los trastornos de conducta

Existen muchas revisiones en la literatura que dan cuenta de la gran estabilidad de los
comportamientos disruptivos de la infancia a la edad adulta 8Loeber y Coie, 2001), y
existen multiples factores que hacen que esto sea así. Entre ellos, hay factores
genéticos, neuroquímicos, ambientales y neuropsicopatológicos que sustentan esa
continuidad de comportamientos antinormativos a lo largo de la vida. Aun así, no todas las
formas de conductas perturbadoras se mantienen igual en el tiempo, sino que existen
factores que permiten predecir en mayor o menor medida la continuidad de los
problemas conductuales. Uno de los ejemplos más claros esta en la edad de inicio de los
trastornos. Se ha comprobado repetidamente, que los trastornos comportamiento de inicio
más temprano tienden a persistir más que los de inicio tardío, y que los trastornos de los
jóvenes en que hay mayor variedad y mayor frecuencia de conductas antisociales
también se asocian con mayor persistencia en la edad adulta (Loeber, 1982).
Una cuestión aun objeto de investigación es que conductas transgresoras de los niños, si
es que existen, constituyen elementos fundamentales o eslabones necesarios para llegar
a constituir un trastorno de conducta. Se sabe que hay distintas trayectorias evolutivas
que pueden desembocar en un trastorno de conducta. Las dos más evidentes y
estudiadas serían aquellas que va del trastorno negativista- desafiante (TND) de la
infancia al trastorno de conducta, y la que transcurre desde el trastorno de déficit de
atención e hiperactividad (TDAH) al trastorno de conducta. En este sentido es también
fundamental la detección precoz de indicadores de trastorno antisocial de la
personalidad, que sería el trastorno de peor pronóstico en la vida adulta como evolución
de un trastorno de conducta.

La secuencia de problemas más comúnmente hipotetizada transcurre desde el
trastorno negativista –desafiante, pasando al trastorno de conducta para llegar al
trastorno antisocial de la personalidad (American Psychiatric Association, 1994). También
se ha demostrado la secuencia TDAH a trastorno de conducta (Gittelman, Mannuzza,
Shenker y Bonagura, 1985), pero dado que el TND y el TDAH con frecuencia aparecen
en comorbilidad se han hecho intentos de diferenciar si es el componente de
hiperactividad o el de oposicionismo el más relevante en la predicción del trastorno del
trastorno de conduct. Los estudios apuntan a que el TND predice mejor el trastorno de
conducta y que el TDAH predice la precocidad en su aparición (Loeber, Green, Keennan y
Lahey, 1995).

3.- Importancia de la detección precoz y diagnóstico de los trastornos de conducta

Alguno de los predictores más importantes de la conducta disruptiva y la delincuencia
están en el propio individuo, como es el caso de la impulsividad o el comportamiento
oposicionista. Otros predictores están en la familia y en el ambiente social (escuela ,
barrio, grupo de iguales, etc.), pero en general hay bastante consenso en que la
acumulación de factores de riesgo aumenta de forma sustancial y exponencial la
posibilidad de aparición de rastornos de comportamiento duraderos. También se ha
demostrado que hay distintos factores de riesgo asociados a distintas edades, de manera
que un meta- análisis muy (Lipsey y Derzon, 1998) se recogen como factores predictores
más importantes en la edad 6 a 11 la comisión de actos delictivos no graves, la
agresividad, el uso de sustancias, el bajo nivel socio económico familiar y padres
antisociales.

Se entienda como se entienda la continuidad de la conducta antisocial, en el
sentido de considerar distintos pesos de la influencia personal y la presencia de factores
de riesgos ambientales, lo que parece ya gozar de un claro consenso es que los
individuos tienen diferente propensión a transgredir y delinquir, que esa propensión tiene
una cierta continuidad a lo largo del tiempo y que además, la posibilidad de la
transgresión deriva de la distinta exposición de los individuos a factores de riesgo
ambiental.

Hasta las predicciones más pesimistas en cuanto a la continuidad de las
conductas disociales dejan un margen a la no continuidad de las conductas disociales
dejan un margen a la continuidad, es decir, a la presencia de un porcentaje de jóvenes
con conductas antinormativas que no derivan en adultos antisociales. Por tanto, entender
de una manera lo más clara posible los elementos que subyacen en esa ruptura de la
continuidad es esencial. También es la detección lo más temprana posible de aquellas
conductas, que sin configurar un trastorno disocial, suponen elementos de riesgo, pues
una vez consolidadas las conductas antinormativas en una constelación sintomática lo
suficientemente grave como para merecer un diagnóstico de trastorno disocial, las
posibilidades de revertir ese trastorno se reducen enormemente.

Un aspecto muy importante a la hora de considerar la evolución de las formas
tempranas de conductas transgresoras a conductas disociales más tardías, es que la
continuidad de estas no solo homotípica ( es decir , una conducta, poe ejemplo
agresividad, se mantiene en el tiempo), sino que es también una continuidad heterótipica
(una conducta disocial con el tiempo se convierte, o se asocia a otro tipo de conducta
disocial). De hecho, se ha demostrado que la mayoría de las comportamientos
transgresores se correlacionan entre sí. A pesar de ello, los análisis factoriales suelen
mostrar que se pueden diferenciar algunos factores, como el comportamiento
oposicionista , la conducta disocial abierta y la conducta disocial encubierta.

Un aspecto poco estudiado en la investigación en psiquiatría infantil y juvenil es la
presencia de indicadores de psicopatía, características psicológicas , más que
comportamentales, que se pueden resumir como frialdad emocional, falta de empatía y
desconsideración e incluso disfrute con el sufrimiento de los demás en los niños y su
relación con el trastorno antisocial en la edad adulta. Los pocos estudios que existen
revelan la posibilidad de diferenciar mediante analisis factorial un factor que podemos
determinar psicopatía (Lahey et at., 1995) y la correlación de las características
psicopáticas en los niños con mayor gravedad de sintomatología antisocial en la
adolescencia.

4.- Diagnóstico CIE-10 y DSM-IV/DSM-IVR
Teniendo en cuenta lo anterior, una evaluación adecuada es un factor importante para
un adecuado diseño de intervención terapéutica. Para que una intervención sea
efectiva, debe ser exquisitamente coordinada, y específica para los problemas prioritarios
del menor en cada momento, para evitar la cronificación y complicación de la
problemática.

El diagnóstico final, psiquiátrico, multifactorial, de un niño o adolescente como
trastorno de conducta, lo debe hacer siempre un clínico. El diagnóstico se basa en
principio, en el cumplimiento de una serie de conductas perturbadoras, durante un
determinado tiempo y con un impacto en el funcionamiento normal.

Pero para hacer el diagnóstico es necesario también realizar un diagnóstico
diferencial, es decir, descartar otras patologías (psiquiátricas u orgánicas) que puedan
justificar, acompañar o aumentar, las conductas alteradas. Jerarquicamene, el trastorno
del comportamiento es inferior a otros trastornos psiquiátricos, al menos en las
Clasificaciones europeas (CIE-10). Es decir, si un adolescente tiene comportamiento
agresivo pero padece de un trastorno psicótico (por ejemplo, una esquizofrenia) en
principio no se le puede diagnosticar de trastorno de conducta. Es verdad que con
frecuencia el trastorno de conducta se solapa con otros trastornos de conducta se solapa
con otros trastornos (se habla entonces de comorbilidad), lo cual es importante determinar
pues tiene importantes implicaciones para el tratamiento. Por ejemplo un adolescente
con un trastorno disocial depresivo(trastorno de conducta añadido a trastorno depresivo)
es más susceptible de un tratamiento con una psicoterapia más introspectiva, mientras
que un adolescente con un trastorno disocial puro, muy agresivo, es más susceptible de
mejorar con terapia cognitivo conductual y quizás con fármacos que atemperan la
agresividad hasta que la psicopatía pueda hacer efecto.

5.- Tipos de trastornos de conducta
Tradicionalmente se han visto los trastornos de conducta desde dos perspectivas
básicas. Una que consideraba la presencia de un déficit interno como nuclear en el
trastorno, y otras en que una adaptación ecológica a circunstancias extraordinarias y
adversas era el eje fundamental de la patología. La primera perspectiva se nutre
fundamentalmente del estudio de adultos con defectos graves en la formación del
carácter (“psicópatas”). La segunda perspectiva se nutre fundamentalmente del estudio
de los jóvenes delincuentes, criados en ambientes “psico-socialmente tóxicos” . Además
de estas dos perspectivas básicas se han considerado muchas otras, incluyendo
explicaciones que tienen en cuenta explicaciones inconscientes a las conductas
antisociales en algunos individuos.

Según los clasificadores internacionales DSM-IV (American Psychiatric
Association, 1994) y CIE -10 (OMS, 1992), se contemplan tres tipos de trastornos del
comportamiento: el trastorno disocial o trastorno de conducta, el trastorno por déficit de
atención e hiperactividad, y el trastorno oposicionismo desafiante, Además, la DSM-IV
considera dos especificaciones para hacer en todos los casos diagnosticados de
trastorno de conducta, por considerar que tienen importantes implicaciones pronosticas y
terapéuticas. La primera la edad de inicio, considerando el inicio anterior (inicio infantil) o
posterior a los 10 años (inicio adolescente). La otra especificación es la severidad,
marcando como leves aquellos casos con un número de criterio escasamente superior al
necesario para el diagnóstico y con escaza repercusión dañina hacia otras personas,
como graves aquellos con importante daño para otros y como moderados aquellos entre
los dos sub grupos anteriores.
Muchas otras especificidades de distintos trastornos del comportamiento se
conocen desde hace tiempo, pero no tienen su reflejo en las clasificaciones ni
instrumentos de evaluación actuales, a pesar de que en muchos casos se conocen los
tipos de mejor o peor pronóstico y los distintos abordajes terapéuticos adecuados para
ellos. Como diremos más adelante, ésta es una de las carencias de los actuales
instrumentos de evaluación que queremos subsanar con el desarrollo del cuestionario
“ESPERI”.

Algunas características estudiadas se comentarán a continuación.
El género es una de las principales. Se sabe que en preadolescentes, los trastornos de
comportamiento son 5 veces más frecuentes en niños que en niñas y que en
adolescentes, los porcentajes se igualan. Una de las explicaciones a tal diferencia es que
quizás los instrumentos de medida tienen más en cuenta síntomas más característicos
de los niños, como la agresividad explícita, qu modos de actuar antisociales, más
típicamente femeninos, como la agresividad encubierta (rumorear, lanzar falsos
testimonios, hacer el vacío, humillar), podrían estar infra-representados entre los criterios
de diagnóstico, llevando a una falsa apreciación del trastorno es muchísimo más
frecuente en niños. Otro aspecto es la presencia de hiperactividad y déficit de atención
(TDAH). Además de que ya todas las clasificaciones lo consideren un subtipo nosológico
con entidad propia, la existencia de un componente de TDAH 3n todo trastorno de
comportamiento, tiene importancia pronostica y condiciona el tratamiento.

Un aspecto con importantes implicaciones para el manejo del caso es el tipo
cognitivo en cuanto a la capacidad empática y de preocupación por los demás, la
disfunción la interpretación de situaciones sociales ambiguas, la capacidad de
arrepentimiento y la autoestima. Una combinación de déficits psicológicos en estas áreas
caracteriza a los llamados por Cleckley (1976) “psicópatas” (término que se ha utilizado
para muchas otras acepciones), que tienen una evolución peor porque resulta
especialmente complicado establece una mínima alianza terapéutica o vínculo desde el
cual trabajar psicoterapéuticamente hacia el cambio.

La diferenciación entre individuos con un trastorno de comportamiento socializado
o no socializado se mantiene en la CIE-10 pero ha desaparecido en la última versión de
la clasificación americana (estaba presente en el DSM-III-R y no en el DSM-IV) y sigue
siendo debatida en cuanto a su relevancia.

“Screening” o cribaje diagnóstico.
El concepto “Screening” hace referencia a una primera evaluación de un sujeto en busca
de indicadores de probabilidad de que padezca un determinado trastorno. Las técnicas
de evaluación son más sencillas que para el diagnóstico, la necesidad de formación de la
persona que las aplica es menor y se pueden administrar de forma colectiva (no como el
diagnóstico, que es un proceso más individualizado, tedioso y con requerimientos de más
tiempo y de mayor especialización en la persona que lo realiza). Los cuestionarios de
screening se aplican desde un momento anterior al diagnóstico, y sirven para una
evaluación primera, para una medida de la importancia del problema y para un
seguimiento de los síntomas a lo largo del tiempo.

Las herramientas de screening son distintas de las de diagnóstico. Sus
características técnicas fundamentales para valorar su calidad son la validez, la
especificidad y la sensibilidad. La validez se refiere a la capacidad de la prueba para
establecer inferencias a partir de las puntuaciones del test sobre los diferentes
constructos que el test evalúa, la especificidad se refiere a la capacidad de la prueba
para detectar como “sanos” a los sujetos que en realidad no tienen el trastorno
(verdaderos negativos) y la sensibilidad se refiere a la capacidad del instrumento para
detectar el mayor número de casos posibles de los que tiene el trastorno (verdaderos
positivos, aún a costa de que incluya como casos algunos falsos positivos).

En el caso de los niños, y especialmente en el de los trastornos de
comportamiento en los niños es imprescindible para la evaluación la información aportada
por más de un informante (niño, padres o profesores). Las personas con trastornos de
conducta tienden a mentir o a ocultar los comportamientos socialmente reprobables, y
los niños tiene a veces dificultades para ubicar temporalmente sus conductas, así como
reconocer o asimilar ciertas conductas con determinadas formulaciones de las mismas
(preguntas). Por ello, el que la información se recoja de más de un informador es un valor
añadido, casi fundamental, para validar dicha información.
Uno de los instrumentos para evaluar los trastornos de comportamiento más
utilizados desde su desarrollo son las escalas de Conners, con varias versiones por
edades, para padres y profesores (Conners Parent- Teacher Rating Scales; Conners,
2000), y las escalas de Achenbach (Child Behaviour Checklist; Achenbach, 1991),que se
ha utilizado de referencia para validar el cuestionario ESPERI.

Antecedentes de los instrumentos de evaluación de los trastornos de
comportamiento.
Ya se ha señalado que las clasificaciones psiquiátricas al uso (DSM-IV y CIE-10)
recogen tres tipos de trastornos del comportamiento.
 Trastorno disocial o de conducta.
 Trastorno oposicionismo desafiante o negativista desafiante.(TND)
 Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)

Además, se recogen como subtipos/ especificidades relevantes:
 Edad de inicio (DSM-IV y CIE-10)
 Socializado / no socializado (CIE-10)
 Restringido al ambiente familiar (CIE-10)
 Severidad (DSM-IV)

5.- Necesidad de una herramienta nueva para el screening de los trastornos de
comportamiento.
En reuniónes de un grupo de expertos de psiquiatría del Niño y del adolescentes, se
estudiaron estas clasificaciones diagnósticas y los instrumentos básicos de screening:
Child Behaviour Checkelist (CBCL, Achenbach, 1991), Conners’ Parent- teacher Rating
Scales(CPTRS,Conners, 2000), Strengths and difficulties Questionnaire (SDQ, Goodman,
1997, 1999) y hare Psychopathy Checklist (Hare 1991).

Las carencias fundamentales que se encontraron , teniendo en como referencia
básico la experiencia clínica de evaluar y tratar chicos y chicas con trastornos de
comportamiento fueron:
1. Falta de un diagnóstico donde la impulsividad sea el núcleo fundamental
problemático.
2. Falta de la consideración de un tipo “psicopático” según la definición de Cleckley
(capacidad empática).
3. Falta de consideración, tanto en los criterios diagnósticos, como en los
instrumentos de screening, de los comportamientos antisociales encubiertos.
4. Falta de diferenciación en los diagnósticos de un tipo pre-delictivo o pre-
conductual.
5. Falta de criterios adecuados de severidad.
A continuación se explican brevemente las razones de las carencias mencionadas:
1. La importancia de detectar en la infancia y adolescencia el componente impulsivo
está por un lado en que el tratamiento se debe centrar en muchas ocasiones en
este síntoma. Existen intervenciones psicológicas específicas para el tratamiento
de la impulsividad (intervenciones cognitivo-conductuales centradas en el control
de la rabia e impulsividad), intervenciones farmacológicas específicas (inhibidores
de la receptación de la serotonina, fármacos anticonvulsivantes), por otro lado hay
un importante grado de consenso en que un alto nivel de impulsividad orienta
hacia tratamientos poco introspectivos, al menos hasta la resolución parcial de la
misma.
2. La presencia de componentes psicopáticos de la personalidad en el sentido de
falta de empatía, incapacidad para sentir culpa o arrepentimiento, frialdad afectiva,
orienta hacai un desarrollo moral muy carencial, y dificulta de manera importante
las intervenciones psicoterapéuticas, por el riesgo alto de ineficacia y por la
posibilidad de instrumentalización o perversión de las mismas.
3. Los comportamientos antisociales encubiertos, que como hemos señalado
anteriormente caracterizan a una parte de las conductas disociales femeninas, se
han olvidado en gran medida en los instrumentos de screening y en los criterios
diagnósticos, lo que lleva al infra-diagnóstico de casos de trastornos de
comportamiento en niñas no acompañados de agresividad explícita.
4. Los capítulos de trastorno disocial del DSM-IV, y menos de la CIE-10, consisten en
un listado de comportamientos antinormativos con escaso énfasis en las
características psicológicas del sujeto. El listado discrimina poco entre casos de
mal pronóstico, por la ubicuidad, frecuencia y cantidad de distintos
comportamientos patológicos y otros que están en una fase inicial de
comportamientos antinormativos, más fácilmente reversibles.
5. Los criterios que incluye el DSM-IV de severidad se limitan a la cantidad de
síntomas presentesy el daño a otras personas, no estableciendo otras diferencias
cualitativas entre los mismos, permitiendo una muy escasa diferenciación entre
casos de mejor o peor pronóstico.

6.- Desarrollo de las especificaciones.

Para asegurar una adecuada validez de contenido, el diseño inicial de los cuestionarios
comenzó con el desarrollo de la matriz de especificaciones de los trastornos de
comportamiento en la infancia y en la adolescencia, tal como aparecen presentados en el
DSM-IV (American Psychiatric Association, 1994) y en la CIE-1 (OMS,1992). Un equipo
de profesionales expertos en psiquiatría infanto-juvenil, desarrollaron las especificaciones,
que fueron las mismas para los cuatro cuestionarios. A partir de la matriz se redactó un
conjunto extenso de elementos (aproximadamente 90 para cada uno de los cuestionarios)
dirigidos a la medida de los diferentes conjuntos de síntomas. Básicamente, los elementos
fueron los mismos, excepto por algunas diferencias relativas a la edad de los sujetos, que
desaconsejaron la inclusión de determinadas conductas, según la edad de los sujetos.

7.- Perfiles psicopatológicos del Cuestionario ESPERI.

En la segunda parte del Manual (Justificación estadística) se presentan con detalle los
factores resultantes del análisis de las respuestas de los cuestionarios ESPERI y que
permiten elaborar los perfiles en términos de los factores del cuestionario y no de
trastornos. Los factores descritos no coinciden exactamente con los trastornos de la
infancia y la adolescencia descritos en el DSM-IV. Puntuaciones altas ponen de relieve
una mayor probabilidad de trastornos, como se ha explicado anteriormente y los sujetos
detectados con estas puntuaciones deberán ser objeto de diagnóstico posterior.
Existen algunas diferencias en los factores de primer orden derivados de los
cuestionarios entre el de 8-11 años y el de 12-17, seguramente debidas a la edad de los
sujetos. Los factores obtenidos como factores de 2º orden, obtenidos a partir de las
correlaciones entre las puntuaciones en los factores de primer orden, son básicamente los
mismos: Conducta antisocial y hiperactividad/ inatención/ impulsividad.
Los factores derivados de los cuestionarios (básicamente coincidentes con los de la
Escala del Profesor) son los siguientes:

Los factores del Cuestionario ESPERI para niños de 8-11 años.

En el cuestionario de 8 a 11 años, puede obtenerse el perfil de los sujetos por medio de
cuatro factores de primero orden ( aunque el oposicionismo-negativismo no surge
directamente del análisis factorial, pero se consideró de interés en esta edad) y dos
macrofactores de segundo orden.
Los factores de primer orden son los siguientes:

- Factor 1 Inatención-Impulsividad- Hiperactividad . Integra los distintos
componentes predictivos del TDAH, que en el cuestionario de 12-17 años se dividan
en dos factores. Sus componentes se definen por medio de conductas similares a las
ya presentadas.
- Factor 2 Disocial. Al igual que en 12-17 años está formado por conductas
exernalizadoras y transgresoras, aunque algo diferentes de las mostradas en edades
superiores. Los sujetos con elevadas puntuaciones pueden evolucionar hacia el
trastorno disocial.
-
- Factor 3. Predisocial. En general, son conductas también observables, que
representan transgresiones algo más leves que las del anterior. Ambos factores
incluyen algunas de las conductas que aparecen como descriptoras de la Psicopatía.
-
- Factor 4. Oposicionismo-Negativismo-Desafiante. Este factor incluye un grupo de
comportamientos desafiantes y desobedientes que exceden los límites de la
normalidad, tanto por su excesiva frecuencia como por la mayor gravedad de las
conductas exhibidas. Sus aspectos esenciales son negativismo, hostilidad,
desobediencia, encolerizarse, hacer cosa que molestan a otros, etc. Aunque comparte
aspectos con el factor disocial, éste último implica mayor gravedad, ya que supone
una violación de los derechos de los demás. En general, suele mostrar elevadas
correlaciones con los otros trastornos.

El análisis factorial de las puntuaciones en los cuatro factores de primer orden, dio lugar a
dos macrofactores de 2º orden, con una interpretación similar:
1. Factor Inatención / Hiperactividad / Impulsividad con Oposicionismo, que incluye
los factores 1 y 4 anteriores.
2. Factor Disocial o Conducta antisocial, que incluye los factores de primer orden
Disocial y Predisocial, dentro de los que aparecían algunos de los ítems de
psicopatía.

Como se verá más adelante en la justificación estadística, las puntuaciones derivadas de
los macrofactores en ambos cuestionarios (8-11 y 12-17 años) muestran elevadas
correlaciones, como es habitual en los trastornos que suelen mostrar importante
comorbilidad (Van Lier, Verhulst, Van der Ende y Crijnen, 2003).

8.- Validez del instrumento.

Estudio piloto:

Para la validación del cuestionario ESPERI se procedió en primer lugar a un
estudio piloto con muestra de sujetos de 8- 11 años de educación primaria con una
muestra de 262 estudiantes de centros educativos públicos.

A partir de los resultados de este estudio, se llevó a cabo en todos los casos un análisis
de conjunto de elementos iniciales, encontrando que el número de factores se adecuaba,
en general a las matrices de especificaciones desarrolladas por los expertos:
impulsividad, inatención, conducta Disocial, conducta Predisocial y psicopatía, no
apareciendo como factor claro el Oposicionismo desafiante. El análisis de elementos y de
la fiabilidad de las escalas permitieron una reducción del número de ítems a entre 60 y
47 elementos para la medida de los factores objetivo en los cuestionarios, según la
versión del cuestionario. Incluyéndose además algunos elementos que evalúan aspectos
de la conducta positivos, que no se utilizan en la puntuación.
Procedimiento:

El cuestionario ESPERI se aplicó de forma colectiva en las diferentes aulas
seleccionadas. La presencia de del equipo en las aplicaciones permitió controlar el
proceso de recogida, cuidándose la clara comprensión de las instrucciones y que los
sujetos respondieran adecuadamente.

Propiedades psicométricas de los cuestionarios.

Un test es un instrumento o procedimiento de evaluación en el que se obtiene una
muestra de la conducta de los sujetos en un dominio especificado.

Posteriormente, esta muestra de conducta, representada en las respuestas es puntuada
por medio de un procedimiento estandarizados, común para todos los sujetos. Los test
deben tener una serie de propiedades que garantizan su adecuación.

Estas normas están recogidas en las estandarizadas normas para las pruebas educativas
y psicológicas. (AERA, APA, NCME, 1999). Las principales propiedades se resumen bajo
las evidencias de validez, Fiabilidad, Análisis de Elementos y Normas de Interpretación.

En la construcción del cuestionario ESPERI se ha seguido dicha normativa.

Para el análisis de la fiabilidad y de los elementos se tomó como referencia la
teoría clásica de los test (Martínez Arias, 1995), evaluando la fiabilidad, como consistencia
interna, por medio del coeficiente Alpha y utilizando en el análisis de elementos su media
y varianza y los índices de discriminación calculados, como la correlación corregida de la
puntuación del ítem con la de la escala o factor.

Como evidencias de validez se utilizaron dos aproximaciones, la evidencia de estructura
interna, por medio de procedimientos de análisis factorial exploratorio, y relaciones con
variables externas, en este caso con los factores similares del CBCL ( Achenbach,
1991), muy utilizados internacionalmente para el diagnóstico de los problemas objetivos
evaluados.

Participantes.
El estudio de validación fue de 1126. De ellos, el 51,3% fueron varones y el 48,7%
mujeres. Los participantes procedían de varias Comunidades Autónomas del Norte,
Centro y Este de España, de centros educativos públicos y privados.

La edad media de los participantes fue de 9 años, con una desviación típica de 1,19 y un
rango de 8-11 años, de educación primaria.

9.- Dimensionalidad y evidencias de validación como estructura interna.

Se llevaron a cabo varios análisis factoriales por el procedimiento de ejes
principales con rotación oblicua (Promax), dada la hipotética correlación esperada entre
los factores.

Los estadísticos previos basados en las matrices de correlaciones entre los elementos
pusieron de relieve la adecuación de los datos para llevar a cabo una reducción de las
dimensionalidad mediante el análisis factorial. El valor del índice de adecuación
muestral de Kaiser- Meyer- Olkin fue de 0,952 (máximo 1) y la prueba de esfericidad de
Bartlett proporcionó un estadístico de 11666,75 (p<.001). Se examinaron soluciones con
2, 3,4, y 5 factores. El test apoyaba una solución de tres factores. De entre las
soluciones exploradas, es también la de tres factores la que mejor se adecuaba a las
dimensiones hipotetizadas, explicando un 34% de la varianza total. Un examen de esta
solución mostraba claras evidencias de los factores siguientes:

 Factor 1 : Inatención –Impulsividad- hiperactividad (13 items)

 Factor2: predisocial (exclusión- agresión) (10 items)

 Factor 3: Disocial (8items).

El problema se encontró con el oposicionismo desafiante, cuyos ítems no mostraron un
factor claro claro, sino que se repartían a lo largo de los restantes factores.

Dada la importancia del trastorno para el diagnóstico en este nivel de edad, se procedió
a mantener sus elementos fuera del análisis factorial y mantenerlos como una escala
separada, tal como se hace en muchos cuestionarios utilizados para el diagnóstico
clínico. Se examinaron las correlaciones entre estos elementos, así como su
consistencia interna, para determinar si se podía establecer como una subescala
separada, útil en el diagnóstico. Todas las correlaciones fueron positivas y
estadísticamente significativas, con valores en general superiores a 0,25. Las
correlaciones elementos –total fueron todas superiores a 0,35 y la consistencia interna fue
de 0,73.

Todos estos indicadores apuntan a la posibilidad de mantener esta subescala como una
escala separada, válida para el diagnóstico.

Los análisis factoriales realizados con los mismos métodos de extracción y de rotación
ya señalados, con los restantes elementos, apuntan ahora a una solución con los
mismos tres factores señalados anteriormente: Inatención- Hiperactivida-Impulsividad,
Predisocial y Disocial, que juntamente representan el 45% de la varianza total.

Estadística de fiabilidad y análisis de elementos

Escala Número Coef. IC 95% Mediana Índices Correl. Error típico
de items Alpha Discrim. Media items de medida

Predisocial 10 0,75 0,72- 0,77 0,44 0,23 1,88

Disocial 8 0,75 0,72- 0,77 0,44 0,27 1,63

Posicionismo 9 0,79 0,72- 0,81 0,48 0,30 1,21

Inatención – 13 0,81 0,80- 0,83 0,46 0,26 3,43
Hiperactividad

Puntuación total 40 0,92 0,91- 0,93 0,47 0,22 5,04

En esta Ten la presente tabla se presenta de forma resumida las principales
características relacionadas con el coeficiente de fiabilidad y análisis de ítems. Los
coeficientes de fiabilidad fueron obtenidos con el Coheficiente Alpha de cronbach. En la
tabla se presentan los resultados para los cuatro factores, los tres procedentes del
análisis factorial y el de Oposicionismo, así como para la puntuación total.

Como puede observarse en la tabla los coeficientes de fiabilidad son muy
elevados, tanto para los factores simples como para la puntuación total, encontrándose
todo ellos por encima de los niveles mínimos recomendados.

Los valores de los índices de discriminación de los ítems son en general muy
elevados, superando en todos los casos el límite convencional de 0,30. En la tabla se
presenta un resumen, que es la mediana de los índices de discriminación del conjunto
de los ítems que componen cada factor.

Establecimiento de niveles de gravedad mediante análisis de conglomerados.

Para el establecimiento de los niveles de gravedad en este grupo de edad se
realizaron análisis de conglomerados de K-medias y posteriormente con el análisis de
conglomerado en dos fases, encontrándose una solución más adecuada. Los resultados
que se presentan a continuación son los procedentes de esta última técnica.

Dadas las diferencias encontradas, se establecieron tipologías para los grupos de
8, 9-10 y 11 años.

Tipología para el grupo de 8 años.

Inatención- Oposicionismo Predisocial Disocial
Hiperactividad

G Media Desv. Media Desv. Media Desv. Media Desv.
Típica Típica Típica típica
Media
1 33,62 7,45 23,22 3,65 15,40 3,08 12,56 1,95

2 39,92 7,63 27,13 6,54 22,53 5,37 17,77 5.07

3 29,14 4,83 18,58 2,72 12,92 1,91 9,42 1,45

4 20,55 3,93 13,53 2,41 10,92 1,14 8,55 0,97

En esta tabla se presentan los centroides de los grupos y las desviaciones típicas de
cada uno de los conglomerados establecidos por el procedimiento de conglomerados en
dos fases.

Puede observarse que los grupos difieren en sus niveles medios en los cuatro
factores. Los grupos podrían clasificarse como:
Grupo 4. Bajo (n=173)
Grupo 3. Leve (n=90)
Grupo 2. Severo (n=13)
Grupo 1. Moderado (n=55)
Se encontraron diferencias estadísticamente significativas (p<01) entre todos los grupos
en los factores Predisocial y Disoscial, no mostrandosé estas diferencias entre los
grupos Moderado y Severo en Inatención –Impulsividad e Hiperactividad y
Oposicionismo.

Tipología para los grupos de 9 -10 años.

Inatención Oposicionismo predisocial Disocial
Impulsividad-
Hiperactividad
Grupo Media Desv. Media Desv. Media Desv. Media Desv.
típica Tipica Tipica Tipica

1 19,69 3,48 12,95 2,13 10,92 1,01 8,33 0,59

2 28,05 4,87 18,41 2,66 12,60 1,75 9,66 1,57

3 39,85 7,78 29,96 5,03 23,35 5,29 19,04 3,87

4 36,02 6,19 23,30 3,45 16,07 2,70 12,57 2,17

En la presente tabla se presentan los centroides de los grupos y las desviaciones
típicas de cada uno de los conglomerados establecidos por el procedimiento de
conglomerados en los dos fases.

Puede observarse que los grupos difieren en sus niveles medios en los cuatro
factores. Los grupos podrían clasificarse como:
Grupo 1. Bajo (n=135)
Grupo 2. Leve (n=272)
Grupo 4. Moderado (n=110)
Grupo 3. Severo (n=34).
Se mostraron diferencias estadísticamente significativas entre los cuatro grupos de
severidad en todos los factores, exepto en Inatención- Hiperactividad entre los grupos
Moderados (4) y Severo (3).
Tipología para el grupo de 11 años.

Inatencion Oposicionismo Predisocial Disocial
Hiperactividad

G Media Desv. Media Desv. Media Desv. Media Desv.
Típica Típica Típica Típica

1 37,08 6,28 27,43 4,27 22,67 3,71 20,52 3,48

2 37,43 4,84 24,06 2,50 17,22 2,89 14,19 -1,89

3 30,84 4,71 20,17 2,45 14,61 2,38 10,43 1,60

4 22,29 3,75 15,12 2,25 12,09 1,76 9,07 1,16

En esta tabla se presentan los centroides de los grupos y las desviaciones
típicas de cada uno de los conglomerados establecidos por los procedimientos de
conglomerados en dos fases.
Puede observarse que los grupos difieren en sus niveles medios en los cuatro factores.
Los grupos podrían clasificarse como:
Grupo 4. Bajo (n=94).
Grupo 3.Leve (n=75).
Grupo 2, Moderado (n=37).
Grupo 1.Severado (n=20).
En esta se encontraron diferencias estadísticamente significativas (p<01) entre
todos los grupos en la mayor parte de los factores, excepto en intención /Impulsividad/
Hiperactividad entre los grupos severos y moderado.

10.- Normas de Corrección

Del total de los elementos del cuestionario, solamente 40 intervienen en la obtención
de las puntuaciones en los factores y en las puntuaciones total.
A partir de estos cuarenta elementos pueden obtenerse puntuaciones en cada uno de
los tres factores derivados del análisis factorial y del factor de Oposicionismo.
Además puede obtenerse una puntuación total. La justificación del uso de la puntuación
que el sujeto ha dado (del 1 al 5) en cada uno de los ítems que los componen, tal como
se indica a continuación.

Inatención- Impulsividad- Hiperactividad (IIH) (13 elementos)
La puntuación directa total se obtiene sumando las puntuaciones de los 13
elementos que componen la escala:
4+ 6 + 9 + 13 + 14 + 16 + 19 + 22 +25 + 28 + 32 + 34 +44.

Oposicionismo Desafiante (OD) (10elementos).
La puntuación directa total se obtiene sumando las puntuaciones de los 10
elementos que como en la escala:
1 + 3 + 7 + 15 + 18 + 20 + 23 + 31 + 36 + 37

Predisocial (PD) (9 elementos)
La puntuación directa total se obtiene sumando las puntuaciones de los 9
elementos que componen la escala:
2 + 17 + 33 + 38 + 39 +41 +42 + 43 + 45

Disocial (DI) (10 elementos)
La puntuación directa total se obtiene sumando las puntuaciones de los 10 ítems
que componen la escala:
5 + 10 + 11 + 12 + 26 +27 + 29 + 30 +35 + 40

Puntuación total:

Puede calcularse una puntuación total sumando las respuestas de los 42 elementos
anteriores o más fácilmente sumando las puntuaciones totales de los 4 factores:
Inatención /Impulsividad/ Hiperactividad + Oposicionismo + Predisocial + Disocial.

11- Normas de interpretación
Para la interpretación de las puntuaciones deben consultarse las tablas de rangos
percentiles, que se presentan al final de este apartado. Se presentan tablas con dichos
rangos para los 4 factores primarios y para la puntuación total.

Como se ha señalado en la metodología, las tipologías explicadas anteriormente que
clasifican a los sujetos por niveles de gravedad, nos llevaron a establecer una
clasificaciones tentativas de los sujetos basadas en la puntuación total con la que se
establecen unos puntos de corte. Pueden consultarse en la obra mencionada.

A continuación se presentan los rangos percentiles para los diferentes niveles de
edad, agrupando los sujetos de 9- 10 años por no mostrar entre ellos diferencias
estadísticamente significativas en ninguno de los factores. En cada una de las edades
se presentan las tablas por separado para niños y niñas, dada la presencia de
diferencias estadísticamente significativas.

Es conveniente considerar como casos en riesgo de los trastornos a los sujetos
que se encuentran por encima del Percentil 85 en los diversos factores, especialmente
en la puntuación total.
Instrumento validado.
FACULTAD DE EDUCACIÓN
Programa Académico de Maestría Educación para
Docentes la Región Callao.

ESPERI
CUESTIONARIO PARA LA DETECCIÓN DE LOS TRASTORNOS DEL
COMPORTAMIENTO EN NIÑO DE 8-11 AÑOS.

APELLIDOS
NOMBRES
I.E. N°

Edad

Hombre

Sexo Mujer

INSTRUCCIONES GENERALES PARA LA APLICACIÓN DE LA PRUEBA

A continuación vas a encontrar una serie de afirmaciones que debes valorar según el
siguiente criterio:

1 2 3 4 5
nunca Muy pocas Algunas veces Bastantes veces siempre
veces
 Salvo la última pregunta que se valora de 0 a 10.
 Las respuestas no hay que pensarlas demasiado.
 Para realizar esta prueba no hay un tiempo determinado.

Autora de la validación del instrumento en el Callao-Perú. Prof. Flora Baca Pacheco.

1 2 3 4 5
Recuerda que: nunca Muy pocas Algunas Bastantes siempre
veces veces veces
1 Soy desobediente.

2 He robado cosas en el colegio o en algún otro lugar.

3 Soy peleandero/a.

4 Me muevo mucho, soy revoltoso/a.

5 Utilizo mi fuerza para pegar a otros niños/as.

6 Hago las cosas sin pensar antes.

7 Me gusta llevar lo contrario.

8 Tengo amigos/as que me ayudan.

9 Me canso enseguida de hacer lo mismo.

10 Me burlo de otras personas.

11 Invento cosas de otras personas para hacerles daño.

12 He hecho daño a otros niños/as o animales.

13 Interrumpo cuando hablan otras personas.

14 Me tropiezo con las cosas.

15 Me enfado cuando no me dejan hacer algo.

16 Me cuesta esperar en las filas.

17 Rompo juguetes o material escolar.

18 Me cuesta cumplir las reglas.

19 Me levanto de la carpeta cuando debería estar sentado.

20 Los demás tienen la culpa de mis problemas.

21 Caigo bien a los compañeros/as.

22 Me dicen que no escucho.

23 Me peleo con otros niños /as.

24 Me siento incómodo cuando hago algo mal.

25 Pierdo el control y grito.

26 Hago bromas pesadas con mi grupo.

27 Me gusta molestar a los otros niños/as.

28 Pierdo cosas.
29 Amenazo a otros niños/as.

30 Me gusta prender fuego a las cosas.

31 Me enfado.

32 Me cuesta concentrarme, me distraigo.

33 Me burlo de los problemas de los demás.

34 Me cuesta esperar.

35 Falto a clases o me escapo del aula sin permiso.

36 Estoy de mal humor.

37 Contesto mal a mis padres o profesores.

38 Hablo con los compañeros/as. Y juego durante las clases.

39 Me gusta decir palabrotas o lisuras.

40 Algunos compañeros/as son débiles y hay que molestarles.

41 Insulto a mis padres o profesores/as.

42 Mis amigos/as son los que peor se portan de la clase.

43 Hago trampas y miento.

44 Soy desordenado/a.

45 He obligado a algún otro niño/a a hacer cosas que no quería.

46 Me siento mal si alguien llora por mi culpa.

47 Ayudo a los compañeros /as.

0=NADASINCERO y 10= MUY SINCERO 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
48. He respondido a estas preguntas
sinceramente

Gracias por tu colaboración.